Soy la dama de la pluma…
Soy la dama, que coge la pluma y escribe lo que le pasa en su cuerpo, ya no joven y como tal... que a nadie le importa conservar, que nadie quiere ver ya más. Todos quieren desplazarla y, ¿por qué?, si ella no es más... que la dama de la pluma que ha envejecido escribiendo los nombres de aquellos hombres que riéndose de sus sentimientos la han convertido:"en la dama de la pluma".
Que escriban mis escritores…
Escribid aunque no ganéis ni un centavo, ni un peso, ni un euro. Escribid aunque esto sea algún día, leña para hacer fuego... Aunque sea el capítulo de un cuento. El nuestro. O un viajero en el metro, que ya no veremos más. Escribid porque es gratis y es un momento de la vida en que la felicidad nos toca, Es por instantes, lo único, que en realidad... tenemos. "Más importante que el trabajo, más importante que el dinero".
Escribid y demos gracias a Internet por darnos la oportunidad de hacerlo, aunque no nos paguen, aunque no le gusten nuestras imágenes. Escribid y no queráis ser los primeros "porque los primeros serán los últimos Y los últimos...
Escribid porque se puede mejorar con el tiempo y la práctica Y no nos miremos por encima del hombro, "que la envidia no nuble la felicidad que sentimos... escribiendo". Escribid y brindad porque este momento en que estamos juntos, sabiendo nuestros nombres, dándonos consejos, es único e irrepetible y puede morir muy pronto, y no son buenos los malos recuerdos ni los remordimientos. Y menos cuando hay cariño, por medio.
Verano, Campos, Diego, Córdoba, Albacete, Serena, todos, fue un gran gusto conoceros y seguid escribiendo porque la dicha no tiene precio y ser feliz también es esto, que gratis hacemos.
El escritor no es tan bueno…
...Pues la dama no le deja, va tirando de su talento y no se muestra al 100%.
La dama es egoísta, todo quiere para sí, como en ella no hay talento, sólo ganas de vivir... como en ella no hay tristezas que la hagan escribir... no consiente al escritor, no le quiere ver sufriendo, y va tirando de él pa´que deje de existir, más no de vivir, pues él está en su cuerpo y no se debe morir.
Con ella disfrutará de la ilusión que no hay en la sociedad actual.
La doncella nacerá…
...Y matará al escritor ocupando su lugar. Si el escritor escribió mal... ella ni lo va a intentar. Despidamos al escritor y recibamos a la doncella, no necesito las armas para acabar siendo ella y no otro, el que dicte, disponga y mande en las acciones de un solo ser.
Se muere el escritor…
Poco a poco se va alejando, pero sigo escuchando su corazón latir. Todavía domina mi cuerpo pero su actuación, pronto terminará.
El escritor se muere, se apagará para siempre, no volverá a nacer, yo espero que no, pues nació de un parto difícil y pocas cosas aportó. El escritor se acaba, la lluvia marca el ritmo que acerca el momento tan esperado por mi. La lluvia es mi aliada y deseo que llueva tanto y tanto para que esté pronto aquí, su fin.
Voy a dejar que escriban los escritores…
Los escritores no saben porque quieren escribir, pero es que si no lo hacen, se sienten como morir. Es así, quien no lo sienta no lo comprenderá jamás, no es algo de lo que ellos se puedan separar. Cogen su bolígrafo y empiezan con una idea pequeña, pero el mundo gira rápido y nacen miles de ideas, todo cobra vida en ellos y escriben sin saber el motivo, pero no pueden parar y por eso se dejan llevar de ese inofensivo deseo, tan barato y peculiar que con boli y papel se suele arreglar.
En ocasiones sienten vergüenza por lo que han escrito... ¿Cómo se me pudo ocurrir a mí contar estas tonterías?, !Que mal escribo¡, dirán otros, !Que de faltas de ortografía sé que tengo¡, ...eso fue culpa de la profesora de Literatura, sin dudas, pero la vida es así y ellos están ahí, para bien y para mal pues no lo pueden cambiar y ni lo llegan a desear, pues escribir puede ser un secreto que sólo conozca tu madre, sus textos ofrecerán para que los lean quienes sed tengan de leer si eso se les ocurriera, o también pueden hacer terapia con la escritura para alcanzar un pedazo de la felicidad de esa que dura y dura.
Desnudaré a los escritores…
Porque quiero conocerles, que me cuenten su pasado, su presente, sus proyectos. Desnudaré a los escritores, lo pediré humildemente, con la prudencia necesaria para no caerles mal.
Quiero saber como llegaron a serlo, si se nace o se aprende, si escribe de lo que siente, de su vida o de su gente, si cuando escribe se alegra, se entristece o le da igual.
Desnudos se quedarán, así yo podría verles, llegar al fondo y pensar: que bueno es conocerles desde adentro, ya lo siento, que me cuenten como lo hacen, ¿cuántas horas?, si les vienen las ideas o las planean...
