(04 enero 2009)
Amigo imaginario:
Hoy, al abrir el periódico por las páginas de opinión, me llamó la atención el titular: “Gorrón y cuenta nueva”, correspondiente a un artículo, que he leído con natural curiosidad.
Decía así: “Están por todas partes. Tienen más morro que un coche de lujo. Quieren ser los más ricos del cementerio. Y, ahora con la crisis, quienes ya eran amarrados con el dinero no sueltan un euro de más, ni por error. Se les conoce fácil a la hora de pagar. Piden y piden, sin cortarse, y da la sensación de que invitan ellos hasta que llega el instante de solicitar la cuenta. Es entonces cuando mejor se localiza al gorrón y cuenta nueva hasta el siguiente incauto. Empiezan las disculpas. Los hay que juran, apurados, que olvidaron ir al cajero. Y añaden que no tienen problema, si es necesario, en recorrer cinco manzanas para sacar efectivo. Tú le dices que da igual, que otro día. El otro día no llega nunca. Los hay que ponen cara de sorpresa al abrir la cartera y descubrir que no tienen la tarjeta. Tú les contestas que no pasa nada, que otra noche. Los hay que sólo tienen un billete grande. El mismo billete grande que utilizan una y otra vez para que siempre les salgan gratis las consumiciones. Y tú les sueltas: ‘Tranquilo, ya pagarás en tu cumpleaños’ pensando que alguien tan agarrado seguro que cumple el 29 de febrero para invitar menos. Los tiempos no están para desangrarse económicamente, pero los cutres no cambian ni en fin de año. Acechan a los manirrotos que saben que el dinero sólo sirve para disfrutarlo antes de que se lo lleve el viento. ¿Quién te cambia euros en una tumba? Mejor un gorrión al lado que un gorrón.”
Este artículo me trae a la memoria, un chiste que yo solía contar, hace ya algunos años; el cual me habían contado antes a mí, naturalmente. La historia es la siguiente: Dos amigos mexicanos se van de copas. Al terminar la primera ronda, el gorrón mete la mano en el bolsillo, en claro ademán de pagar, pero haciéndose el remolón hasta que el otro saca el dinero. Entonces el gorrón, a modo de falso reproche, le dice: ¡No se me adelante, manito! ¡No se me adelante! Y continúan el periplo, de tasca en tasca, repitiéndose el mismo ademán de llevar la mano al bolsillo, pero sin soltar ni un solo peso, y exclamando de nuevo: ¡No se me adelante, manito! ¡No se me adelante!
Cuando llevaban recorridas media docena de tascas, el amigo, que ya estaba hasta el sombrero de pagar todas las rondas, decidió demorarse en el pago de la siguiente. Así lo hizo, y el gorrón, escenificando el mismo gesto de costumbre, al ver que el amigo esta vez no sacaba el dinero, exclamó un tanto contrariado: ¡No se me adelante, mano! ¡No se me adelante! ¡Pero tampoco se me retrase! (Imagínate estas exclamaciones con el característico acento mexicano -acuérdate de “Cantinflas”, por ejemplo-, y te resultará más gracioso).
Mañana será la noche mágica de los Reyes Magos, que, sentados en sus dorados y deslumbrantes tronos, sobre unas majestuosas carrozas, estarán presentes en todas las cabalgatas, de todas las ciudades -pues, al ser magos, tienen el don de la ubicuidad, naturalmente-, y así, Melchor, Gaspar y Baltasar, con todo su séquito, saludarán con complacencia a todos los niños y niñas que, con los ojos abiertos como platos, los contemplarán atónitos, ilusionados y también ¡cómo no!, sobre todo los más pequeños, algo asustados.
Todos hemos pasado por esa edad, ¡maravillosa edad de la inocencia!, amigo mío, en la que todo era bondad y ternura. Luego, con el paso de los años, con infinita desilusión, se pierde aquella inocencia encantadora y nos volvemos egoístas –a veces, malvados-. En ocasiones, también crueles; tratando de ocultar que, en el fondo, somos débiles y vulnerables. Pero nos hacemos los duros, como queriendo demostrar que somos muy “machos” -por aquello del ¡qué dirán!-, cuando la realidad es que nos volvemos imbéciles. ¡Una verdadera pena!
Más tarde, sobre todo en la madurez, nos vamos serenando y vemos las cosas con mayor objetividad. Nos volvemos más prudentes –no todos, ciertamente- y dejamos de dar importancia a una serie de cosas que, en realidad, son triviales, fútiles... insustanciales. Llegamos a tener la capacidad de valorar todo -o casi todo- en su justa medida. Aunque, en algún momento, ciertamente, podemos llegar a comportarnos con asombrosa inmadurez. Y, cuando reflexionamos sobre ello, nos avergonzamos interiormente; pero no queremos reconocerlo. Nos volvemos infantiles y caprichosos, y nos damos cuenta; pero seguimos adelante con nuestra tozudez. Somos así de obstinados. En el fondo, independientemente de la edad que tengamos, nunca dejamos de ser niños.
Bueno, paciente amigo, empecé hablando de los Reyes Magos y de la inocencia de los niños, y terminé filosofando sobre la madurez del hombre y sus pautas de comportamiento. Soy incorregible. Empiezo a darle a la tecla, con decisión temeraria, y me arrojo al vacío lingüístico sin saber como voy a terminar. Algo así como el que se sube a una cumbre nevada, se calza los esquíes y, sin tener la menor idea, se lanza cuesta abajo a toda velocidad. Lo que yo denomino: “inconsciencia aventurera.”
Recibe un fuerte abrazo.
(17 enero 2009)
Amigo imaginario:
Superada la quincena del primer mes del año, continúa la masacre en Gaza. Los continuos ataques del ejército israelí, que no respeta ni las sedes de la ONU –a pesar de que estaban perfectamente señalizadas-, siguen ocasionando decenas de muertes de civiles: hombres, mujeres y niños. Familias enteras perecen en esta guerra que parece no tener fin. Ayer mismo, una madre y sus cinco hijos murieron a causa de los disparos de un tanque israelí. Y así un día y otro. Esta locura, amigo mío, es consecuencia del odio ancestral entre judíos y palestinos. Israel y Palestina, que me retrotraen a mis primeros años de colegio -en los que estudiaba Historia Sagrada-, están condenadas a entenderse o aniquilarse entre sí, si Dios no lo remedia.
Como puedes ver, desconocido amigo, el mundo sigue revuelto y nada hace presagiar una pronta solución. Como me decía mi abuela, y de esto han transcurrido más de cincuenta años: “Loco estaba el mundo cien años atrás, loco lo encontramos y loco seguirá”.
Te supongo enterado -imposible abstraerse ante tanto bombardeo informativo- de que el próximo martes día 20, Barack Obama jurará su cargo como cuadragésimo cuarto presidente de los Estados Unidos. Y le espera una ardua tarea: sacar a su país de una crisis económica sin precedentes desde 1930, poner fin a dos guerras abiertas -Irak y Afganistán-, el conflicto en Oriente Medio -Israel y Palestina-, la crisis nuclear con Irán, las tensas relaciones con Rusia…Y otros problemas heredados de su predecesor George W. Bush -sanidad, educación e inmigración-, que, sin duda, ha sido el peor presidente de la historia de los Estados Unidos.
Por todo ello, el señor Obama va a estar sometido, durante mucho tiempo, a una gran presión. Y, como escribió hace unas semanas Paul Kennedy, director del Instituto de Estudios sobre Seguridad Internacional de Yale: “Obama no podrá satisfacer todas las esperanzas que han depositado en él todos los estadounidenses alegres y ansiosos y todas las multitudes de otros países, igualmente ansiosos”. En este sentido, el propio Obama dijo en una de sus últimas entrevistas: “Quiero ser realista: no podremos hacer todo lo que prometimos con el ritmo que habíamos esperado”.
Toda esta información, como puedes comprender, la he ido sacando de la prensa diaria que, a la vista de tanto acontecimiento, últimamente está muy nutrida.
Amigo mío, la actualidad manda y de ella tenemos que hablar. Espero que en la próxima carta no me sienta obligado a seguir haciendo comentarios políticos, aunque todo depende de la actualidad más inmediata. Pues, para bien o para mal, nos encontramos inmersos en precampaña electoral en Galicia.
Un fuerte abrazo.
(21 enero 2009)
Amigo imaginario:
¡Ayer fue el gran día! El mundo entero estuvo pendiente de la ceremonia de juramento de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos de América. Fue una jornada histórica, en la que más de dos millones de personas, soportando un frío casi polar, asistieron en directo a este acontecimiento extraordinario. Y, entre aquella multitud, como no podía ser de otra forma, había muchos afroamericanos que quisieron presenciar cómo se cumplía el sueño de Martin Luther King.
Independientemente de toda la pompa protocolaria que rodeó la ceremonia –incluido el himno interpretado por la legendaria Aretha Franklin-, lo realmente importante y de gran trascendencia, sin duda, ha sido el tan esperado discurso del flamante presidente. De este discurso, que es una manifiesta declaración de intenciones, la prensa destaca las mejores frases:
“Estamos reunidos porque hemos elegido la esperanza sobre el miedo; la unidad de propósito sobre el conflicto y la discordia”.
