(15 enero 2010)
Amigo imaginario:
¡Estamos ya en un nuevo año! Y, como ocurre al principio de cualquier año, no sabemos lo que nos deparará. Aunque, para empezar, nuestro presidente del Gobierno acaba de asumir la presidencia de turno de la Unión Europea. Y ello, en principio, supondrá una responsabilidad añadida a las que ya tiene, que no son pocas. Cierto es, sin embargo, que su mandato durará únicamente seis meses; y esto, en cierto modo, es tranquilizador, pensando en que no se puede descuidar la atención a los problemas de nuestro país.
Hablando de problemas, amigo mío, el paro continúa siendo la mayor preocupación de los ciudadanos. Y no es para menos. Cuatro millones de parados son muchos parados, porque, además, son cuatro millones de trabajadores que no cotizan, que perciben el subsidio de paro -aunque no todos, ciertamente-, con lo que las arcas del Estado se ven seriamente debilitadas; y, de seguir así, tanto las pensiones, como la sanidad pública y otros derechos sociales, pueden sufrir recortes que perjudicarían, considerablemente, a muchos ciudadanos de este país. Ciudadanos que, después de una dilatada vida laboral -contribuyendo a sanear el erario público con sus aportaciones porcentuales-, pueden verse gravemente afectados por la ausencia de una protección social que les corresponde por derecho.
Del mismo modo, considero que la Administración tendrá que negociar con la Patronal, un acuerdo -serio y comprometido- que estimule la creación de puestos de trabajo, con el fin de garantizar, en la medida de lo posible, la ausencia de precariedad en el empleo.
Como sabrás, querido amigo -aunque tú estás en otra dimensión-, un terremoto asoló Haití, destruyendo o dañando seriamente el 90% de las casas y edificios, entre los que se encuentra el Palacio Presidencial, la sede de la ONU y las embajadas. Los muertos, que se cuentan por decenas de miles, abarrotan las calles de la capital Puerto Príncipe. Los cementerios, que también han sufrido los efectos del seísmo, quedaron inutilizados. Por ello, como solución inmediata para evitar epidemias, se optó por hacer fosas comunes en el campo. Y, como problema añadido -además de los heridos, la falta de agua y alimentos, así como la ausencia de atención médica-, las réplicas se suceden, aunque de menor intensidad. Una gran desgracia que, como tantas otras, se cierne sobre una de las zonas más pobres del planeta.
Un doble titular de prensa, que selecciono entre los muchos que aparecen en los periódicos, creo que expresa claramente lo ocurrido y sus consecuencias: “Una tragedia sin precedentes” “Desprovisto de instituciones, Haití es una inmensa fosa común habitada por un pueblo entero de refugiados”.
Como puedes ver, imaginario amigo, hoy únicamente te comento calamidades. Y, para no perder el ritmo, quisiera hacer una reflexión sobre una cuña radiofónica que, en los últimos días -como cada año-, emiten varias veces al día, los siete días de la semana: “Hay 3 millones de leprosos en todo el mundo. Hoy, la lepra tiene curación. Con sólo 20 euros se puede curar a un leproso”.
Al oír algo así, uno se pregunta: ¿Cómo se puede consentir que una enfermedad tan terrible -siendo curable-, continúe haciendo sufrir a tanta gente? ¿Cómo es posible que por 60 millones de euros -que se gastan bastantes más en campañas promocionales y eventos de todo tipo, que luego se quedan en agua de borrajas-, las naciones, los organismos internacionales, las asociaciones de toda índole, los filántropos…, o el sursuncorda, no se ponen manos a la obra? ¿Pretenden, con este tipo de mensajes, que nos sintamos culpables y remover nuestras conciencias? ¿Qué nos están contando? ¿Será un mensaje subliminal? No sé qué pensar.
Bueno, creo que por hoy ya es suficiente ¡Basta ya de desgracias! Respira hondo, sal a dar un paseo…, procura distraerte.
Un fuerte abrazo, amigo mío.
