Bello estanque en plena ladera,
fecundo suelo colmado de verdor,
niños de agua que bajan sin escalera,
para sus clavados y panzazos !qué dolor!.

Unos vienen de Lirioguencha y Quihuillán,
otros de Umpay, Fragua, Jupash y Jircán,
también de Shulu, Cruz del Olvido y Mishay
en un concierto de saludos ¡HOLA SHAY!.

Pequeño mundo con olor a enredadera,
de pitada en pitada tiemblo de emoción.
Te hicieron de piedra en plena pradera
para poderte llevar en el corazón.

Con las manos arriba y el pecho erguido
una zambullida con aletas de fantasía,
era en silencio nuestro mejor pedido
cual dulces huaynitos de febril melodía.

Algunos nadan mariposa y el perrito,
uno que otro vivo se hace el muertito.
Todos lucen su tierna piel de gallina,
con mil castañeteos sin mandolina.

Sueños de anisado, limón y chancaca,
siento la oculta mirada de tu guardián;
canta ronco el agorero paca paca
y cien pies en calzoncillo corren a Ninán.

Pocita encantada que a lo largo del día,
nos regalabas auroras y tardes de carmín,
eres cuento de duendes y grácil poesía
que pintas de azul el cielo sin fin.

Pienso en ti y me tuerce el llanto,
tenerte tan lejano por culpa del destino.
Tal vez no supiera que te amo tanto
si no nos alejara tan largo camino.

En este mágico otoño cuajado de luceros,
mil imágenes fugaces rondan mi sueño
y tu historia de pequeños romanceros,
deliran con leyendas y mitos de ensueño.

!Chivis!, musa esmeralda de mi cantar,
numen de mil encantos para recordar
con sinfonías que modulan la tarde
cual !pulchaj! que en el pecho arde.
(Argentina – 2002)

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