“Seguimos siendo una nación joven, pero ha llegado el momento de dejar a un lado las chiquilladas. Ha llegado el momento de reafirmar nuestro espíritu permanente, elegir nuestra historia mejor”.
“Ellos, los pioneros, concibieron América como algo más grande que la suma de nuestras ambiciones individuales”.
“Nuestro poder crece a través de su uso prudente; nuestra seguridad emana de la justicia de nuestra causa”.
“Buscamos una nueva dirección hacia delante con el mundo con el mundo musulmán, basada en el interés mutuo y en el mutuo respeto”.
Yo, amigo mío, destacaría también las primeras palabras de este discurso memorable: “Conciudadanos, estoy aquí con humildad frente a la tarea que tenemos ante nosotros…”
Barack Obama, haciendo una discreta mención a su condición de afroamericano, recordó que es hijo de un hombre que hace sesenta años no hubiera podido entrar en un restaurante de Washington.
Ahora, una vez apagados los ecos de este acontecimiento memorable, el nuevo presidente tiene ante sí un largo y difícil camino por recorrer. Esperemos, por el bien de todos -por el bien del mundo entero-, que la humildad, la prudencia, la justicia y el respeto a las leyes, a las instituciones y a los organismos internacionales, sean sus inseparables compañeros de viaje.
Te decía en mi carta anterior, sufrido amigo, que esperaba no verme obligado a seguir haciendo comentarios políticos en la próxima carta. ¡Qué ingenuo soy! No hay posibilidad alguna de eludir la avalancha informativa de los últimos días -me refiero a la información política, naturalmente-, porque, con los ojos puestos en Estados Unidos y Oriente Medio, todos los medios -incluido Internet-, han multiplicado sus esfuerzos para poder ofrecer la última hora de los acontecimientos.
Lo que más me ha indignado, porque considero que es frivolizar un acontecimiento tan relevante como la ceremonia de juramento del nuevo presidente de la nación más poderosa del planeta, han sido las opiniones divergentes, sobre el color del vestido de la primera dama, Michelle Obama, en dos conocidos programas de radio. Unos opinaban que era de color amarillo limón. Otros que se trataba de color pistacho. El conductor del programa, que parecía el dorado de las burbujas de Freixenet. Y, finalmente, una comentarista de moda, dijo que se trataba, sin duda, de un amarillo mimosa, de acuerdo con la carta internacional de colores “Pantone”.
¡Qué pérdida de tiempo! ¿Cómo puede haber tantas opiniones diferentes sobre el color de un vestido, y no llegar a ningún acuerdo? ¿Qué trascendencia puede tener un detalle tan irrelevante, comparado con el gran acontecimiento que se estaba viviendo? ¿Cómo es posible que pululen por las tertulias radiofónicas y televisivas, personajes a los que se les paga por opinar -risas sarcásticas incluidas- sobre cuestiones tan triviales, frívolas e insustanciales? ¿Cómo es posible que prestemos atención a tanta mediocridad? ¿Cómo es posible?
Otra cuestión, que también originó otro comentario irónico, fue los dos “gallos” que, al parecer, se le escaparon a la cantante Aretha Franklin. En mi opinión, por respeto a su edad y a su categoría indiscutible como intérprete de soul -apodada “Lady Soul” o también “Queen of Soul”-, este comentarista tendría que haberse callado; teniendo en cuenta, además, la fría mañana de ayer en Washington. Lo dicho, ¿cómo es posible?
Lamento profundamente que tengas que soportar mi rabia, volcada en las cartas que te escribo regularmente, pero es tal mi indignación ante comportamientos tan superficiales, que no puedo reprimirme. De lo contrario, tendría que asomarme a la ventana -o salir a la calle- y manifestar a gritos mí irritación. Pero, naturalmente, ese sería un comportamiento ¡tan poco civilizado! -demencial, diría yo-, que acabaría, sin duda, enfundado en una camisa de fuerza. Por ello, amigo mío, prefiero manifestarlo poniendo negro sobre blanco, por considerarlo más prudente y saludable.
Hoy me he extendido más de lo habitual, pero los acontecimientos y los comentarios se imponen a cualquier limitación de tiempo o espacio.
Recibe un fuerte abrazo y mi agradecimiento por tu paciencia.
(01 Mayo 2009)
Amigo imaginario:
Hemos dejado atrás el mes de Abril, con su carga de acontecimientos: Renovación ministerial en el Gobierno, nuevo presidente de la Xunta de Galicia, nuevo presidente del País Vasco, juicio por el asunto de las identificaciones de las víctimas del Yak-42, visita a la península ibérica del presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, y su esposa; y, por último, como indeseable compañero de viaje, la gripe A(H1N1) -inicialmente denominada gripe porcina-, que la OMS ya le ha otorgado el grado 5, convirtiéndose en pandemia.
En lo que se refiere a la gripe A, independientemente de las medidas preventivas: mascarillas, guantes y máxima higiene, considero que sería necesario -tal vez, imprescindible- establecer un protocolo de aislamiento preventivo para todos los viajeros procedentes de México, durante un período de tiempo que, naturalmente, determinarían las autoridades sanitarias. De esta forma se evitarían, en gran medida, contagios innecesarios. Seguiremos, con la natural preocupación, el desarrollo de esta enfermedad vírica que, además de las víctimas que puede dejar por el camino -y este es el hecho más lamentable-, complicará, todavía más, la crisis global que estamos padeciendo.
Cambiando de asunto, amigo mío, hoy es 1º de Mayo, día de manifestaciones sindicales reivindicativas. Consignas a voz en grito, reclamando lo de siempre: pleno empleo, no al abaratamiento del despido, salarios dignos… Las frases que saben que gustan a todos, políticamente correctas, y poco más. Todo un espectáculo callejero. Al final, discursos que se repiten año tras año. Lectura de manifiestos, mucha oratoria…, pura demagogia.
En mi opinión, las Organizaciones Sindicales han de ser los interlocutores válidos entre los trabajadores y la patronal. Han de ser los negociadores que, con planteamientos razonables -y razonados-, exijan a la patronal unos salarios dignos y los medios necesarios para garantizar la seguridad del trabajador. Exigir, también, la abolición de la precariedad en los contratos y que la cuenta de resultados, cuando refleje menos ganancias -que no pérdidas-, generalmente por razones coyunturales, no condicione la continuidad de los puestos de trabajo. Porque, cuando las ganancias disminuyen, la reacción sistemática de la empresa es despedir al trabajador. Sin embargo, cuando las ganancias aumentan -salvo honrosas excepciones, que las hay-, el empresario no tiene en cuenta al trabajador que propició el aumento de esas ganancias.
Al mismo tiempo, los sindicatos también tendrían que exigir la prohibición de los contratos blindados de algunos ejecutivos, que, requeridos por las empresas para mejorar los resultados -o reflotarlas-, terminan hundiéndolas definitivamente, dejando a los empleados en la puñetera calle; y ellos, con una sonrisa de oreja a oreja, se van con una pasta gansa. Lo razonable, creo yo, sería que, independientemente del salario fijado en el contrato, pactaran un complemento, que estaría condicionado, “ sine qua non” , a los resultados positivos de su gestión.
Finalmente, si el resultado de las negociaciones con la patronal es negativo, el siguiente paso será ponerlo en conocimiento del Gobierno, para que actúe como mediador en el contencioso, y haga valer su autoridad, siempre dentro de un marco legal y objetivo, naturalmente, que satisfaga a ambas partes.
Considero, también, querido amigo, que en las pequeñas empresas -con un máximo de diez empleados-, a las que los sindicatos ni se acercan, los trabajadores están absolutamente a merced del empresario, el cual puede ser una persona honesta, responsable y considerada. Pero también puede ser un tirano explotador. Y estos trabajadores, sin nadie que los defienda, no tienen la oportunidad de protestar -y mucho menos de exigir-, porque saben que, automáticamente, les indicarán en que dirección está la puerta de salida.
Esta es mi particular visión del asunto laboral-sindicalista, y espero que la tuya se le aproxime, aunque sea levemente.
Como de costumbre, recibe un fuerte abrazo.
(18 Mayo 2009)
Amigo imaginario:
Todavía resuenan los ecos del debate sobre el estado de la nación. Sin embargo, los actores -me refiero a los señores Zapatero y Rajoy- han vuelto a dar el mismo espectáculo: las acusaciones y los reproches se han convertido en el pertinaz y recurrente argumento de los últimos cinco años. Los mismos gestos a los que nos tienen acostumbrados. Pero, lamentablemente, da la impresión de que lo realmente importante, en este tipo de confrontaciones, es descubrir quién ha resultado vencedor. Todo lo demás -las propuestas, las medidas adoptadas, o por adoptar, y los datos más o menos preocupantes sobre la crisis global que nos está asfixiando-, pasa a un segundo plano. La cuestión es discernir quién ganó.
Amigo mío, espero que estés de acuerdo conmigo en que, en los enfrentamientos verbales entre líderes políticos, los únicos que ganan o pierden son los ciudadanos. El futuro de la ciudadanía, depende, en gran medida, del comportamiento, casi siempre cuestionable, de los políticos. Y de sus decisiones, no siempre afortunadas. Por ello, cuando se habla de ganador o perdedor, como si se tratara de un combate de boxeo ¡qué estupidez!, la sociedad siempre acaba pagando los platos rotos. O, tal vez, la vajilla completa.