(30 enero 2010)
Amigo imaginario:
A punto de finalizar el primer mes de este nuevo año, ya tenemos en el país varios asuntos que, me temo, van a dar mucho que hablar -y, también, que escribir-, sobre todo al partido de la oposición. Para que la fiesta no decaiga.
Por una parte, la necesidad de construir en nuestro territorio lo que ahora se denomina: almacén temporal centralizado (ATC) de residuos nucleares. Y, hasta el día de ayer, ya hay cuatro municipios que se presentan como candidatos: Ascó, en Cataluña; Santervás, en Castilla y León; y Yebra y Villar de Cañas, en Castilla-La Mancha. Se presentarán más, sin duda. Pues, ciertamente, la necesidad vital de una alternativa a la agricultura y a la ganadería -que, lamentablemente, en algunas comarcas no están en su mejor momento-, exige soluciones urgentes para evitar que algunos pueblos desaparezcan. Y esta es una realidad incuestionable. Que está ahí, pese a quién pese. Ahora bien, la desconfianza generalizada sobre la seguridad de estos almacenes, o silos, o cementerios nucleares, o cómo quieran denominarlos, no se desvanece tan fácilmente.
Recordarás, amigo mío, un artículo que escribí hace un par de años, relacionado con este asunto, en el que hacía referencia a la peligrosidad de la energía nuclear, poniendo como ejemplo el desgraciado accidente ocurrido el 26 de abril de 1986 en Ucrania, en la central de Chernóbil. La fuga de grandes cantidades de material radiactivo a la atmósfera, causó decenas de víctimas mortales e innumerables afectados por la radiación. Sin embargo, aún reconociendo que el riesgo cero no existe en ninguna actividad, y que mis precarios conocimientos sobre la materia me obligan a manifestarme con la debida cautela, sigo considerando que la energía nuclear lleva implícito un gran riesgo de impacto radiológico ambiental, cuya magnitud, en gran medida, todavía desconocemos.
No quiero preocuparte, querido amigo, con mis consideraciones y temores; pues, en la prensa de anteayer, he leído las declaraciones de un profesor de ingeniería nuclear, Eduardo Gallego Díaz, miembro del comité de expertos que asesoró al Gobierno sobre el almacén de residuos radiactivos, en las que asegura que el silo nuclear resistiría el impacto de un avión de combate a 800 km/h. Y esto, en principio, supone una cierta garantía. También es cierto, que un almacén de este tipo nada tiene que ver con una central nuclear: “El proyecto -manifiesta el profesor Gallego Díaz- se basa en el aislamiento de productos radiactivos en una doble capa de acero. Las barras de combustible gastado se encuentran dentro de una cápsula. Y todo va dentro de un silo con paredes de hormigón armado de resistencia especial de entre 1,5 y 2 metros de grosor”. Continúa diciendo que las radiaciones están totalmente controladas y no pueden salir de los muros de hormigón… Luego, todavía queda lo del transporte, que, según en que condiciones y circunstancias, digo yo, tampoco es un tema baladí. Por todo ello, aunque debemos confiar en los que tienen amplios conocimientos sobre este asunto, sigue preocupándome -y, mucho, muchísimo- la energía nuclear y sus posibles efectos secundarios.
Otro de los asuntos que ha levantado cierta polvareda, por considerarse “El mayor escándalo sanitario del siglo” -así figura en un titular de prensa-, es la gripe A.
En mi carta del pasado 2 de septiembre de 2009, en la que te hablaba de la alarma social provocada por las contradictorias declaraciones de las distintas organizaciones médicas sobre la nueva gripe, también te decía: “ …sospecho que más de uno debe de estar frotándose las manos pensando en el que puede ser el negocio del siglo. O, por lo menos, el negocio de su vida”. Y, al parecer, así ha sido. El Consejo de Europa abrió una investigación para determinar si la declaración de pandemia por parte de la OMS estaba justificada y si, como se sospecha, ha habido intereses económicos -se refiere, naturalmente, a las multinacionales farmacéuticas- tras la campaña de vacunaciones masivas. Esperemos que esta organización continental llegue hasta el fondo del asunto. Mientras tanto, permaneceremos atentos.
