Resabios de fin de año
Al tocar las campanas del nuevo día, sali con mi copa de sidra a la puerta de mi casa para escuchar los festejos de un año que comienza.
Tuve una sensación nueva, diferente a la de todos los años anteriores. Tal vez haya sido por estar con vida después de un año tan nefasto a los sentimientos más puros y sagrados que pueda atesorar un ser humano.
Un año más, y con ello más sabio a los decibeles que establece el transcurso de una existencia dura y difícil. Las horas se hacen lentas y luego los días para llevarse las semanas y los meses que fueron pasando para terminar el año.
No escuche muchos fuegos artificiales ni pirotecnia en ese momento tan especial, y pensé que tal vez fuera por el excesivo costo de los materiales, pero también elucubre que es porque fue una época donde muchos familiares y amigos se perdieron y se fueron para no regresar.
El virus cambio nuestro estilo de vida, y nos hizo crecer de golpe como cuando pasamos de niños a adolescentes, y luego a jóvenes y adultos.
En un mundo lleno de festejos, observe un silencio más palpable en mis sentidos que sentían abrazar el amor en Cristo y que solo me importaba lo espiritual. Fue como romper el cascaron de la desidia y apatía para entrar al verdadero reino de la vida eterna.
Ojala no sea solo una visión de un mero espejismo y sea una realidad que transforme la forma de concebir la vida donde la mente y el corazón nos den la paz que todos necesitamos.
Deseo un año mejor para todos para que podamos ser felices para siempre.