La realidad y un relato prehistórico
El sillón se ha deteriorado por el paso del tiempo y nada puedo hacer para cambiar los vestigios de un pasado que queremos redituar para que se imponga en un presente con la fuerza y el vigor que da la existencia.
Así las multitudes esperan en sus moradas la llegada de algo que los haga soñar nuevamente para poder tener deseos en un futuro que se hace cada día más difícil de sobrellevar. Las certezas son un capricho que no está en las manos de ningún mortal y pese a sus esfuerzos cotidianos, todo lo que llegue será designio de Dios.
Las virtudes nos llevaron a ser lo que somos en el presente y ellas mas allá de sus circunstancias serán también las que nos depositaran en un destino mejor.
Observo por mi ventana como una corriente de aire frio nos trae la paz ,ante un calor que nos sometió por tantos días, y que a pesar de no llegar el otoño, es un aliciente para refrescar las ideas y meditar con un poco mas de profundidad en lo que está por arribar a nuestras vidas.
Cuando las tristezas afloran llenas de ese sentimiento puro y autentico no se puede decir que exteriorizar ese estado emocional sea para mal, ya que muchos lloran por la felicidad encontrada en su camino.
Se puede temblar y sollozar como un tierno infante cuando suceden hechos que levantan la autoestima de cada una de las personas que habitan un lugar, porque un ser sin sentimientos en su corazón es poco menos que la esperanza de un objeto arrumbado en un costado de nuestra morada.
Hoy la marcha agitada lleva todo a una vorágine desbocada por la desidia y la maldad, y ante la impiadosa ferocidad del mundo conocido, me obligan a navegar por escenarios más bellos de concebir donde fluya mas lo espiritual y hermoso de los reinos, porque se necesita insuflar mas belleza en la vida terrenal.
Quiero dejar atrás la agitación de las masas, el olor nauseabundo y execrable del medio ambiente y volcarme a ese vuelo angelical del ruiseñor que busca llenar las conciencias en una paz celestial que nos haga soñar con un futuro más halagüeño.
Relato prehistórico
Hace 1,6 millones de años un animal se desplazaba por una zona donde el matorral, el pastizal, los bosques tropicales o de coníferas le daban un escenario esplendido para acechar a sus presas más deseadas. Bisontes, camellos, perezosos gigantes, mamuts y luego el precario hombre serian el alimento mas añorado de encontrar.
Smilodon o tigre dientes de sable vivía en las grandes planicies que existían tanto en Norteamérica como en Sudamérica. El tigre dientes de sable es un animal fascinante que permanece en el imaginario colectivo como símbolo del cazador invencible feroz peligroso... Los primeros fósiles de este grupo aparecen hace unos 14 millones de años y las últimas especies se extinguieron hace tan sólo 11.000 años.
Hacía mucho tiempo que el hombre y su familia permanecían encerrados en esa cueva húmeda y profunda en una gruta olvidada más allá de las planicies. No se animaba a salir porque sabía que estando adentro podría sobrevivir a esa bestia tremenda y sanguinaria que vivía en los llanos, donde la vegetación era exuberante y los frutos estaban al alcance de sus manos.
Era pasar hambre y sed pero seguir existiendo, o saciar el hambre y otras necesidades que tenia, pero debería quedar expuesto a la posible muerte si se encontraba con la feroz bestia. Había tenido la oportunidad de ver como en el pasado y estando en un grupo de cazadores como este ser había desgarrado y causado heridas muy profundas hasta romperles el espinazo a muchos compañeros de su clan. Todos habían muerto por desangramiento y luego destrozados por sus enormes colmillos y garras del infierno.
En la cueva ya no había más nada para comer, ni hongos, ni lombrices escarbadas del suelo seco, tampoco quedaba agua y el dolor del estomago era un grito desgarrador que penetraba en las entrañas y no lo dejaba respirar.