Por último, paciente amigo, te comunico que el Gobierno pretende retrasar la edad de jubilación oficial a los 67 años, como medida para garantizar, dicen, el cobro de las pensiones más allá del año 2030. Bueno, otro tema de debate sobre el que, en principio, todos los partidos y sindicatos han expresado ya su oposición. De todos modos, según la información que aparece en la prensa de hoy, el Ejecutivo cuenta con el respaldo de la patronal y de la Comisión Europea. Estoy convencido de que no vamos a tener tiempo de aburrirnos. Y eso, de momento, no sé si es bueno o malo.
Un fuerte y reconfortante abrazo.
(10 febrero 2010)
Amigo imaginario:
Seguimos por el mismo sendero, estrecho y tortuoso -a veces, intransitable-, de la política. En los periódicos, en las noticias de la radio y en las de la televisión, todos los días aparecen informaciones del principal partido de la oposición, en contra del Gobierno. Y el Ejecutivo, por su parte, replicando a la oposición. Es decir, más de lo mismo. Pero soluciones reales y efectivas, ninguna.
Te lo he dicho en otras ocasiones: el Partido Popular dedica todos sus esfuerzos a desgastar al Gobierno. Únicamente pone en marcha toda su maquinaria política, con un gran derroche de palabrería, al servicio de una campaña de acoso y derribo, que no beneficia a ninguno de los dos. Y, mucho menos, al país. Porque, escuchando con atención al señor Rajoy, uno se da cuenta de que no plantea propuestas serias. Se limita a lanzar críticas, a modo de dardos envenenados; pero, soluciones, lo que se dice soluciones, ninguna. Ahora bien, sigue insistiendo en que su partido está preparado para gobernar. Que tiene un plan. Tanto insiste en lo del plan, que a uno le entran ganas de cantarle: “El PP tiene un plan, matarile, rile, rile. El PP tiene un plan, mecachis en la mar” Al final, todo es humo. Lo único que pretenden es gobernar, tener el poder, la hegemonía… Pero este país, les importa una mierda. A pesar, eso si, de que se les llena la boca cada vez que lo mencionan. Mentira, todo es una burda mentira. Y así nos va.
No es menos cierto, amigo mío -hay que reconocerlo-, que el Ejecutivo da la impresión de estar dando palos de ciego. No parece que esté muy centrado a la hora de anunciar reformas: fiscales, laborales, en las pensiones… Ya que, en función de cómo reaccionen las demás fuerzas políticas, la patronal, los sindicatos…, y los ciudadanos, las lleva adelante o las modifica. O, simplemente, las anula, sin que llegue a existir un debate parlamentario. Se observa, al menos en lo que a mí respecta, una reiterada improvisación. Y, mientras tanto, la crisis económica nos sigue asfixiando.
En momentos de dificultades, como la actual crisis económica, todas las fuerzas políticas -especialmente el principal partido de la oposición- tendrían que unirse, sin fisuras, por una causa común. Pues, para bien o para mal, se trata de nuestro país. El de todos los ciudadanos que les hemos votado, a unos y a otros, para que nos representen y defiendan nuestros intereses comunes.
Algún día, seguramente antes de lo que esperamos, el Partido Popular llegará al poder, no tengo ninguna duda. Entonces, cuando quede patente que ni tenían un plan, ni ideas brillantes, ni soluciones infalibles a los múltiples problemas que aquejan a nuestro país, simplemente dirán -como respuesta recurrente habitual- lo de siempre: “De aquellos polvos vienen estos lodos”, culpando así, de su propia incapacidad, al anterior Gobierno. Y se quedarán tan anchos.
Querido amigo, todo lo que está aconteciendo en el ámbito político es tan agotador, tan decepcionante, que no pienso seguir consumiendo más energía, ni más tinta, escribiendo sobre una actividad que, desde siempre, me produce náuseas.