Si es dolor o esclavitud, profesión, pasatiempo o alegría. Juro que los desnudaré, ya les veo sacarse el sombrero, los zapatos, calcetines, poco a poco... Ya están sólo con reloj y será eso lo último que se sacarán para decirme: “mira el tiempo que tardamos para que veas lo que somos” y ¿ahora qué?... Pues les diré: ahora estamos más unidos que nunca.
El escritor, descansa…
Después de mucho escribir, el escritor descansa, quiere levantarse temprano para ver si hay nuevas fresas o si ha crecido la parra, o si vino el jabalí y todo lo destruyó o si su trabajo fue lo que el viento se llevó. Al final sabrá si lo suyo durará una eternidad o simplemente será: "Lo que el viento se llevó".
Escribo porque sí, y escribo:
Que ya no sé como escribir: Te quiero, sin ya poderlo decir lo he de aprender a escribir, es otro nuevo método de matar el sentimiento cuando separación tenemos. Tú no eres buen poeta y te reirás de mí, yo no sé como te lo voy a escribir, yo te quiero y es verdad, pregúntalo al mismo Dios, pídelo por caridad si es que dudas de mi amor, el cielo será sincero. Yo escribo porque sí, y escribo: te guste o no, yo lo hago para decirte: Te amo, pues de otra forma la noche se hace mi techo eterno, desde que te conozco mi vida tomó otro rumbo, ya me levanto cantando, para nada ando llorando, y el perro vuelve a quererme porque sabe que te amo y te quiere como a un padre.
Escribo porque sí, y escribo: y si llegas a rechazarme, te escribiré una poesía, que te juro, de bonita robará la pena mía y ya no tendré que escribirte.
Necesito que muera el escritor…
El escritor me está matando y todo lo que voy escribiendo mi madre lo va rompiendo, no quedará su recuerdo.
Necesito asesinarlo porque me hace daño, siempre escribe que te escribe y para él ni un momento. Muere pronto, muere en mí, como a un mal espíritu te saco pues no me dejas vivir y como no todo tú eres yo, aunque en ocasiones lo parezca pediré que te vayas, mientras la tranquilidad... regresa.
El escritor ha sufrido…
El escritor ha sufrido... Sólo escribe el que ha sufrido, sólo el que sufrió, escribe pues es la única manera de dejar el sufrimiento sin acabar en suicidio.
Señores, los escritores son los seres que más han sufrido, y si ellos prueban vicios es por conocer el sinsabor de la pasión que en su camino recto, ellos no han conocido.
Algo se quieren llevar, se llevan la imitación, se llevan el sinsabor, el sustituto del amor que se intuyó podría haber con otro ser que se perdió... ya en la noche... ya en el olvido. Quedan pensando en el vicio, en la aventura posible, en la mujer que les besa, sin preguntarse, de dónde ellas, han venido. Eso son los escritores. Elegir de que morir…
Si morir de amor por ti, eso no. Si porque me atropella un coche, menos. Por caerme de un árbol o porque llegó la hora en que Dios, sin más, me llame, para estar a su ladito.
Pues yo me quedo con esto último y que nadie cambie el rumbo, lo demás, yo dejo a otros... El mal final no es para la doncella que me habita ni para el escritor, que está débil.
Escribo y voy a dormir...
Antes de estar con Morfeo escribo “que soy feliz”, tengo casa, tengo coche, tengo familia y trabajo, tengo amigos en téstale, tengo ganas de vivir. Vivo contenta con lo aprendido, quiero seguir estudiando, no me importa llevar golpes ni bater todos los récords. Yo soy eso, y si suspendo en la vida, siempre me quedará seguir sonriendo, porque vivo, soy feliz, tengo gatos, tengo amigos, tengo ganas de vivir.
La pistola blanca…
No provocaba heridas, pero transformaba almas. Esa pistola era magia.
La poseía un poeta y gastaba todas sus balas, nadie sabe si esa historia fue real o fantasía, un invento que contaban las vecinas de allá arriba.
A aquellos que ha apuntado la defienden y protegen pues ahora no son villanos, sino duendes muy valientes.
¿Quién podrá tenerla ahora?, ¿qué poeta la tendrá?, si alguno sabe donde está que por favor me lo cuente que por mí, nadie lo sabrá.
No escribiré antes de morir… eres mi amor…
Fui incapaz de contarte mi vida, te escribí, pero esa carta jamás se envió.
Fui incapaz de mirarte a los ojos y te llamé por teléfono, pero al contestarme tú, lo colgaba. Fui incapaz de acariciarte el pelo, pero te envié un peluche a una dirección equivocada para que durmieras con el. No logré descubrir cual era tu perfume pues no me acercaba a ti, pero esa supuesta fragancia fue sustituida por la de rosas y claveles en una tienda de mi pueblo.
¿Sabes?, lo he perdido todo por miedo a un fracaso que se anunciaba día a día con tu desprecio. Fue una pena haberme equivocado y bueno fue disimularlo, pero esperando a un nuevo amor me pasaron los años...