A grandes rasgos, yo definiría el debate sobre el estado de la nación como un cuerpo a cuerpo dialéctico, en el que el señor Rajoy -presidente del Partido Popular-, hizo gala de su elocuencia retórica, pero sin aportar absolutamente nada. Y, por su parte, el señor Zapatero -presidente del Gobierno-, a pesar de sus limitadas cualidades dialécticas, que son más que evidentes, hizo una amplia exposición de medidas orientadas a paliar la crisis económica, concretó propuestas de índole diversa -aunque algunas estaban, claramente, cogidas con alfileres; ni siquiera hilvanadas- y, también, aportó datos y porcentajes que no alcanzamos a comprender la gran mayoría de los ciudadanos. Sin embargo, como es comprensible, las medidas y propuestas del Gobierno no tendrán resultados inmediatos. Habrá que esperar.
Querido amigo, conociéndote, sé que tienes tu propia versión de los hechos. Y, también, creo adivinar que no coincide con la que yo he expuesto en esta carta. Pero esa es la grandeza de la libertad de pensamiento.
Un fortísimo a brazo.
(27 Mayo 2009)
Amigo imaginario:
Hoy es un día muy esperado por los aficionados del F.C. Barcelona. Esta tarde-noche, como supongo que sabrás, se enfrentará, en el Estadio Olímpico de Roma, al Manchester United, en la final de la Champions League. Será a las nueve menos cuarto, y en este momento son las siete y media, todavía. Es decir, dentro de una hora y media dará comienzo el partido. Al final de esta carta te diré cual ha sido el resultado del que se puede denominar, sin ninguna duda, el partido del año.
Reconozco que soy un aficionado “descafeinado”, pues no suelo ver los partidos completos. No obstante, hoy veré todo el encuentro, sin pestañear, de principio a fin. La ocasión lo merece. Y el Barça, también.
Nunca te he comentado, amigo mío, por qué el Barça es mi equipo de fútbol favorito. Esta es la historia: Tendría yo 15 años, más o menos, cuando fui a ver la película “ Los ases buscan la paz”, basada en la vida de Ladislao Kubala. Este film narra las vicisitudes de este gran futbolista, desde que salió de Budapest (Hungría) -su ciudad de nacimiento, el 10 de junio de 1927-, hasta que llega a la península ibérica, en 1950. El 15 de junio de ese mismo año, a la edad de 23 años, firmaba contrato con el F.C. Barcelona, siendo director técnico Josep Samitier.
Al salir de ver la película, decidí que Kubala sería mi ídolo futbolístico indiscutible; y el Barça, el único equipo de fútbol del que sería partidario incondicional.
Algo parecido me había ocurrido anteriormente con el baloncesto: Se proyectaba una película protagonizada por los Harlem Globetrotters, y me entusiasmó tanto su peculiar manera de jugar, los malabarismos que hacían con el balón y las acrobacias en sus tiros a la canasta, que al día siguiente me inscribí en uno de los tres equipos con mayor relevancia de mi ciudad, que buscaba jugadores para su equipo juvenil. Así que, con moderado éxito, jugué dos temporadas en el puesto de alero, y destaqué como encestador. El baloncesto y la natación, fueron los deportes que practiqué con mayor acierto.
En lo que al fútbol se refiere, sólo pude jugar de portero -no tenía cualidades para llevar el balón en los pies- y lo hacía razonablemente bien. Pero, en un partido de fin de curso, el lanzamiento de un penalti fue determinante para que abandonara, definitivamente, la portería y la práctica de este deporte. El lanzamiento, potente y con mala intención, hizo que el balón fuese dirigido, directamente, a la altura de mis testículos. Estaba atento y preparado para recibir el esférico. Paré el lanzamiento, pero los guantes estaban húmedos y tenían arenas adheridas -había llovido y el terreno de juego era de tierra-, así que el balón, debido a la potencia con que había sido lanzado, se escurrió entre los guantes e impactó, con precisión balística, en la zona sensible mencionada. El dolor fue tan intenso -aún me duele sólo de pensarlo- que me quedé sin respiración. Ahí terminó mi aventura futbolística.
Querido amigo, lo prometido es deuda: ¡Ha ganado el Barça!, por dos goles a cero (2-0). No puedo ocultar mi alegría, tengo que confesarlo, porque este equipo ha ganado este año: Liga, Copa del Rey y Copa de Europa. Su calidad de juego, incuestionable, es admirada en todo el mundo. Ganó el F.C. Barcelona. Ganó el mejor. Y su afición, también. ¡Baaaaarça!
Con toda la emoción…, un fuerte abrazo.
(31 Mayo 2009)
Amigo imaginario:
Otro mes que se va, pero no en silencio. El arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, ha puesto la nota discordante -también, disonante, desafinada, inarmónica…- en un asunto que, por su contenido, debería de tratarse con extrema prudencia. Pero monseñor Cañizares, cardenal prefecto de la Congregación por el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos -¡coño, qué rimbombante!-, en un alarde de inspiración -no divina, espero-, ha manifestado que: “no es comparable el caso de los abusos a menores en Irlanda con el aborto, porque el primero afecta a unos cuantos colegios y el segundo supone que más de 40 millones de seres humanos se han destruido legalmente”. Y se quedó tan ancho.
Como puedes ver, amigo mío, la incontinencia verbal de algunos miembros de la jerarquía de la Iglesia, tan pródiga en los últimos tiempos, ha generado en la sociedad, católica o no, un dilema moral desconcertante. Porque la pederastia no sólo es un abuso sexual cometido con niños, sino un hecho delictivo grave, sin excusa atenuante, que merece un castigo ejemplar. Y no es suficiente con pedir perdón.
Declaraciones como las de monseñor, consentidas por la Iglesia, propician que sintamos cierta animadversión hacia lo eclesiástico; y ello puede crear un conflicto de obediencia y disciplina, empañando la abnegada labor pastoral y caritativa de tantos sacerdotes que, conociendo a pie de calle -en sus parroquias- la realidad de los que sufren, ayudan a mitigar las necesidades tanto materiales como espirituales. Es decir: las del cuerpo, que son muchas; y las del alma, que también. Todo lo demás son monsergas cardenalicias.
Como le dijo don Quijote a Sancho Panza: “Amigo Sancho, con la Iglesia hemos topado”.
Un fuerte abrazo.
(07 Junio 2009)
Amigo imaginario:
Hoy, cumpliendo con mi deber de ciudadano, he ido a votar. Las elecciones europeas, como tu sabes, no suscitan mucho interés entre la ciudadanía; sobre todo, después de la deplorable campaña que han escenificado nuestros políticos. Ha sido un cúmulo de despropósitos, y una verdadera vergüenza. Por eso, amigo mío, estuve dudando: si voto, además de ejercer un derecho, puedo contribuir -o intentarlo, al menos- a mejorar las cosas; y si me abstengo, mi contribución será nula -además de favorecer a quienes no lo merecen-, y no tendré luego ningún derecho a quejarme, ni a protestar. Cierto es, sin embargo, que las quejas y las protestas, tampoco servirían de mucho. Pero, bueno, la decisión final, a pesar de la lluvia, ha sido ir a votar. Y creo que hice lo correcto. Espero, querido amigo, que también tú hayas ido a depositar tu voto.
Estas elecciones me causan una incertidumbre que no había sentido en anteriores convocatorias; y tal vez sea debido a la incoherente -también, descarada- campaña que nos han ofrecido, y que, me temo, influirá, muy negativamente, en el ánimo de los ciudadanos para acercarse a las urnas. De todos modos, esta misma noche conoceremos los resultados. Aunque, sean cuales sean esos resultados, no creo que vayan a cambiar sustancialmente nuestras vidas.
No me resigno a enviarte esta carta, sin saber qué partido ha resultado vencedor. Por ello, esperaré a conocer el resultado del escrutinio; y la terminaré, aunque sea de madrugada, comentándote mis impresiones al respecto. ¡Qué noche me espera!
……
Bueno, no es necesario que demore demasiado la hora de irme a la cama. Son las diez y media de la noche, y ya se conoce el resultado definitivo: el ganador de las Elecciones Europeas 2009 es el Partido Popular.
¡Enhorabuena! Porque, a pesar de tu hermetismo, sé que eres simpatizante de esa formación política. Estoy casi seguro de que tenemos, también, otras preferencias antagónicas. Sin embargo, espero que ello no impida continuar con nuestra amistad epistolar.