Afortunadamente, sigue habiendo vida más allá de la política. Y por ello, igual que la brisa hace más soportable el agobiante calor, nos reconforta saber que Vicente Ferrer, luchador incansable en Pro de los más desfavorecidos, está propuesto para Nobel de la Paz, a título póstumo. O, lo que es lo mismo, la fundación que lleva su nombre y que continúa su obra. Fue un hombre excepcional, cuya labor en Anantapur (India) es de sobra conocida. Sin embargo, paciente amigo, de las muchas frases pronunciadas por Vicente Ferrer en algún momento de su vida, quiero destacar tres que considero de gran relevancia:
• “La utopía es el punto final que no ves, pero hacia el que te diriges”.
• “Todas las instituciones son conservadoras por definición y no quieren enfrentarse demasiado cuando surgen algunos problemas” (en referencia a la Compañía de Jesús).
• “En la India necesitan ayuda para salir de la miseria social y económica, no necesitan que les cambies su religión”.
Espero que el comentario referido a Vicente Ferrer haya calmado la inquietud interior que, sin duda, te ha producido la perorata política.
Un fuerte abrazo.
(27 marzo 2010)
Amigo imaginario:
Después de mes y medio sin tener noticias mías, habrás pensado que ya me había olvidado de ti; pero no, amigo mío, el motivo de esta tardanza ha sido el trabajo que, como suele ocurrir, ha llegado todo junto, en tropel y desbocado, y no he tenido un momento de respiro.
Como noticia importante, al menos yo así la considero, te comunico el fallecimiento de Miguel Delibes, el pasado día 12 de este mes de marzo, a los 89 años. Considerado uno de los mejores escritores castellanos del siglo XX, fue miembro de la Real Academia Castellana, Premio Nacional de Literatura, Premio Nacional de Narrativa, Premio Príncipe de Asturias de las Letras y Premio Miguel de Cervantes. Además, logró múltiples galardones y distinciones por su prolífica obra literaria y periodística. Propuesto en diversas ocasiones al Premio Nobel de Literatura, murió sin haberlo conseguido. Sin embargo, a modo de sencillo homenaje, me quedo con el siguiente titular de prensa: “El Premio Nobel de Literatura se quedó sin Miguel Delibes”. No quiero terminar este comentario sin manifestar mi desagrado, y también mi protesta más enérgica, por la ausencia de la familia Real en las honras fúnebres.
Pasando a otro asunto, querido amigo, todos los medios se han hecho eco de los casos de pederastia en el seno de la Iglesia Católica, que no sólo salpican a los sacerdotes implicados, sino también a la alta jerarquía eclesiástica -incluido el Papa Benedicto XVI-, por haberlos silenciado. Y no se puede consentir, bajo ningún concepto, que miembros destacados de la Iglesia hayan chantajeado, amenazado o sobornado a las víctimas, para que no denunciaran estos hechos. Cierto es, sin embargo, que no se puede juzgar al todo por la parte. Ahora bien, cuando esa parte adquiere una dimensión como la de los hechos que han salido a la luz -primero, en Estados Unidos; y ahora, en Irlanda-, se acerca tanto al todo, que, inevitablemente, alcanza la suficiente entidad como para tenerla en consideración. Por otra parte, observamos en la Iglesia una doble vara de medir, según le convenga. Condena enérgicamente el aborto, en cualquier circunstancia, y amenaza con excomulgar a todo aquel que propicie la aprobación de la ley que lo legalice. Sin embargo, cuando hechos tan graves como la pederastia se producen en su seno, y salen a luz, se limita a pedir perdón, como si en lugar de un delito, se tratara de una mera travesura. Y aquí paz y después gloria. Pero no es suficiente con pedir perdón. A los autores de actos tan aberrantes -considerados como delitos graves- hay que apartarlos, de inmediato, del ministerio sacerdotal; y juzgarlos, aplicando la ley, como se hace con cualquier ciudadano que comete una agresión sexual. Y no se trata de enviarlos a la hoguera, sino de hacer justicia conforme a la ley. Eso es todo.
