En mi anterior artículo, cuyo título es "Consejos básicos sobre casinos", mencioné algunos aspectos de sentido común a la hora de jugarnos el dinero. En este artículo, incluiré uno más.
Una vez nos hemos familiarizado con un juego en particular, o varios en general, no sirve jugarnos el dinero sin control. Debemos poner unos límites. El juego no puede nunca jamás convertirse en un problema, y como dice el refrán: La avaricia rompe el saco. Juegue por placer, disfrute del juego, y nunca se obsesione. Si observa que hoy no es su día, no continúe jugando. Tal vez mañana tenga más suerte.
Si solamente se puede permitir perder 50 pavos* a la semana, ése será su límite. Nunca jamás lo sobrepase. Además, yo excluiría los 50 pavos jugados de las ganacias generadas. Para ello, necesitamos apuntar todo el dinero que llevamos gastado, y llegados a ese punto parar de jugar con dinero real**. Dicho de otro modo, si se ha gastado los cincuenta pavos y ha ganado cuarenta, deje de jugar. No intente recuperar los diez que ha perdido. De este manera, minimizaremos las pérdidas. No obstante, si se ha jugado cincuenta pavos y ha ganado noventa, habrá obtenido cuarenta de beneficio. Si continúa jugando, puede que pierda los cuarenta pavos ganados, y no es una buena estrategia, porque recuerde que "la banca siempre gana", y que la codicia nunca ha sido buena consejera.
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*Nótese que aquí empleo "pavo" con el significado de cualquier moneda, esto es, dólar, euro, peso... Originariamente, se refería a cinco pesetas. La peseta ya no existe.
**Si desea continuar jugando, hágalo sin dinero real, que, además, puede contribuir a mejorar su estrategia de juego.
***También se las denomina "tragaperras".
Autor: Miquel M.