Con el tiempo supe de ti, tenías rosas y claveles en tu jardín, enviaste tantas cartas que ya no podían contarse a un destinatario inexistente, recibí muchas llamadas de números desconocidos... ¿Sabes por qué?... porque tú eras mío y yo tuya, pero nos separaron los astros, las diferencias, el interés y por eso: "Ahora somos dos barcos que navegan sin rumbo en medio del océano y pronunciando vamos nuestros nombres, en silencio, para que el otro... no pueda escucharlo".
A pesar de eso, Jamás escribiré: "Que has sido mi amor".
Menos mal que ellos existen…
Y que saben bien quien soy. Menos mal que ellos me cuidan, aunque por mi falta de fe, "no acepto pensar en ellos, no rezo en ninguna parte, no llevo a Dios por delante no visito las iglesias y... no permito el confesarme ante un "señor de Dios".
Pero aquellos que fueron santos muy dentro de mí, están... por eso, ellos, menos mal, que comprenden estas faltas, que tenerlas está bien, se puede vivir sin fe y sus historias leer... Se puede no creer y sin embargo, tener a esos seres por amigos.
Se puede de tantas formas ser de ellos, estar con ellos, que ellos sabrán elegir aquella manera correcta, que no necesita iglesia, que decir de la oración, aquella que no se confiesa y sin embargo, aquella que obtiene el perdón. Esa es mi fe, esa es mi religión. Por eso, "menos mal que ellos existen".
No podré vivir sin él…
Le conocí aquel día y por eso ahora sé lo que quise, lo que quiero: quiero estar siempre con él, me arropa su presencia y llena todo mi ser, sin darme cuenta era suya en espíritu.
Él es mi norte, mi ídolo, mi modelo, mi amigo. Él es el hijo de Dios y yo, soy la dama de la pluma que escribe poemas de amor.
Se burlaron de un poeta…
Se rieron de aquel poeta por ser un gran soñador, lo gris convertía en blanco, lo negro mezclaba con gris, y al azul le sonreía y al rojo le lloraba, el verde adoraba y el crema lo relajaba. Era un ganador, pero escribía poesía y se rieron de él, pero no le importó demasiado by siguió con su pluma y su papel. Era sólo un hombre que disfrutaba escribiendo y nada le importaba. Le llegaron a admirar al ver que no le importaban las críticas de los demás. Por eso ahora cree que en el mundo es posible cambiar los rumbos, los destinos y las ideas.
Mi profe de Literatura…
Tuve una profesora de Literatura en el colegio que era muy exigente, yo siempre admiré a los grandes escritores, leí mucho de pequeña, pero no era mi mejor materia.
Así fue durante la primaria y una parte del bachillerato, no me veía en medio de tantas letras como me ando ahora, pero tampoco sé cuanto me durará, yo no siempre soy la misma, ahora igual escribo, y luego abandono este pasatiempos y me paso unos mesitos leyendo o andando en la bicicleta.
La profesora Conde, así se llamaba mi profesora de Literatura, era gallega, en concreto de Orense, estaba viuda y siempre venía maquillada a darnos clase. Nos leía poesías bien compuestas, no como muchas de estas que se escriben aquí, pero es que ahora se lleva la poesía libre o como se llame y yo me apunto a ella, pues para mí mover mi pluma es como hacer taichi, lo quiero hacer para relajarme y según me lo permita el cuerpo, en ocasiones me siento orgullosa de mi obra y en otras pienso: vaya por Dios, estoy pintando bien la mona. La profesora vive todavía, espero que no lea esto pues se recordará de mí, claro que sí, se acordará, pues siempre me hacía las preguntas más difíciles y leía poesía a mi lado.
Bueno, si sabe que escribo aquí ya estaría corrigiéndome las faltas de ortografía y tantas otras cosas porque para ella nunca llegaba a ser perfecta en su materia, ni medio perfecta.
Estaría diciéndome como tenía que hacerlo, como hacer las rimas, como utilizar las metáforas.
Me parece bien eso para aprobar Literatura, pero yo soy libre en todo menos en el trabajo que tengo un jefe que me manda. Ser libre es dar lo mejor de ti sin permitir que te saquen los momentos de felicidad que puede ofrecerte la vida fuera de tus obligaciones.
Ella ha logrado que la recuerde como la bruja del colegio, la profe exigente con Literatura, que debía ser una materia bonita y de relax.
Ahora ya es mayor y le estarán sonando las orejas, pero es lo mismo, soy sincera. Bueno fue mi peor materia, por eso tal vez me lancé a leer y a escribir desde pequeña, para saber sí yo también podía hacerlo como los grandes.
Poder sí que puedo hacerlo, pero como los pequeños, pero puedo de la forma que sea.
Los otros profesores de Literatura que tuve me pusieron muy buenas notas, quizá porque me acostumbré a leer y a escribir o tal vez porque mi querida primera profesora me pedía demasiado.
Escribo un 85% por vocación o como mecanismo antistress, y un 150% por venganza, puede ser, ahora sí, no le deseo mal a nadie. Ya cada uno recibirá lo que le toque, espero que no reciba yo, llorar demasiado.
Enviado el 5 de mayo del 2010