Como ves, paciente amigo, hoy sólo tengo noticias que me crispan, enfurecen e irritan. No puedo evitar que se me calienten los dedos ante tanta corrupción e hipocresía. Por cierto, hablando de corrupción, últimamente los políticos están que se salen. Primero, el caso Gürtel, en Valencia. Ahora, el caso Palma Arena, en Baleares. ¿Cuál será el próximo?
Bueno, cambiando de asunto, ¡ya llegó la primavera! Y, aunque el tiempo no acompaña, parece que el cambio de estación afecta, inevitablemente, al normal comportamiento de las personas. ¿Será por aquello de que “La primavera la sangre altera”? Pues, va a ser que si. Sin embargo, no es únicamente la sangre la que se trastorna. También el horario experimenta una transformación: a las dos de la madrugada de mañana día 28, habrá que adelantar una hora los relojes. ¡Qué invento! Me pregunto si esa decisión de los entendidos sirve, en realidad, para ahorrar energía. Dicen que así se aprovechan más horas de luz natural. Sólo espero que los días no estén nublados. Ahora bien, lo que si es cierto es que esta noche tendremos una hora menos para dormir; los transportes, especialmente las líneas aéreas y el ferrocarril, se verán afectados y tendrán que hacer ajustes -tal vez, desajustes- en sus horarios; los hospitales, además de las guardias de médicos y personal sanitario, tendrán que ajustar también las medicaciones de los pacientes; las madres con bebés, además del ingrato trabajo diario, se trastornarán ajustando los horarios de los biberones… Y nosotros, que somos marionetas en manos de unos iluminados que se sacaron de la manga el invento del ahorro energético, andaremos como autómatas durante unos días -es decir, atontados-, hasta que nuestro reloj biológico se normalice. Y todo esto, realmente ¿sirve para algo?
Mi buen amigo, termino ya esta carta comentándote otro nuevo invento: la TDT (Televisión Digital Terrestre), que, con el denominado apagón analógico, ya está en la mayoría de los hogares de nuestro país. Pues bien, ahora disponemos de veintitantos canales gratuitos. ¡Qué bien lo vamos a pasar! Dijimos alborozados, ignorando lo que nos íbamos a encontrar. Y es que, exceptuando los informativos, alguna que otra película, algún programa divulgativo científico-cultural y alguna serie costumbrista o de ficción, disponer de tantas cadenas no supone ninguna ventaja para los sufridos telespectadores. Por un lado, programas infumables, que proliferan como setas, en los que ciertos personajes van a airear sus miserias; eso si, cobrando una pasta gansa. Por otro, concursos que son un insulto a la inteligencia. Y, por último, ofertas comerciales que repiten con perversa insistencia, una y otra vez, el mismo e inútil producto, hasta provocar náuseas. ¿Qué hemos ganado con el cambio? Volvernos idiotas, irremediablemente.
Espero no haber influido muy negativamente en tu estado de ánimo. Pero, como puedes ver, es lo que hay. Que duermas bien.
Un fuerte abrazo.
(17 abril 2010)
Amigo imaginario:
Queda patente que la meteorología no es una ciencia exacta. La primavera se resiste y, después de unos días de sol, han vuelto las lluvias; aunque, menos mal, no parece que vengan con muy malas intenciones.
Hay un asunto que, desde hace varios días, preocupa a un amplio sector de la ciudadanía; y a mí, especialmente. Al juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, se le imputan presuntos delitos de prevaricación y cohecho, en relación con el patrocinio por parte del Banco de Santander, de unos cursos que impartió en la Universidad de Nueva York. Y esto, repito, me preocupa. Pero no por el hecho de que haya o no haya cobrado, sino por la imagen que se está dando de este juez que, entre sus múltiples actuaciones -algunas muy brillantes-, sostuvo una denodada lucha contra el narcotráfico, despejando el camino para que otros jueces procesaran, encarcelaran y despojaran de sus bienes a los capos de la droga. Y no únicamente en Galicia. Pero aún hay más: el juez Garzón se atrevió a incoar un proceso sobre los crímenes del franquismo -como también lo hizo, en su día, contra el dictador chileno, Augusto Pinochet-, y, del mismo modo, se involucró en la investigación sobre el caso Gürtel. Y, posiblemente, estos dos procedimientos pudieron haber propiciado lo que, presuntamente, parece un “ linchamiento”, o una ”revancha”. Es decir, una “ caza de brujas” judicial.
