Y la noche vino,
más gélida que nunca.
El día se extinguió,
y la noche vino.
Cosas dejadas por hacer,
pues la fría noche nos sobrevino.
Promesas incumplidas,
pues implacablemente todo lo arrasó,
y tiempo al suspiro no dejó.
Y la temida noche vino,
más dolorosa que nunca,
como alfileres punzantes,
como rosas de espino,
como hiel amarga,
devastándonos el corazón.
Vino y nos torturó.
Vino y con el espléndido día acabó.
Vino para traer desolación y amargura.
Vino para no partir.
Vino para sufrir.
Y la temible noche vino...