Para colmo de males su compañera había tenido un niño y este padecía el horror de no tener a una madre que le pudiera dar leche materna ya que por la falta de alimentos su cuerpo se estaba secando en vida y la muerte los arrinconaba en un destino cruel y sin salida.
El león africano es el depredador más letal del presente. Mide 2, 70 metros y pesa hasta 180 kg, es el actual rey de la selva ya que intimida con su sola presencia. El tigre dientes de sable podía llegar a pesar hasta 340 kg, casi el doble que un león actual.
Era un época de hielo y muerte donde abundaban bestias enormes y feroces que vivían peleando para sobrevivir.
El hombre tenía oportunidades con los osos bulldog que al pararse median más de 3, 5 metros de altura, e incluso con las jaurías de perros asesinos, pero no ante un animal con dientes de 17 cm afilados como la daga mas fatal y que además poseía un peso inmenso y que cuando se arrojaba sobre los cuerpos de las presas, las aplastaba por su gran tamaño y vigor.
Volviendo a nuestra historia del periodo del hielo y hace muchos miles de años, el cavernícola comprendió en su apocada mollera que debía salir de la cueva y buscar alimentos para su familia. Debía hacerlo porque su familia estaba pereciendo y ya no le quedaba mucho por hacer,
Tomo entre sus temblorosas manos una lanza con su punta de piedra y preso de una fatiga angustiante ocasionada por el miedo, emergió de la cueva con esa actitud temerosa que tienen todos aquellos que saben que la vida podría acabar en cualquier momento.
Más allá de su morada estaba la verdad de lo que el futuro le podía deparar. Trataría de llegar a la planicie y conseguir lo que el necesitaba para que sobreviviera su familia.
La incertidumbre lo acompañaría como cada vez que tuvo que despertar a un nuevo amanecer en ese mundo cruel e inhóspito donde existían increíbles paisajes de magníficos arboles con frutos de ensueño, pero a la vez acechaban los enemigos más peligrosos.
Una era peligrosa donde solo podían existir los más aptos para la vida.
Por fin pudo y con mucho esfuerzo arribar a esa magnífica planicie de esplendidas flores y exuberantes arboledas que llevaban entre sus copas el alimento más deseado. Lleno con ellos una improvisada bolsa del cuero de un pequeño animal herbívoro que había cazado hacía mucho tiempo cuando aún vivía en un clan que ya no existía más.
En forma presurosa pero muy cuidadosa a la vez, regreso a esa cueva donde le esperaban ansiosos su querida familia.
Pd:
Parece una insignificancia, pero todas las vicisitudes que atravesó este ser prehistórico, sentaron un precedente muy importante en ese pasado. Pese a tener más que perder que ganar, el amor por su familia había obligado a enfrentar como nunca el peligro existente mas allá de la cueva y comprendió que la vida estaba afuera de su morada.
Así la evolución realizo una tarea que hasta el día de hoy se sigue cumpliendo. El hombre nunca se da por vencido ante las terribles dificultades que le puede presentar un determinado sistema. La lucha persiste en el camino que se va encontrando a través del tiempo que es inexorable y que todo lo transforma.
El cambio es necesario y las sociedades están en una permanente evolución.
Si el hombre del pasado, casi sin ninguna herramienta tecnológica posible, y menos del alcance de una Fe que desconocía pudo hacerlo, quien puede decir en el presente que esta triste realidad socio económica no puede ser modificada.
En el pasado hubo bestias feroces y sin piedad, climas helados en eras milenarias, terremotos, inundaciones y sequias catastróficas que desolaron y minaron las fuerzas de nuestros antecesores, pero la vida no se termino y los tiempos cambiaron para mejorar al mundo.
Por eso la Esperanza y la Fe duermen en mi conciencia soñando con el resurgimiento de una nueva y bendita tierra donde la paz y el amor nos marquen el verdadero camino para obtener la felicidad que todos esperamos.