Dicho esto, te confieso que no me ha sorprendido el resultado de estas elecciones. Tenemos lo que merecemos. La campaña fue de lo más frustrante: no nos hablaron de Europa y de sus posibilidades. Los casos de presunta corrupción -todavía no hay sentencias- son un escándalo y una vergüenza. El capitalismo, salvaje e irracional, ha provocado la crisis que estamos padeciendo... ¡Y ganan las elecciones! Está visto que nos va la marcha. Y digo esto, amigo mío, porque sigue estando en mi memoria el aplastante resultado favorable al PP, en las elecciones municipales de 2003 en Galicia, después de la catástrofe del petrolero “Prestige”. Y, curiosamente, en los ayuntamientos de las zonas más afectadas. Porque, llegado el momento de pasar por las urnas, ya nadie se acordaba de las mentiras, los engaños y el abandono que padecieron, por la desidia de un Gobierno autonómico en manos del PP. Ya nadie recordaba el negro y viscoso “chapapote”, que había teñido de negro destino el mar, las playas y rocas del litoral, porque las indemnizaciones a discreción les habían borrado la memoria. Dice un Proverbio chino: “Cuando el dinero habla, la verdad calla”. Por este y otros motivos, estimado amigo, exclamo con amarga tristeza: ¡tenemos lo que merecemos! Ahora bien, mírese por donde se mire, este país necesita con urgencia una formación política centrista; porque, como tú sabes, en el centro está el equilibrio, la equidistancia y la moderación.
Por hoy no te doy más la lata, que ya está bien de monserga, y me voy a dormir. Tal vez, a soñar.
Un abrazo afectuoso.
(12 Junio 2009)
Amigo imaginario:
Han transcurrido sólo cinco días desde la última carta, pero los recientes acontecimientos me superan y tengo que comentártelos para desahogarme.
Ayer todos los medios dieron la noticia: “El Real Madrid paga 94 millones de euros al Manchester United por el traspaso del jugador portugués Cristiano Ronaldo”. ¡Hala! Alegría, que esto es Jauja. Y tanto que lo es, amigo mío. Porque no deja de ser una locura, una inmoralidad y una provocación, que se despilfarre una suma de escándalo para conseguir a un jugador de fútbol. Un derroche que, independientemente de la crisis económica que está atravesando este país, es una insolente demostración de poder del actual presidente de este club de fútbol. No importa que tengamos más de 4 millones de parados. No importa que decenas -tal vez, centenares- de empresas tengan que cerrar sus puertas, asfixiadas por las deudas contraídas con la Seguridad Social y con la Agencia Tributaria, dejando en la calle a millares de trabajadores. Sin embargo, a los clubes de fútbol se les permite seguir engrosando las deudas, hasta el infinito -con la misma Seguridad Social y con la misma Agencia Tributaria-, sin que nadie se inmute, mirando hacia otro lado, y ¡que siga la fiesta! Una vergüenza, amigo mío. Una verdadera vergüenza.
Al hilo de todo esto, me hago la siguiente reflexión: si el salario de estos personajes es tan elevado, los qué entienden del asunto dicen que puede llegar a ser de 1.000 euros la hora -¡ojo!, no la hora trabajada, sino la hora del día; es decir, también cuando duermen, que no deja de ser, además de un pastón, también una inmoralidad-, si cotizaran a la Seguridad Social y a la Agencia Tributaria -léase Hacienda-, las arcas del Estado ingresarían una cantidad muy respetable. Pero no, amigo mío, estas estrellas del balompié exigen cobrar su astronómico sueldo libre de impuestos (neto). Lo que quiere decir, que el club que les paga tendría la obligación de abonar al Estado las cantidades retenidas, en función del importe íntegro (bruto) que le correspondería cobrar al jugador. Pero, paradójicamente, el club no ingresa cantidad alguna, con lo cual la deuda de éste con el Erario público, es cada vez mayor. De este modo, Hacienda, como cualquier entidad bancaria, permite a los clubes de fútbol el aplazamiento del pago de la deuda, en base a unos intereses que se incrementarán hasta el infinito, pero sabiendo de antemano que nunca se llegarán a saldar: ni el capital, ni los réditos. Y… suma y sigue.
Por tanto, si mi reflexión no es errónea, llegamos a la siguiente conclusión: Si estos jugadores de élite no pagan impuestos por lo que cobran, y los clubes (la patronal) tampoco ingresan las retenciones por lo que les pagan, ¿quiénes son los que con sus impuestos alimentan las arcas del Estado que, sin embargo, cada vez están más flacas? La respuesta es muy sencilla: todos los ciudadanos anónimos, con salarios o pensiones de risa -quiero decir, de asco-, a los que Hacienda les controla hasta el aire que respiran. Es decir, todos nosotros.
Dicho esto, espero que, en lo sucesivo, el Gobierno tome cartas en el asunto y establezca un límite legal que frene estos excesos.
Otra información que quería comentarte, y que he leído en la prensa de hoy, tenía el siguiente titular: “Denuncian que el PP llenó un mitin ofreciendo trabajo a inmigrantes”. Y continuaba, diciendo: “El Centro Integral de Inmigrantes Latinoamericanos denunció ayer, según informa el diario Levante, un supuesto fraude a 39 familias de inmigrantes residentes en Castelló a las cuales se les prometió un puesto de trabajo -que nunca llegó- con la condición de acudir al mitin electoral que celebró el PP el pasado martes 2 de junio en la plaza de toros de Valencia”.
Bueno, querido amigo, las maniobras orquestales a las que recurren los partidos políticos en las campañas electorales son vergonzosas y deplorables. Si esta información es cierta, les prometieron trabajo a los cabezas de familia, dispusieron autobuses para trasladar a estas familias -casi un centenar de inmigrantes- y a los simpatizantes, en viaje de ida y vuelta; las acomodaron en el lugar que les tenían reservado en el mitin, y una vez terminado… adiós muy buenas.
Para dedicarse a la política hay que estar hecho de una pasta especial. Los sentimientos no cuentan. Los escrúpulos, tampoco. Todo vale, con tal de lograr los objetivos prefijados. Lo importante es conseguir votos. Como yo siempre digo: la política, para los políticos.
Un abrazo afectuoso.
(20 Junio 2009)
Amigo imaginario:
Hace algún tiempo, no puedo precisar cuánto, leí un artículo titulado “Saber vivir”, que me impresionó agradablemente, y se convirtió en mi guía de comportamiento. Se trata, a mi modo de ver, de una lección magistral de actitud ante la vida. Es una reflexión tan profunda, que no puede dejar a nadie indiferente. Por ello, querido amigo, quiero compartir contigo este pensamiento filosófico, que es, sin duda, la incuestionable realidad de la vida. Dice así:
Un profesor, delante de los alumnos de su clase de filosofía, sin decir una palabra, cogió un bote grande de vidrio y procedió a llenarlo con pelotas de golf. Después preguntó a los estudiantes si el bote estaba lleno. Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir que sí.
El profesor cogió una caja llena de perdigones y la vació dentro del bote. Estos llenaron los espacios vacíos que quedaban entre las pelotas de golf. El profesor volvió a preguntar de nuevo a los estudiantes si el bote estaba lleno, y ellos volvieron a contestar que sí.
Después el profesor cogió una caja con arena y la vació dentro del bote. Por supuesto que la arena llenó todos los espacios vacíos y el profesor volvió a preguntar de nuevo si el bote estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes le respondieron con un sí unánime y rotundo.
El profesor, rápidamente, añadió dos tazas de café al contenido del bote y, efectivamente, llenó todos los espacios vacíos entre la arena. Los estudiantes reían. Cuando la risa se fue apagando, el profesor les dijo:
“Quiero que os fijéis en que este bote representa la vida. Las pelotas de golf son las cosas importantes, como la familia, los hijos, la salud, los amigos, el amor, cosas que te apasionan. Son cosas que, aunque perdiéramos el resto y sólo nos quedasen estas, vuestras vidas aún estarían llenas.
Los perdigones son las otras cosas que nos importan, como el trabajo, la casa, el coche… La arena es el resto de las pequeñas cosas.
Si primero pusiéramos la arena en el bote, no habría espacio para los perdigones, ni para las pelotas de golf. Lo mismo sucede con la vida. Si utilizáramos todo nuestros tiempo y energía en las cosas pequeñas, no tendríamos nunca lugar para las cosas realmente importantes. Prestad, pues, atención a las cosas que son cruciales para vuestra felicidad.
Juega con tus hijos, concédete tiempo para ir al médico, ve con tu pareja a cenar, practica tu deporte o afición favorita. Siempre habrá tiempo para limpiar la casa, para reparar la llave del agua. Ocúpate primero de las pelotas de golf, de las cosas que realmente te importan. Establece tus prioridades. El resto es arena”.
Uno de los estudiantes levantó la mano y le preguntó qué representaba el café. El profesor sonrió y le dijo:
“Me encanta que me hagas esa pregunta”. El café es para demostrar que, aunque tu vida te parezca llena, siempre hay un lugar para dos tazas de café con un amigo”.
Espero que su lectura te haya entusiasmado tanto como a mí. Y deseo, también, que consigas aplicarlo en tu caminar por la vida, procurando siempre establecer un orden de prioridades, sabiendo separar lo necesario de lo superfluo. Porque, amigo mío, aprender a relativizar las cosas, otorgando importancia a lo que realmente la tiene, es fundamental para comprender la diferencia entre las pelotas de golf y la arena.
Amigo mío, en la madrugada de ayer día19 -a las 01:15 horas- falleció en Anantapur (India) Vicente Ferrer, a la edad de 89 años. Según la nota de prensa de su Fundación, serias complicaciones respiratorias y cardíacas, como consecuencia del accidente bascular cerebral que sufrió el pasado 19 de marzo, han sido las causas de su fallecimiento.
