Tierra bendita: Corazón amigo,
en las mañanas, sembrando trigo,
por las tardes, buscando abrigo
ya en las noches, sueño contigo.
Caranca: Mil latidos en concierto,
todo es belleza, a cielo abierto;
el albo Huayhuash, abre su puerta,
al mítico Chiquián, que está de fiesta.
Huancar: Umbral de verde estampa,
con sus ojos de piedra, mira la pampa;
cien eucaliptos, besan el cielo,
el cóndor pasa en raudo vuelo.
Parientana: Olor a frescura;
maestros y alumnos, destilan cultura,
el Yerupajá le sonríe risueño,
con su velo blanco, de fe y ensueño.
Chicchó: Arbolito de manzana,
canta un huínchus por la mañana;
un tierno shulaco rampando
y dos banderilleros apuntando.
Jaracoto: Trina el pichuichanca;
cien chiuchis cantando izan la bandera;
es muy hermosa nuestra rojiblanca,
que flamea contenta, en plena ladera.
Capillapunta: Fiel centinela.
Altar glorioso, cruz de madera;
alumbra el sol, no una vela,
desde la cumbre hasta la pradera.
Umpay Cuta: Maíz maduro;
el gran bandolero saluda al turista;
con su caballo, pisando seguro
y su sonrisa que a todos gusta.
Lirioguencha: Estadio moderno,
con su verde gramado tierno.
Unos miran desde las tribunas
otros sin boleto, desde las alturas.
Cochapata: Huarastucoj y nunatoro,
con roncadora de pellejo de perro;
brotan del píncullo melodías de oro
desde las faldas, hasta aquel cerro.
Putu: Magia y hermosura;
el agua cae desde gran altura,
sonriendo dulce, cristalina y pura,
regando contenta, la tierra dura.
Oropuquio: Cuna del Sport Cahuide
caminitos estrechos que nadie los mide;
Chinguirito y arpa, todos imploran,
callecitas empedradas, los tacos lloran.
San Juan Cruz: Tributo a Dios;
los arrieros suben lentos y jadeantes,
besan el madero y dicen ! adiós ¡,
cerro bendito, de mil caminantes.
Mishay: Culto al Divino Maestro,
que hace del alumno, un hombre diestro;
pródiga cantera de sabiduría andina,
que brinda cultura, a la estudiantina.
Puente Cantucho: Cálido hospicio,
para el caminante y el arriero misio;
Cuspón y Roca, besan tu suelo
y calman su sed en el arroyuelo.
Tulpajapana: Bordeando el Cementerio.
Lugar sagrado, lleno de misterio;
sobre sus entrañas la Gruta florece,
a su alrededor todo reverdece.
Cruz del Olvido: Triste destino;
oración y banda, funeral andino,
paso obligado al Camposanto,
camino de espinas del que quiso tanto.
El coso: Penal de inocentes prisioneros.
Reses, caballos y burros dañeros
cumplen tristes una cruel condena,
por saciar su hambre en chacra ajena.
Jircán: Tardes de fútbol y de toros,
bailan huaynitos los caballos moros.
bajo tus palincas un choborra canta;
Huerto de Judas de Semana Santa.
Tranca: Pencas y arbustos, todo en uno,
escoltan el gallardo paso al 351;
camino de herradura a Ninán y Cununa
entre tramo y tramo me como una tuna.
Chivis: Bosque encantado;
mil zambullidas y un clavado,
entre pitadas sin humo y anisados,
niños de estanque tiritan asustados.
Shapash: Sacuaras y tibio baño;
no hay duchas, saunas, ni caño;
se baja en picada toda la pendiente,
con agua corriente se baña la gente.
Aynín: Río de magia y encanto,
muchas truchas, ondinas no tanto;
niños excursionistas en sus riberas,
con sus maestros de clases primeras.
Chinchupuquio: Huerto florido,
donde el padre sol se queda dormido;
sabrosas manzanas y melocotones,
gigantes llacones para los glotones.
Quihuillán: Homenaje a Bolognesi.
Tiernos amores de encanto y frenesí
tras una promesa, triste despedida;
una blanca paloma resulta herida.
Usgor: Aguas que caen rimando,
siete hichic-qulgos están llorando,
diez trovadores componen versos,
para sus musas de rostros tersos.
Uyu: Sembríos esmeraldas y aguacero
chacras, alfalfares, yuntas y arados
llegan los gañanes junto al lucero
con su santa semilla y sus cayados.
Conchuyaco: "Señor del camino",
siempre cuidando el destino,
de los choferes y pasajeros,
del jornalero y los arrieros.
Fragua: Mirador ecológico,
lugar ideal para un zoológico;
flores silvestres y pájaros canoros,
despiertan el alma con trinos sonoros.
Jupash: El agua lava y tropieza,
con pencas y mazos de gran rudeza
formando un concierto de alba limpieza
fregando mugre de pieza a pieza.
Yarush: Barquitos de maguey,
sueños de marineros que no morirán;
sus puentes lloran cuando pasa un buey,
desde Umpay Cuta, hasta Maraurán.
Shulu: Mini safari urbano,
todos acuden temprano,
los tarapaqueños atrapan tinyacos,
y los aliancistas cazan shulacos.
Agocalle: Venecia Chiquiana,
con zancos andando no pareces enana,
los calzoncillos lloran con el chapuzón
de los que naufragan como Alonso Pinzón.
Y así: Sunoc, Tanaz, Cushish, Quinchayoc, Capulipata
Purampún, Yucyushtana, Cascas, Común, Calapata,
Macpún, Huanturma, Chipiaj, Paucaracra, Chaclapata
Raquinapampa, Unsucocha, Huayalpampa y Racrán,
mientras los tengamos presente, !F L O R E C E R Á N!.
(Chiquián – 1995)
Nalo Alvarado Balarezo (nalitoalvarado@hotmail.com)
19 de octubre del 2005
Otros relatos y poemas mandados por Nalo Alvarado Balarezo:
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Sobre el autor:
Nalo Alvarado Balarezo (Armando Arnaldo Alvarado Balarezo) nació el 15 de junio de 1951 en Barranca (LIMA - PERÚ). Sus estudios primarios y secundarios los realizó en Chiquián un pintoresco pueblo de la sierra de Ancash, donde alimentó su sentimiento telúrico.
Es Oficial de Policía jubilado con beneficios de general. En 1985 egresó de la facultad de derecho y ciencias políticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y actualmente estudia en la Escuela de Escritura Creativa del Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú, bajo la conducción de los afamados escritores peruanos Alonso Cueto e Iván Thays.
Escribe cuentos, crónicas, pensamientos y poemas andinos desde sus años juveniles, que comparte con sus coterráneos a través de cartas a las que denomina: "HOLA SHAY" (Hola amigo).
Sus mayores deseos son crecer como ser humano y que todo el mundo conozca sobre las bondades naturales del Perú profundo. Sueño tantas veces acariciado por José María Arguedas.