El mal se paga siempre
Fue un ser miserable
en la vida terrenal
no quería a nadie
más que a su propia vanidad
Una soberbia desmedida
poblaban sus sentidos
ausentes de razones
para ofrecer al prójimo
No tuvo nunca piedad
por el pobre despojado
al que eternamente castigaba
con su orgullo altanero
Sus lujos sin privaciones
llegaron a su fin
y hoy su condena
por fin se ha cumplido
En el averno grita
su más inmenso dolor
cuando las llamas perpetúas
queman su alma eterna
Jamás quiso cambiar
a un destino diferente
y hoy sus pesadas cadenas
son el constante presente
Nadie se puede salvar
sin forjar el amor
solo tendrá lo que merece
por su largo trajinar
Todo acto de bien
es un merito conseguido
que a la hora del juicio final
nos bendecirá para siempre
Pd: Todos tenemos la posibilidad de alcanzar el paraíso del Creador. En cada uno de nosotros esta la opción de elegir el camino que queremos transitar.