Como sabrás, este gran humanista, nacido en Barcelona, dedicó más de 50 años de su vida a la ardua tarea de ayudar a los más desfavorecidos. Se enfrentó a los poderosos en contra de la discriminación, el sufrimiento y la pobreza. Vicente Ferrer, que llegó a la India en 1952 siendo misionero jesuita, realizó una titánica labor humanitaria a favor de las castas más despreciadas del país. En 1969 abandona la Compañía de Jesús y crea, junto a la que más tarde sería su esposa -la periodista británica Anne Perry-, la Fundación Vicente Ferrer en Anantapur.
Entrando en su página Web, se puede ver -a través de videos, fotografías e información diversa- el extraordinario proyecto de desarrollo integral centrado en seis áreas de trabajo: educación, vivienda, mujer, sanidad, ecología y personas con discapacidad.
En la nota de prensa que difundió la Fundación que lleva su nombre, informando sobre el fallecimiento, se puede leer, entre otras cosas: “La Fundación Vicente Ferrer (FVF) es una ONGD comprometida con el proceso de transformación de una de las zonas más pobres de la India, Anantapur, y de las comunidades más excluidas del planeta, los dálits o intocables, los grupos tribales y las backward castes. Actualmente su trabajo llega a 2287 pueblos, beneficiando a más de dos millones y medio de personas”.
Después de todo esto, querido amigo, poco más se puede añadir. Sin embargo, espero que la jerarquía de la Iglesia Católica, representada por la Conferencia Episcopal -que, por cierto, no ha dicho ni una palabra sobre el fallecimiento de Vicente Ferrer, a pesar de lo que les gusta, últimamente, hacer declaraciones de todo tipo-, considere la ejemplaridad de esta vida dedicada a los más necesitados, como un acto incuestionable de manifiesta caridad cristiana. Aunque, pensándolo bien, tampoco será necesario. Nosotros siempre le recordaremos. Descanse en paz, Vicente Ferrer.
Un fuerte abrazo.
(27 junio 2009)
Amigo imaginario:
Si en mi carta anterior transcribía el artículo “Saber vivir”, que espero te haya resultado interesante, hoy reproduzco el que lleva por título “Juventud”, que ocupó un lugar preferente sobre mi mesa de trabajo, debidamente enmarcado, durante varios años. Y reza así:
“La juventud no es una época de la vida, es un estado de la mente; es un temperamento de la voluntad, una cualidad de la imaginación, el vigor de las emociones, el predominio del valor sobre la timidez, del apetito aventurero sobre la comodidad.
Nadie envejece por el mero hecho de vivir cierto número de años; los humanos envejecen por desertar de sus ideales; los años arrugan la piel, pero la falta de entusiasmo arruga el alma. El pesar, la duda, la propia desconfianza, el temor y la desesperanza, representan esos largos años que doblegan la cabeza y hacen que el espíritu vaya al polvo.
Igual a los setenta que a los dieciséis, existe en el corazón de todo ser el amor por lo admirable, la dulce admiración por las estrellas y por las cosas y pensamientos que brillan como las estrellas; el valeroso desafío a los acontecimientos, el infalible apetito infantil por lo que ha de venir después y el goce del juego de la vida.
Eres tan joven como lo sea tu fe y tan viejo como lo sea tu duda; tan joven como tu confianza en ti mismo y tan viejo como tu temor; tan joven como tu esperanza y tan viejo como tu desesperación.
Mientras tu corazón sea capaz de recibir los mensajes de la belleza, del ánimo, del valor, de la grandeza y del poder de la tierra, del hombre y del infinito, serás joven.
Cuando los cables mensajeros se hayan caído y todo dentro de tu corazón se haya cubierto con las nieves del pesimismo y los hielos del cinismo, será entonces cuando verdaderamente habrás envejecido y quiera el Señor tener piedad de tu alma”.
Bueno, amigo mío, después de leer algo así, uno se queda pensativo, meditabundo y, tal vez, seriamente preocupado. Un escrito como este te lleva a la reflexión más profunda. Cada párrafo es una invitación al entusiasmo, a la curiosidad, al optimismo… Una invitación a la vida. Los que tenemos cierta edad -bastante edad, diría yo-, y hemos compartido las mismas, o parecidas, circunstancias profesionales, echamos la vista atrás y nos damos cuenta del gran sacrificio, personal y familiar, que ha supuesto en nuestras vidas la excesiva dedicación a un trabajo estresante, que no dejaba tiempo ni espacio suficientes para realizarnos como personas. Y, probablemente -estoy absolutamente seguro-, ese ha sido el motivo por el cual, en aquel momento, nos sentíamos vacíos de sensaciones. La indiferencia se había instalado en nuestras vidas de una manera, francamente, preocupante. Pero, afortunadamente, la jubilación nos ha rescatado de las garras del estrés profesional.
Aunque dice el refrán: “Nunca es tarde si la dicha es buena”, no es menos cierto que, para poder aplicar la filosofía de “Juventud”, las circunstancias han de ser propicias. Y no siempre lo son. Sin embargo, tener una actitud optimista, aún en circunstancias adversas, puede contribuir, en gran medida, a mejorar la situación y, a su vez, el estado de ánimo. Aunque, en honor a la verdad, no resulta tarea fácil.
En fin, amigo mío, haz lo que puedas en relación con este asunto; y, sin duda, te sentirás más feliz.
Recibe, como siempre, un fuerte abrazo.
(5 julio 2009)
Amigo imaginario:
Leyendo la prensa estos días, me doy de bruces con una información que me deja desconcertado. Se trata, ni más ni menos, de que las cajas de ahorro proponen prolongar la vida laboral hasta los 70 años, como solución para mejorar la tan maltrecha economía del país.
Se puede comprender, naturalmente, que un trabajador a los 65 años, todavía está en plenas facultades para desarrollar su trabajo con absoluta garantía. Pero, ojo, depende de la persona y, sobre todo, del trabajo que realice. Porque las circunstancias y las situaciones son diversas. Hay profesiones que requieren un gran esfuerzo físico, por lo que prolongar la edad laboral no es recomendable, ni conveniente. Del mismo modo, también existen profesiones en las que el esfuerzo intelectual, en condiciones muy estresantes, no está al alcance de cualquier edad.
Dicho esto, amigo mío, considero que la actual legislación contempla de manera razonable, los dos supuestos: jubilación a los 65 años o prolongación voluntaria de la vida laboral. Es decir que, cumplida la edad reglamentaria, el trabajador puede jubilarse y pasar a la situación de pensionista o, por el contrario, si prefiere continuar en activo, siempre que no exista ninguna causa física, sicológica o intelectual que lo desaconseje, la ley se lo permite con total garantía. ¿Qué se consigue con esto? Sencillamente, que los jóvenes tengan acceso a un puesto de trabajo, y que aquellos que lo deseen, puedan continuar sintiéndose útiles ejerciendo su profesión. De esta forma, tanto los nuevos empleados como los que continúen trabajando después de los 65 años, contribuirán a sanear las arcas del Estado con sus cotizaciones. Así es cómo yo lo veo, querido amigo, y me gustaría conocer tu punto de vista. De todos modos, como te conozco, con tal de llevar la contraria, dirás que la obligación de continuar hasta los 70 años es muy razonable. Y yo, continuaré discrepando.
Imagínate, por ejemplo, a un soldador de estructuras metálicas de naves industriales, subiendo a las cerchas desde que tenía 14 años, soportando temperaturas extremas año tras año; pegándose unos madrugones de padre y señor mío, todos los días de su vida; soportando con resignación franciscana las broncas de un jefe ¡maldita sea!, que nunca está satisfecho; conformándose ¡qué remedio!, con una semana de vacaciones al año, y para eso en Navidades. Y llega, ¡al fin!, a los 65 años -de los que 49 los pasó trabajando como un desgraciado-, con la vista hecha unos zorros por la excesiva exposición a los rayos ultravioleta del arco voltaico, y harto, ¡empachado!, de aguantar a un jefe que lo trajo siempre por la calle de la amargura, y le dicen -el jefe del Gobierno, el ministro de Trabajo o el Sursum corda- que tiene que continuar trabajando hasta los 70 años, porque las arcas del Estado están algo flacuchas. Entonces este hombre, que esperaba ansioso la jubilación para poder, de una puñetera vez, dedicarle tiempo a su familia, pasear por el parque con sus nietos y jugar, de vez en cuando, a la petanca con los amigos, mirará de frente al presidente del Gobierno, al ministro de Trabajo y al Sursum corda, y haciendo un gesto conocido comúnmente como “corte de mangas”, les dirá, con toda la razón del mundo, ¡tararí que te vi!
Amigo mío, supongo que este asunto volverá a ser, sin duda, uno de los temas de las próximas cartas, y espero poder hacerte cambiar de opinión.
Recibe un fuerte abrazo.
