Ya no queda nada
Recuerdo las montañas,
los pájaros trinando por las mañanas,
el murmullo del viento,
los árboles en movimiento.
Recuerdo las montañas,
el frescor de las mañanas,
las plantas rociándose,
las flores desplegándose.
Recuerdo las montañas,
el olor de las mañanas,
la vida manando de sus entrañas,
como un mar de arañas.
Ansio revivir esas mañanas,
volver a mis montañas,
convertidas en la nada,
pues ya no queda nada.
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