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Artículos o escritos interesantes: ¿Qué pasa en Argentina?

Aunque la mayoría de los españoles no tenemos acciones de las grandes empresas españolas afincadas en Argentina y nuestros ahorros (si es que existen) no van a sufrir si al país hermano le va bien o mal la economía, la verdad es que a la mayoría de nosotros la difícil situación económica por la que está atravesando nos causa una mezcla de extrañeza y solidaridad.

Vaya por delante que con estas líneas no quiero decir "Miren señores, aprendan de nosotros" porque no hay que perder de vista que somos el antepenúltimo en renta per capita de la Unión Europea y que en productividad, en eficiencia y en nivel de vida nos da veinte vueltas cualquier país centroeuropeo.

Cuando me refería arriba a extrañeza quería decir que, a primera vista, Argentina es un país rico, con ingentes recursos naturales y un potente capital humano y, sin embargo, su renta per capita cada vez está más alejada de la media de los países de la OCDE. Y es raro. Cuando me refería a solidaridad, reflejaba ese sentimiento tan común en la gente en España de desearle lo mejor a nuestros hermanos argentinos y nuestra disposición a echarles una mano en lo que sea posible.

¿Entonces cuáles son las causas de ese ahogo económico permanente que sufren?
A riesgo de hacer una análisis simplista, desde la distancia se pueden destacar varias de ellas:

a) la desastrosa gestión económica de los sucesivos gobiernos que, en tono más o menos populista, han permitido que en la Administración y en las antes numerosas empresas públicas reinara la ineficiencia. En Argentina todavía tienen pendiente la "reconversión industrial" que se hizo aquí en los años 80 y que, a grandes rasgos, consistió en cerrar las empresas que vivían de las subvenciones públicas, aún despidiendo a miles de trabajadores. El mismo plan de ajuste que hace diez años sacó a Iberia del pozo de la insolvencia para convertirla en una de las pocas empresas aéreas que capean airosamente la actual crisis del transporte aéreo (por ejemplo, las compañías de bandera de Suiza y Bélgica han suspendido pagos), ha sido imposible aplicarlo a Aerolíneas Argentinas: implicaba despidos y aumento de productividad.

b) el recurso constante al fácil endeudamiento en vez de a la presión fiscal. Esto todavía se ve en los ayuntamientos españoles que cuando necesitan financiación en vez de subir los impuestos sobre la vivienda y las tasas por los servicios prestados, piden un préstamo y... bueno... el que venga detrás que achuche. Ahora resulta que tienen un nivel de endeudamiento del 120% del PIB, más del doble que España y el servicio de la deuda pública, el pago de los intereses, supone para el país casi el 40% del presupuesto del Estado (en España, el 7%).

c) la inexistencia de un tejido industrial consistente. Para hacernos una idea, si la industria española es débil frente a la industria francesa, la industria argentina es débil comparada con la española. En España sabemos bien que la oligarquía agraria difícilmente se embarca en proyectos industriales a largo plazo y, salvo en algunas zonas de Cataluña y el País Vasco, históricamente el capital se ha dedicado a usos especulativos o, simplemente, a ser invertido en otras zonas donde procurara rentabilidad más rápidamente. La existencia de recursos naturales per se no garantiza el éxito económico de un país; es necesaria una industria que los transforme y, sobre todo, redes de comercialización eficientes. Como ejemplo, tal vez sirva el caso del aceite de oliva español que antes era comprado a granel por empresas italianas y vendido con marcas de aquél país y que ahora empieza a hacerse un hueco en el mercado a base de un producto natural de excelente calidad y una transformación/envasado propio y la apertura costosa y lenta de redes de comercialización propias; esto mismo está todavía pendiente de hacer con la carne o con el vino argentinos.

d) es difícil escribir esto con lo mucho que se ha dicho y escrito sobre los argentinos pero, a fin de cuentas, ni el nivel cultural que existe en el país en tan alto, ni el grado de honestidad social es siquiera aceptable. Por ejemplo, el nivel de economía sumergida en Alemania se calcula en un 10% del PIB, en España el 20% y en Argentina del 55%. Un país que no paga impuestos difícilmente puede salir adelante. Las últimas medidas gubernamentales consistentes en la bancarización del país, tienden a hacer aflorar una parte de ese dinero negro. La inmensa mayoría de los argentinos cobra a fin de mes en un sobre lleno (más o menos) de billetes y paga en efectivo, lo que facilita la elusión fiscal; apenas se usan las tarjetas de crédito/débito. Falta mucha honradez.

¿Y España puede hacer algo en para ayudarles?

Puede hacer algo pero sin perder de vista que no somos ninguna potencia y que no vayamos, por algún delirio de grandeza y/o soberbia, a pensar que "eso lo resolvemos en un plis plas con unos milloncillos". Aunque en dificultades, la economía Argentina es muy grande para las posibilidades de España. A la economía Argentina, a los argentinos, se le puede ayudar desde España de dos formas:
a) dando apoyo institucional y promoviendo en los organismos internacionales fórmulas de ayuda económica, que esto ya se está haciendo.
b) abriendo los mercados españoles a los productos argentinos. Como el comercio exterior español está sujeto a las normas arancelarias de la Unión Europea, habría que instrumentar fórmulas para poder hacer préstamos con interés negativo para las exportaciones a España, es decir, subvencionar algunas de sus exportaciones hacia nuestro país.

No podemos olvidar que fue Argentina el único país del mundo que ignoró el bloqueo internacional a que España estaba sujeta y nos vendió el trigo que impidió una catástrofe humanitaria, las hambrunas en que hubieran derivado las sequías de 1947 y 48.

Por último, junto al deseo de que su situación económica mejore, la esperanza de que los propios argentinos se hagan de una vez conscientes de que sólo su propio esfuerzo individual y colectivo les va permitir salir adelante porque la mejor ayuda es la que se presta uno mismo.

 Mauricio Luque
www.lukor.com


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