De todos modos, los ciudadanos de a pie -los de infantería, como dice mi admirado Arturo Pérez-Reverte-, debido a nuestro desconocimiento en materia legal, hemos de ser prudentes y, sobre todo, respetuosos con las decisiones del Tribunal Supremo. Ahora bien, aún siendo conscientes de nuestra ignorancia en cuestiones procesales, podemos opinar libremente y considerar que las actuaciones de algunos magistrados -de acuerdo con las informaciones que aparecen en la prensa- pueden estar poniendo en peligro el Estado de derecho. Y, a la vista de hechos como este -así como también, otros de menor relevancia-, cada día estoy más convencido, amigo mío, de que: ni la ley es igual para todos, ni todos somos iguales ante la ley. Estaremos atentos y expectantes, también impacientes, siguiendo la evolución de este, para mí incomprensible, proceso contra el juez Garzón.
Querido amigo, la imparcialidad de la justicia está en entredicho. Y, como he dicho en múltiples ocasiones, no es lo mismo proceder de acuerdo con la legalidad, que hacerlo con justicia.
Te resultará extraño que, sin tener un razonable conocimiento sobre estos asuntos, tenga la osadía de opinar tan alegremente. Pero, como tú sabes, la ignorancia es muy atrevida.
Agradezco, como siempre, tu admirable paciencia para soportar mis parrafadas epistolares.
Un fuerte abrazo.
(30 abril 2010)
Amigo imaginario:
Hoy termina este mes de abril que, entre el proceso al juez Baltasar Garzón, los casos de corrupción en la política -la de algunos políticos, naturalmente- y la polémica que se suscitó en torno al uso del velo islámico, el hiyab, por la joven musulmana Najwa Malha, en un instituto de Pozuelo de Alarcón; así como la nada primaveral climatología que hemos tenido, es mejor que se vaya de una puñetera vez.
Los procesos judiciales siguen su curso, y habrá que esperar a los dictámenes, resoluciones o sentencias correspondientes. En cuanto al caso de la joven musulmana, ya asiste a clase, con toda normalidad, en otro instituto del mismo municipio, perteneciente a la provincia y Comunidad de Madrid.
Personalmente, amigo mío, considero que no es justo prohibir el uso del hiyab en clase, puesto que, si en lugar de tratarse de una chica de origen marroquí -pero que, a todos los efectos, es castellana-, se presenta cualquier otra joven con una pañoleta cubriendo su cabeza, no hubiera ocurrido absolutamente nada. Es decir, ningún centro educativo pondría objeción alguna por su presencia en clase. Y es que, siendo mínimamente razonables, esta prenda no oculta el rostro; únicamente, sin que ello tenga que ofender a nadie, cubre la cabeza y el cuello. Simple y llanamente. Nada más. Y dejémonos de religiones y zarandajas. Y evitemos la absurda y mal intencionada comparación con el burka o la nicáb. Pues, el primero, a modo de capuchón, cubre todo el cuerpo y únicamente tiene una especie de rejilla a la altura de los ojos, a través de la cual, aunque con la inherente dificultad, la mujer puede ver. La segunda, variante de la prenda anterior, también cubre todo el cuerpo; sin embargo, la zona correspondiente a los ojos queda totalmente descubierta, libre. Ahora bien, estas prendas ocultan el rostro y, naturalmente, es razón más que justificada para no permitirlas. Pero no son comparables, en modo alguno, con el hiyab que originó la polémica. Y, además, no llego a comprender cómo, en centros educativos (IES) del mismo municipio y de la misma Comunidad, pueden existir reglamentos discriminatorios. O, lo que es peor, que se puedan modificar por vía de urgencia -como es el caso del instituto en el que fue rechazada- para poder esgrimirlos como argumento legal. ¡Vergonzoso!
