Un sueño hecho realidad
“Muchas veces lo que más deseamos está más cerca de lo que imaginamos”.
La niña siendo muy pequeña fue abandonada en un orfanatorio. Sus padres eran muy pobres y no estaban en condiciones de poder mantenerla ya que estaban en la calle porque no tenían donde vivir.
Su única abuela con una pequeña pensión se hizo cargo de ella y la llevo a su humilde casa donde le dio todo su amor, aunque apenas si le podía brindar el sustento diario, debido a que todo era muy caro y ella además de lo que recibía por haber trabajado casi 40 años en el estado, no era mucho. Para ayudar a sus demasiadas necesidades vendía frutas y verduras en un puestito tan pequeño como esa ilusión que tienen los niños marginados y apartados de los caminos de Dios.
La pequeña fue creciendo y a medida que paso el tiempo su vida se hizo más dura ya que su abuela no era tan fuerte como antes, y apenas si sobrevivía a las inclemencias que siempre padece aquel que no tiene un buen trabajo.
A pesar de todo la joven adolescente, gracias a su esfuerzo había terminado el primario y estaba cursando el secundario. El estado le había proporcionado una notebook y un celular para que pudiera estudiar. Lo que el estado nunca imagino era que ella no contaba con el internet para prepararse y que los exámenes finales le insumían muchas horas por día. Además el frio en ese lugar era tan horripilante que no la dejaban pensar.
Cuando el ser humano tiene a Dios en el corazón, este jamás las abandona y a través de la providencia de la gracia divina, “Las ayuda”. “Todo aquel que crea en El, jamás será olvidado”. Haría de ella el milagro que tanto necesitaba para ser feliz.
La joven pensó en estudiar en una biblioteca, pero en poco tiempo se dio cuenta que allí a pesar de ser un lugar cálido, no poseía “el internet”, la velocidad que se requería para poder lograr terminar cada ardua tarea que se le presentaba.
Intuía que si quería estudiar en una preparatoria para luego pasar a una Universidad, debería tener calificaciones sobresalientes ya que las becas solo son pocas y se dan a los que presentan excelentes promedios.
Luego de tanto trajinar y de mucho pensar, la luz de la sabiduría entro en su corazón e ilumino su mente. Había encontrado un sitio donde estudiar era posible. Allí era factible debido a que en ese lugar a ciertas horas del día había poca gente, porque dicho comercio estaba abierto las 24 horas del día.
Había encontrado un banco a menos de 5 metros de un gran y lujoso salón que funcionaba como restaurante. Parecía ser un castillo del Medioevo porque presentaba una arquitectura superior y con detalles pocos vistos en otros parajes.
Llego allí, y a pesar del frio reinante con motivo de que el invierno estaba cercano, trato de comenzar a preparar los trabajos que debía hacer. Estuvo casi 4 horas, y con las tareas completadas, se levanto y se marcho a su humilde morada.
Así pasaron varios días y la joven continuaba yendo al lugar a pesar del frio y a veces de una lluvia que sin ser copiosa le iba minando sus fuerzas, aunque jamás su esperanza y el anhelo de progresar.
El restaurante era muy concurrido y se veía desfilar en el paso del día las más extrañas y complejas personas que ensimismadas en la vorágine social, parecían frías y apáticas al paso de los acontecimientos de otros que poco tienen y que nadie presta atención en ellos.
Pero no todos son así y había un hombre de unos 40 años que hacia un tiempo venía observando la actitud de la joven.
Llamo a la camarera y le dijo, “Llévale un almuerzo a esa persona que está en el banco afuera del restaurante para que pueda sostenerse en pie y seguir estudiando. El se había dado cuenta que esa adolescente era pobre por su vestimenta y pensó en ayudarla con algo caliente para que se sintiera mejor.
La mujer azorada recibió la vianda y luego de sorprenderse la acepto dando las “gracias a Dios”, y se alimento con esa felicidad que solo la da “El espíritu santo”.
Fue pasando el tiempo y gracias a que el hombre le compraba todos los días un almuerzo, el restaurante la dejo instalarse en su recinto y le cedió una mesa para que estudiara más tranquila que afuera de la calle.
Un día al regresar del restaurante luego de prepararse entro a su casa y vio a un hombre sentado junto a su querida abuela. “Ven le dijo a su nieta”, que quiero presentarte a una persona que hace muchos años fue alguien muy entrañable en nuestras vidas.
Le conto que cuando era esta persona muy joven y no tenía experiencia en la vida, había decidido junto a su mujer, partir al mundo que existe mas allá del horizonte a forjarse un porvenir ya que siendo tan pobre nunca tendría futuro quedándose en esa ciudad.
Él le conto detenidamente su vida paso a paso y que como debido a la adversidad y a pesar de haber tenido una hija, la había tenido que dejar para poder conseguir los recursos que se necesitaban para formar una familia.
Ya quebrado por su historia él le dijo: “Yo soy tu padre” y te tuve que abandonar porque en ese momento era una persona que no tenía a Dios en mi corazón y que pensaba que solo el dinero, la fama y el poder me harían feliz.
Tarde me di cuenta que ni “TODO EL ORO DEL MUNDO” da la paz y la felicidad que puede entregar el abrazo y beso de una hija.
Hoy soy rico en poder y fama, pero todo eso no sirve para darle a mi conciencia la alegría que perdí cuando me aleje del amor de mi familia.
Solo pido “Tu perdón” y te ofrezco todo lo que tengo, que es mi corazón de padre que jamás te olvido. El dinero, la Fama y el Poder son de esta tierra, mas no sirve para darle a la existencia la felicidad que esta merece.
La joven se levanto y se acerco a su lado y lo abrazo muy fuerte con lagrimas en los ojos y le dijo: “PADRE” siempre te espere al igual que a mi madre, “Y SE” que seremos a partir de ahora y como debió ser siempre, “UNA FAMILIA FELIZ”.