(27 julio 2009)
Amigo imaginario:
Ya sé que han transcurrido más de veinte días desde mi última carta ¡no pongas esa cara de enfado! Te explico el motivo de este retraso; aunque no trato de justificarme, en modo alguno. Esto es lo que ocurrió:
El matrimonio amigo del que ya te hablé en otra ocasión, me comentó que se había creado un blog en nuestra ciudad, con la pretensión de que participe el mayor número de personas -aportando fotografías antiguas de calles y barrios de la ciudad, de familias, de amigos, de acontecimientos deportivos y musicales,…- haciendo comentarios alusivos a las fotografías publicadas, así como de las vivencias personales, individuales o colectivas, que puedan tener algún interés histórico-documental. Y yo, tímidamente, entré en ese lugar de encuentro que desconocía. No te puedes imaginar, amigo mío, la cantidad de personas que intervenimos con nuestros comentarios; opinamos sobre tal o cual fotografía, aportando recuerdos y vivencias; nos corregimos mutuamente, pues no siempre acertamos en nuestras precisiones; surgen polémicas, algunas con cierta crispación, que siempre se resuelven amigablemente.
Como puedes suponer, querido amigo, este foro -Arquivo da Memoria Social (Archivo de la Memoria Social)- es muy absorbente y hay que dedicarle mucho tiempo. No me quejo, en absoluto, todo lo contrario. Tengo la posibilidad de intercambiar comentarios y opiniones, incluso con amigos y conocidos a los que no veo desde hace más de cuarenta años. Este blog ha sido todo un descubrimiento. Estoy encantado.
Espero que comprendas mi entusiasmo, y te ruego que me disculpes si tardo más de lo habitual en escribirte.
Por lo demás, al encontrarnos en período vacacional, la cuestión política está monopolizada por el caso Gürtel, por supuesta corrupción, que se encuentra en manos del Tribunal Supremo a la espera de sentencia. Y poco más.
Recibe un fuerte abrazo.
(02 septiembre 2009)
Amigo imaginario:
Ha transcurrido más de un mes desde mi última carta. Lo sé, lo sé; pero no es que me haya olvidado de ti, como puedas pensar. No se trata de eso, puedes estar seguro. Lo único que ha ocurrido, como en otras ocasiones, es que estuve muy ocupado. ¡Es la pura verdad! Bueno, también es cierto que le he dedicado algún tiempo al blog del que te he hablado en mi carta anterior. Lo reconozco, pero no ha sido ese el motivo de mi demora. Simplemente, se me acumuló el trabajo; y todavía voy con un poco de retraso, por falta de datos que no me proporcionan a su debido tiempo. Eso es todo, amigo mío.
Ahora, después del período vacacional, empieza el nuevo curso político, con los problemas que arrastramos del anterior: la crisis económica, el paro -que se incrementa día a día-, el terrorismo, las supuestas escuchas telefónicas a cargos del Partido Popular, subvenciones a los parados que ya no perciben la prestación por desempleo, inminente subida de los impuestos… ¡Qué te voy a contar! Y lo más preocupante, la omnipresencia de la gripe A, que continúa cobrándose víctimas. Y el Ministerio de Sanidad, en estrecha colaboración con la Comisión de Salud Pública, siguiendo las recomendaciones de la Unión Europea y de la Organización Mundial de la Salud, trata de establecer los grupos de riesgo para que en otoño, una vez que se disponga de las correspondientes vacunas y hayan sido autorizadas por la Agencia Europea del Medicamento, se pueda proceder a la vacunación progresiva de la población de riesgo. En principio, según publica la prensa de ayer, los “vacunables” sumarían entre el 15 y el 20% de la población. No obstante, según la información que me ha llegado, existirá una reserva adicional que garantice las vacunas que hagan falta para toda la población necesaria.
Como puedes ver, amigo mío, existe una gran preocupación por esta nueva gripe, y la alarma social va tomando forma. Por otra parte, la Organización Médica Colegial (OMC) quiere transmitir serenidad a la población para que no se deje influir por el afán de protagonismo de los políticos. La gripe A, dice esta organización, es más contagiosa que la estacional de todos los inviernos, pero también es más benigna y su mortalidad es menor. Los médicos desean calmar a una sociedad gratuitamente angustiada.
Después de leer las informaciones que van apareciendo, día a día, en la prensa, en la radio y en la televisión. Después de enterarte de que existen tantos organismos dedicados a la salud. Después de oír a los políticos, a los expertos epidemiólogos y a los investigadores del asunto médico, uno ya no está tan alarmado, ni tan preocupado, ni tan angustiado, ni tan intranquilo, ni tan asustado. Uno está ¡desconcertado! Porque las informaciones son tan contradictorias, y tan ambiguas, que llegas a la preocupante conclusión de que nadie sabe por dónde anda, y que están dando palos de ciego continuamente. Aunque, en honor a la verdad, sospecho que más de uno debe de estar frotándose las manos pensando en el que puede ser el negocio del siglo. O, por lo menos, el negocio de su vida. Dios, como siempre, será el que tenga la última palabra.
Amigo mío, cambiando radicalmente de tema, he leído en La Voz de Galicia del pasado día 31 de agosto, un artículo de opinión, firmado por José Ramón Amor Pan, titulado ‘La leche’, que refleja la realidad más actual, con una gran dosis de sentido común. Decía así:
“Ordenando papeles viejos, una tarea muy apropiada para las vacaciones, me encontré ayer con una vieja viñeta del genial Mingote que, me parece a mí, viene que ni pintada para los tiempos que corren. En la viñeta en cuestión se ve a un escuálido niño africano abrazado a su todavía más escuálida madre, mientras ésta le susurra con las escasas fuerzas que le quedan: ‘En el primer mundo no saben qué hacer con los excedentes de carne, de leche, de cereales… Ya ves, hijo, que los alimentos son un problema en todas partes’. Trágica y dramática ironía. Y uno se pregunta si, lo mismo que nuestro Gobierno concede ayudas para comprar coches (y, de esta manera, contribuir a reactivar el sector automovilístico), ¿no se podría comprar leche a nuestros productores gallegos a un precio justo y enviarla al Tercer Mundo en el que tantos y tantos millones de seres humanos pasan absoluta necesidad? Eso sí, con la debida seriedad y organización, que garantice la efectividad de la acción solidaria. ¿No les parece que mataríamos dos pájaros de un tiro, incluso tres (porque el transporte marítimo tampoco anda muy boyante que digamos)? Pienso, por ejemplo, en la Perla del Caribe, mi querida Cuba, en donde en estos momentos es ya una tarea ímproba, incluso teniendo dólares, conseguir algo de leche y queso para ancianos y niños. Y no me vengan con que eso podría introducir disfunciones en el desarrollo económico del país receptor porque, por mucho que se empeñen los señores de la revolución, las tierras cubanas nunca van a producir pastizales que garanticen una óptima producción láctea”.
Esta es la triste realidad de la vida, querido amigo. De una vida marcada únicamente por intereses económicos. Y, mientras en otras latitudes millones de seres humanos mueren de hambre y de sed, aquí nos permitimos vaciar en las alcantarillas miles de litros de leche, arrojar al suelo toneladas de fruta, dejar que se pudran alimentos básicos y desperdiciar miles, tal vez millones, de litros de agua, por deficiencias en las conducciones. Es triste, muy triste, pensar que, con todo lo que despreciamos con total indiferencia, se podría evitar, en gran medida, tanto sufrimiento inútil, tanta enfermedad y tanta muerte. Algún día nos pedirán cuentas, pero el mal ya está hecho.
He tardado en escribirte, es cierto, pero hoy creo haber cumplido ampliamente con mi compromiso epistolar.
Un fuerte abrazo, amigo mío.
(16 septiembre 2009)
Amigo imaginario:
¡En qué país vivimos! Con los serios problemas que tenemos: crisis económica, paro, subida de impuestos…, que nos están asfixiando, y ¡qué vergüenza!, parece que lo único que le preocupa a algunas cadenas de televisión y, para colmo, a un importante periódico de tirada nacional -que sacó la noticia en portada-, es el escandaloso asunto de la ¿señora? Belén Esteban y su hija Andrea ¡pobre niña!, que tiene revolucionado el patio nacional. Recordarás, amigo mío, que te había hablado de ella en otra carta, en la que te decía que se trataba de la ex novia de Jesulín de Ubrique, y madre de su primera hija, como únicos “méritos” a destacar. Y, desde hace algún tiempo, está de comentarista ¡hay que fastidiarse!, en un repugnante y nauseabundo programa de televisión. Todo un personaje mediático, que tiene mucho tirón y muy poca vergüenza. Ella se saca una pasta gansa, con las entrevistas televisivas y las exclusivas en las revistas de cotilleo, y los medios consiguen aumentar sus índices de audiencia y vender ejemplares a porrillo. Y, para más recochineo, le han otorgado el “título” de “princesa del pueblo” ¡hay que jod…! Todo un alarde de cultura barriobajera, de mala educación y de náusea vomitiva.
Pero este país, el nuestro de toda la vida, adolece de otras cuestiones que, poco a poco, van tomando forma: las prohibiciones. La información sobre este asunto la he sacado de un artículo del conocido locutor y periodista, Carlos Herrera.
