HOMENAJE A UN ABUELO
Quiero mirar la vida sin el pecado en mis ojos. Observar cada maravilla que el mundo nos ofrece en su real dimensión. Despojarme de todo lo mundano que rodea y confunde a mi atribulada alma. Lograr la armonía en mi espíritu, para así pensar con toda la claridad que mi corazón necesita.
Recuerdo que cuando era niño esperaba con mucha alegría esas reuniones familiares, en donde después de la sobremesa nuestro abuelo nos contaba a modo de apasionante relato, las mas bellas e increíbles remembranzas.
Hoy la magia de un abuelo parece perdida en el mas oscuro y triste pasado. Dicen que en la actualidad es mucho mas fácil entretener a los nietos, ya que se cuenta con la ayuda de la tecnología; consola de juegos, televisión, DVD, libros animados, libros digitales, cine y una variedad inimaginable de sorprendentes juguetes.
Otros sin embargo, manifiestan que cincuenta años atrás era mas sencillo, pues a los niños de la Post-Guerra les fascinaba la vida misma. Vivian una aventura permanente, en donde ellos eran participes de cada echo o suceso.
Cuando se es purrete, se conserva muy dentro de uno esa inocencia que al crecer se va perdiendo. Una desapasionada e indolente sociedad nos va inoculando un veneno a diario, haciendo que de a poco olvidemos las mas puras y nobles tradiciones.
A lo que me estoy refiriendo, es al papel del “ABUELO”, esa bella persona que ya entrada en años, nos brinda con su inmensa sabiduría y amor los mas fascinantes cuentos e historias de la vida. Ese hombre que también alguna vez fue un niño lleno de sueños e ilusiones.
Como imaginar que justo el lo fuera a abandonar a su ingrato destino. Mirando a través del grueso vidrio del ventanal que da a la calle, no deja de pensar que aun añora con desesperación estar en el seno de sus seres queridos. La copiosa lluvia deja a su paso un torrente de agua que se desliza con fuerza hacia la vieja alcantarilla.
Hace ya tiempo enfermo y por razones de salud debía dejar su querida casa e ir a continuar su existencia a aquella casa extraña y sombría. Allí, en donde la esperanza parecía dormida en el mas hondo silencio. Un sitio desconocido y solitario, a pesar de que nunca esta solo. Percibe en sus mas intimas fibras que es un intruso y que el no pertenece a ese lugar.
Tal vez, lo que mas le duele es que justo el, “su amado nieto”, lo abandonara a su cruel destino. Un día lo tomo con sus fuertes brazos y le dijo: abuelo, lo vamos a llevar a una casona para que este mas cómodo y mejor cuidado. Es solo temporal y cuando usted mejore lo iremos a buscar para que continúe junto a nosotros.
La primera semana lo fueron a buscar y paso un día glorioso con su verdadera familia, “la suya”. Luego pasaron los días, las semanas que se hicieron meses, y estos que se transformaron en años. La vida se le va escurriendo como arena entre los dedos, y ya no tiene la dicha de volver a sonreír.
Es que ya nunca mas pudo ver a su familia. A veces espera con una pequeña lucecita de esperanza, que llegue ese ansiado domingo para reencontrarse con sus afectos.
Intuye que le queda poco tiempo, pero a pesar de todo aun atesora en lo mas profundo de su corazón, aquellas anécdotas que su abuelo le contara. Cuando la tarde se va apagando en el lejano horizonte, cierra sus cansados ojos y lentamente se va adormeciendo en su silla.
Solo tiene un pensamiento, despertar en ese paraíso mágico de ilusiones, en donde la felicidad es una certeza y no una falsa utopia.
Escucha una fuerte pero dulce voz que lo invita a creer que el nuevo comienzo esta allí, muy cerca de el. Una luz celestial y llena de amor lo van guiando a su nuevo destino.
Una extensa y verde pradera llena de magnificas flores se dejan admirar como el mas preciado tesoro. Comienza a correr con la fuerza y alegría de un niño. Su suave y largo cabello plateado parecen reflejar la luz del radiante día. Corre y ríe, la felicidad es su nueva amiga.
A lo lejos parece divisar los rostros de muchos seres que el conoce. Levanta las manos al majestuoso cielo y agradece tanto amor, tanta dicha. Pero por sobre todo agradece a Dios, porque sabe que ya nunca mas estará solo y se sentirá triste. Nunca mas.
POR EL POLACO