Bueno, a ver si consigo explicarlo con claridad: Según nos dice la señora Ministra de Sanidad, ya no se va a permitir fumar en las zonas acotadas para ello en los restaurantes. En las playas, también quieren que no se fume y que desaparezcan los chiringuitos. Al parecer, la próxima temporada no será posible beber una cerveza en algunas playas. Las valencianas están en ello. ¿Es comparable la prohibición de beber alcohol en la calle -léase botellón- con la de beberse una cerveza o un tinto de verano debajo de una sombrilla playera? En el sur de Tenerife van a prohibir, si no lo han hecho ya, hacer castillos de arena en la playa. Del mismo modo, fumar en las playas está a punto de prohibirse en muchas de ellas, aunque usted recoja las colillas en una lata, de refresco, naturalmente. Una normativa valenciana, prohíbe colocar una sombrilla a menos de seis metros de la orilla. Y, díganme: ¿dónde está la orilla? ¿Hemos de llevar el metro de casa o nos lo alquilan a pie de playa, a modo de impuesto municipal, con fines claramente recaudatorios?
En Almuñécar (Granada), queda prohibido escuchar música en sus playas. Habrá que conformarse con el sonido de las olas, el murmullo de los bañistas o con los gritos de las madres diciéndoles a sus hijos que no se metan en el agua, todavía, que aún no han hecho la digestión. ¡Menuda coña marinera! Nunca mejor dicho.
En Ciudad Real, según pude leer en el citado artículo, acaban de aprobar una ordenanza municipal por la que será multado todo ciudadano que corra por la calle. Pregunto: ¿existe una velocidad máxima? De ser así ¿tendrán que llevar los ciudadanos un velocímetro? ¿Quién controlará la velocidad a la que corren los viandantes? ¿Cómo y con qué? ¡Cuánta estupidez!
A este paso, querido amigo, vamos a necesitar un manual para saber lo que no podemos hacer, por estar prohibido, en los restaurantes, en las playas y en las calles de nuestras ciudades. Es decir, algo así como: ‘Código de Tránsito’, basado en el ‘Código de Circulación’, en el que estén recopiladas todas estas prohibiciones absurdas -y algunas más que se les ocurrirán a los “iluminados” de turno-, para que nos acordemos de la madre que los par… a todos ellos.
Por hoy, sufrido amigo, creo que ya escribí lo suficiente como para que estés un buen rato entretenido.
Un fuerte abrazo.
(08 octubre 2009)
Amigo imaginario:
Continuamos con el país patas arriba: los pesqueros que faenan en el océano Índico están a merced de los piratas somalíes. Los fabricantes de automóviles deciden cerrar sus centros productivos o reducir sus plantillas. Los productores de leche se movilizan en demanda de un mercado que garantice la estabilidad de los precios. El caso Gürtel, que huele a cloaca desde el principio, puede llegar a ser un obstáculo para Mariano Rajoy en su largo camino hacia la Moncloa... O, tal vez, no.
Decididamente, tenemos el casco del buque como un colador, y el riesgo de hundimiento es mayor cada día. Y lo peor de todo, lo más preocupante, es que no habrá botes salvavidas para todos. ¡Qué vergüenza de país! ¡Qué vergüenza de políticos! ¡Qué vergüenza de este país de toros y pandereta!
¿Cómo es posible, amigo mío, que la Armada no pueda proteger a nuestros pesqueros? Si éstos están dispersos, porque necesitan espacio para faenar, habrá que disponer, obviando trámites y protocolos innecesarios, de los recursos militares que tenemos. Estamos hablando de ciudadanos, que trabajan en barcos de pesca. Y no olvidemos que cada uno de estos barcos es una porción de territorio penínsular. No estoy en contra de la política de ayuda a ciudadanos de países en vías de desarrollo. Pero, oigan, sin descuidar nuestros propios intereses.
Y, ¿qué me dices de la vergüenza torera de los precios de miseria que les pagan las centrales lecheras a los productores, en cuyas explotaciones invirtieron sus ahorros, sus créditos bancarios y su vida? Querido amigo, cuando lo que te pagan por el litro de leche, no te llega para alimentar a las vacas que la producen, sólo te queda el camino de la protesta, de la movilización y de la huelga. No se puede consentir que los poderosos engorden sus cuentas bancarias -a base de incrementar los márgenes comerciales-, exprimiendo, todavía más, la ya muy debilitada economía de los granjeros.
En lo que se refiere al tan traído y llevado caso Gürtel, ¡qué te voy a decir! Financiación irregular de campañas electorales del Partido Popular, blanqueo de dinero, fortunas en el extranjero fuera del control de la Justicia castellana, pago de comisiones ilegales… Y, como traca final, al leer los miles de folios del sumario -según se puede leer en la prensa de hoy-, surge la sorpresa: el cabecilla de la trama corrupta, ofrecía, entre su cadena de regalos y favores, un servicio de chicas de compañía a destacados políticos madrileños del PP. ¡Para que te fíes de la derecha política! Y luego, seguramente los podremos ver en manifestaciones contra el aborto, a favor de la familia, en procesiones de Semana Santa… ¡Hipócritas! Pero, como no podía ser de otra forma, hay que respetar la presunción de inocencia.
Amigo mío, que los acontecimientos no te quiten el sueño y te permitan dormir como un lirón.
Un fuerte abrazo.
(14 octubre 2009)
Amigo imaginario:
En la prensa de hoy, en portada, se pueden ver a nuestro presidente, Rodríguez Zapatero, y al de los Estados Unidos, Barack Obama, en una imagen muy distendida, en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Ya en páginas interiores, fotografía de ambos mandatarios durante la reunión que mantuvieron en el emblemático Despacho, acompañados de las correspondientes traductoras, en la que Obama hace un gesto con las manos, a modo de explicación, dirigiéndose a nuestro presidente.
Amigo mío, ya tenemos las fotos que algunos imbéciles decían que echaban en falta; y ahora que existen, esos mismos críticos, cuentistas inconformistas, las obviarán, sin tomarlas en consideración, y dirán que Aznar ya había estado con Bill Clinton y con George W. Bush. Pero no dirán que de su amistad con este último, junto al británico Tony Blair, nos vimos inmersos en la invasión de Irak, al margen de las Naciones Unidas, que continuamos sin saber a quién benefició. Sin embargo, sí sabemos a quiénes perjudicó. Y mucho. Tampoco dirán que, a cambio de aquella sumisa y humillante amistad, el señor Aznar resultó muy beneficiado a título personal. Pero, querido amigo, la política -para ciertos políticos-, es un medio para conseguir un fin. Y ya conoces el dicho: ‘ El fin justifica los medios’. Y así nos va.
Personalmente, considero que este encuentro con Barack Obama en la Casa Blanca, es el comienzo de una nueva era en las relaciones entre Castilla y EE.UU., que nos llevará, sin duda, a estrechar lazos de amistad, de colaboración y de buen entendimiento. Y, también, de inversiones que beneficiarán a ambos países.
Querido amigo, espero y deseo que, por el bien de todos -también del tuyo-, se cumplan mis consideraciones.
Un fuerte abrazo, y que los astros te sean propicios.
(01 noviembre 2009)
Amigo imaginario:
Continuamos con los casos de corrupción. Salen como setas en época de lluvias. Los políticos son los verdaderos protagonistas de esta película de policías y ladrones. Sospecho, sin embargo, que esto es sólo una pequeña parte de lo que se esconde debajo de las alfombras del panorama político. Es decir, que sólo vemos la punta del iceberg. Está visto, amigo mío, que los chorizos no están únicamente en las charcuterías. Da lo mismo que se trate de un concejal, que de un alcalde o de un presidente de una comunidad autónoma; al final, todos están cortados por el mismo patrón. Y lo que es peor: están en la política para hacerse ricos, cuanto más mejor, en el menor tiempo posible.
De todos modos, no podemos -ni debemos- juzgar al todo por la parte. Es decir, no podemos aseverar que todos los políticos son unos corruptos. Ni mucho menos. Ahora bien, la frecuencia con la que se están destapando nuevos casos, nos hace pensar que, tal vez, lo que creíamos excepcional, resulta que era una práctica habitual; y que, en nuestra ignorancia, hemos venido aceptando con total normalidad. Y eso, desconocido amigo, sería un desmesurado engaño que no podemos consentir.
Todo lo que está ocurriendo ¡maldita sea!, viene a demostrar que existen muchas fisuras en las administraciones públicas. Muchas acciones, no siempre justificadas, que se escapan al control de los responsables correspondientes, por pura desidia, dejando que las irregularidades continúen considerándose algo normal e inevitable, sin importarles lo más mínimo los posibles perjuicios que puedan causar a terceras personas. Es repugnante. Una verdadera vergüenza.
Otra cuestión, no menos preocupante, es la situación en la que se encuentran científicos acreditados, que están o estarán pronto en situación de parados, por falta de recursos de la Universidad gallega. Únicamente la Universidad de Santiago, de momento, garantiza la estabilidad de sus investigadores.
Han renunciado a trabajos cualificados en el extranjero tras ser reclamados por Galicia, con la promesa de un retorno con futuro si superaban todas las evaluaciones. Todo ha sido un compromiso vacío, sin fundamento. Algunos, con edades comprendidas entre 35 y 40 años, que se formaron en Estados Unidos, Irlanda, Alemania o Italia, se encuentran ahora, con familia y plenamente establecidos, que tienen que pensar en volver a preparar las maletas, suponiendo que, nuevamente, alguna Universidad esté interesada y los contrate. Como dice una de las investigadoras, que antes trabajó en California: “El mensaje que manda la Universidad a los nuevos investigadores es licénciate y márchate. Y, si te va bien, no vuelvas”.
Como puedes ver, amigo mío, todo está tan mal planificado y abandonado a la improvisación, que te entran unas ganas irrefrenables de irte de este país de cantamañanas impresentables.
Querido amigo, esperemos que se imponga pronto la cordura y vengan tiempos mejores.
Un fuerte abrazo.
(17 noviembre 2009)
Amigo imaginario:
Seguimos oyendo -que no es lo mismo que escuchando- las mismas consignas, los mismos mensajes… Las mismas, y reiterativas, monsergas.
En la prensa de ayer lunes, con motivo de la clausura de la Convención Nacional del PP en Barcelona, del pasado domingo, se pueden leer los siguientes mensajes de Mariano Rajoy: “Sólo existe una alternativa al Gobierno actual. Somos nosotros, estamos aquí”. “Estamos en condiciones de gobernar este país ahora mismo, si los ciudadanos así lo decidieran”. “Tenemos ideas, propuestas y equipos. No somos una hipótesis de futuro sino una realidad presente”. “Somos la opción que hoy ya prefieren claramente la mayoría de nuestros conciudadanos”. “El nuestro no es un proyecto para unos pocos entusiastas sino que aspira a representar al más amplio conjunto de las clases medias y trabajadoras”.
Como puedes ver, amigo mío, todo lo anterior es más de lo mismo: ¡Somos los mejores! ¡Somos los únicos! ¡Somos… la leche! Ahora bien, si algún día llegan a gobernar -y de eso no tengo la menor duda-, harán lo que buenamente puedan -tal vez, lo que quieran- o lo que las circunstancias, no siempre favorables, les permitan. Igual que los que les hayan precedido. Aunque, por mucho que nos duela, hemos de respetar la igualdad de oportunidades. Y no hay que darle más vueltas, no vaya a ser que acabemos todos mareados.
Tengo que reconocer, no obstante, que el señor Rajoy, como no lo había hecho hasta ahora, se pronunció abiertamente en contra de los corruptos, enviando los siguientes mensajes: “La limpieza en la vida pública es una exigencia moral”. “La actividad política es un compromiso voluntario y quien lo abraza debe mantener una actitud ejemplar”. Reivindicó la actuación de miles de servidores públicos, de uno u otro partido, que han dado ejemplo de abnegación, trabajo y sacrificio. Y añadió: “No todos somos iguales”.
Silencioso y paciente amigo, al hilo de lo que te he comentado, permíteme que cite dos frases que considero muy oportunas:
“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Groucho Marx.
“Un político piensa en las próximas elecciones; un estadista en la próxima generación”. James F. Clarke.
Espero que el contenido de esta carta no te provoque preocupación ni desasosiego. Únicamente pretendo que te haga reflexionar, profundamente, sobre tus convicciones políticas.
Un fuerte abrazo.
(18 noviembre 2009)
Amigo imaginario:
No he podido resistir la tentación de escribirte de nuevo. Y eso que la última carta la escribí ayer. Pero, yo soy así: imprevisible. Lo mismo tardo dos meses en escribirte, como lo hago al día siguiente. Sin embargo, amigo mío -tú lo sabes, sobradamente-, todo depende de los acontecimientos, que, algunas veces -como en este caso-, se precipitan. Me refiero, naturalmente, a la liberación del atunero vasco ‘Alakrana’ y sus 36 tripulantes, todos sanos y salvos.
Después de 47 días angustiosos -con el corazón en un puño, esperando lo peor-, la alegría de las familias de los tripulantes, abrazándose, visiblemente emocionadas, es la imagen que mejor define su radiante estado de ánimo. Este feliz desenlace ha sido posible gracias al esfuerzo del Gobierno, de la Diplomacia castellana, de los agentes del CNI y del armador del buque, en perfecta coordinación. Y, cómo no, a la discreción de las esposas de los secuestrados, después de haber sido citadas en la Moncloa por el presidente del Gobierno.
Todas las fuerzas políticas se congratularon por la liberación del ‘Alakrana’ sin que hubiera que lamentar víctimas. Declaraciones amables y amplias sonrisas para salir en la foto. Pura y repugnante demagogia. Pero -y permíteme, querido amigo, que empiece a cabrearme-, advirtieron que le pedirían explicaciones al Ejecutivo -y así lo han hecho hoy- por el pago del rescate a los piratas somalíes: 2,3 millones de euros. Y mi cabreo, como puedes comprender, lo justifica la hipocresía, sobre todo del Partido Popular. Por una parte, manifiesta alegrarse por el éxito de la operación; por otra, sin embargo, censura el pago del rescate. ¿En qué quedamos? ¿A qué estamos jugando? Personalmente, considero que lo importante, lo que debe prevalecer por encima de todo, es la vida de las personas. Sin discusión. Y, si para ello hay que pagar, se paga lo que sea necesario. Porque en situaciones como esta, y no en otras que prefiero omitir, el fin ¡sí! justifica los medios. Ahora bien, a continuación hay que perseguir a los extorsionistas -o secuestradores-, como delincuentes que son, para capturarlos y recuperar el importe del rescate, utilizando los medios, y también los métodos, que sean necesarios. Esta es mi opinión, acertada o equivocada. Pero es la que tengo al respecto. Y la asumo con todas las consecuencias.
Otra de las cuestiones de debate -que, sin duda, deberá de salir a la luz-, es si el importe del rescate lo pagó el armador del buque, a través de un seguro que tiene contratado, o, por el contrario, lo pagó el Gobierno. Es decir, todos nosotros. Estaremos atentos.
Espero que ahora comprendas por qué consideré necesario escribirte tan pronto. Hay noticias y comentarios que no admiten demora; y los amigos, entre otras cosas, están para comunicarse.
Recibe un fortísimo abrazo.
(24 diciembre 2009)
Amigo imaginario:
Hoy es Nochebuena. Una noche mágica. Ya sabes: cena familiar, larga sobremesa, villancicos, buenos deseos, los niños que empiezan a bostezar y que, finalmente, se duermen… Todo repetido, año tras año, invariablemente.
La Navidad, amigo mío, es una época del año que, para mí, ha perdido toda la esencia, todo su significado. Las ausencias, las sillas vacías, los recuerdos de vivencias familiares inolvidables e irrepetibles. Las emociones contenidas, la soledad… La tristeza. Todo ello ha contribuido a que aquella ilusión infantil y juvenil, y, más tarde, también, con mis hijos, se haya ido desvaneciendo hasta desaparecer por completo.
Me dirás que no debo ser tan pesimista. Que mi actitud ante la vida es equivocada… Tal vez tengas razón. Soy consciente de que no se puede vivir de recuerdos, anclado en el pasado. Comprendo que es necesario vivir el presente, aunque siempre con la mirada puesta en el futuro. Sin embargo, no resulta fácil desprenderse de la carga emocional acumulada.
La próxima semana, querido amigo, será la última del mes y, también, del año. De este año 2009 que termina -dejémosle que se vaya de una puñetera vez-, durante el cual hemos tenido casi de todo: corrupción política, protestas eclesiásticas -la Conferencia Episcopal castellana hizo horas extraordinarias para poder protestar por todo lo que se movía-, gripe A, y, sobre todo, la crisis económica, que nos sigue causando muchos dolores de cabeza. Y, sobre todo, mucha preocupación.
Otra compañía aérea -Air Comet- que quiebra, dejando a 650 trabajadores sin empleo y a más de 6.000 pasajeros en tierra. Habían adquirido los billetes con mucha antelación, al objeto de asegurarse el vuelo en estas conflictivas fechas navideñas, a Buenos Aires, Lima, Quito y Bogotá. Al final, como siempre, el ministerio de Fomento -es decir, el Estado; es decir, los contribuyentes- tiene que hacerse cargo de esos pasajeros y facilitarles los vuelos correspondientes. Total, unos nada despreciables 6,3 millones de euros, de las ya muy debilitadas arcas del Estado. Y, el presidente de la compañía, Gerardo Díaz Ferrán -que también es presidente de la patronal CEOE-, manifestó estar sorprendido, según aparece en la prensa de hoy, de que los consumidores siguieran comprando billetes, pese a que la compañía llevaba ocho meses sin pagar las nóminas a sus empleados: “Si yo hubiese visto esta situación desde fuera, no hubiese elegido Air Comet para volar a ningún sitio”. Y se queda tan ancho. ¡Cómo si los consumidores tuvieran la obligación -incluso, la posibilidad- de conocer la situación económica de la compañía! ¡Qué descaro y qué poca vergüenza!
En fin, amigo mío, como puedes ver, seguimos igual que hace un año. Y, sin temor a equivocarme, continuaremos en la misma línea. ¡Una verdadera pena!
Que tengas un Feliz Año Nuevo, y que los astros te sean propicios.
Un fuerte y navideño abrazo.