Otra cuestión, muy distinta, sería que en esta alumna se observaran comportamientos de insubordinación -o de cualquier otra índole reprobable-, en cuyo caso habría que tomar las medidas disciplinarias oportunas -llegando incluso a la expulsión, si fuera necesario-, pero aplicándolas exactamente igual, y en las mismas condiciones, que a cualquier otra alumna o alumno.
Querido amigo, últimamente estoy muy crispado; y lo lamento, profundamente, porque tú no tienes por qué soportar mi mal humor. Pero ya sabes, por haberlo manifestado en otras ocasiones, que las injusticias me tensan, me exasperan…, me cabrean sobremanera. Yo soy así. Y en cuestiones de injusticia social, aunque me tachen de quijote, no pienso cambiar.
Agradezco tu paciencia y, como siempre, te envío un fortísimo abrazo.
(15 mayo 2010)
Amigo imaginario:
Mi estado de ánimo, como el de la mayoría de los ciudadanos de este país, se encuentra en horas bajas; es decir, por los suelos. Y no es para menos.
No sé si te habrás enterado de las medidas económicas de austeridad que ha tomado el Gobierno: Reducción de los salarios a los funcionarios, congelación de las pensiones -excepto las más bajas y las no contributivas-, supresión del cheque bebé -que ya no traerá un pan bajo el brazo-, aminorar el exceso de jubilaciones anticipadas, etc. Medidas impopulares, sin duda, pero necesarias para contener esta crisis que nos está devorando poco a poco. Esta decisión tendría que haberse tomado antes, en lugar de negar lo evidente. Lo sabía el Ejecutivo y lo sabíamos los ciudadanos de a pie. Los currantes y los jubilados. Resumiendo, la tropa de infantería.
Ahora bien, amigo mío, considero que, además, sería necesario suprimir algunos altos cargos -tanto en el Gobierno como en su entorno: en las Administraciones Autonómicas, por ejemplo-, dejar de subvencionar eventos e iniciativas lúdico-festivas absolutamente superfluas… En definitiva, evitar el despilfarro incontrolado.
Otra cuestión que, sin ánimo de polémica, me parece de vital importancia -y sobre la que no he oído ni leído nada al respecto-, es la asignación a la Casa Real, que espero se vea reducida, en los próximos Presupuestos Generales del Estado, como gesto de austeridad. Y es que, puestos a apretarse el cinturón, la Familia Real tiene la obligación moral de dar ejemplo. Pues no es justo que los ciudadanos con menor poder adquisitivo tengan que pagar siempre los platos rotos, a pesar de no haber utilizado la vajilla. Y, además, siendo realistas, tal vez habría que plantearse si nosotros, como país, podemos seguir soportando el mantenimiento de una Institución que, a mi modo de ver, es manifiestamente prescindible.
Por otra parte, y esto es lo más lamentable -y, también, lo que me crispa y cabrea de verdad-, los que considero verdaderos responsables -por no decir: culpables- de esta asfixiante crisis económica: los bancos y los especuladores, salen totalmente indemnes de esta “desfeita”. Una verdadera vergüenza.
Se me están empezando a calentar los dedos en exceso, querido amigo, y antes de que pierda los modales -aunque no suele ser mi habitual pauta de comportamiento-, y luego me taches de reaccionario inconformista -tal vez, de subversivo-, será mejor que dé por finalizada esta carta.
Un fuerte abrazo.
(7 julio 2010)
Amigo imaginario:
Han transcurrido casi dos meses desde mi última carta, y es que ya no hay nada medianamente interesante que comentar. Únicamente se habla del Mundial de Fútbol de Sudáfrica. La prensa escrita, la radio y la televisión, se hacen eco diariamente del acontecimiento deportivo del año. Y lo comprendo, claro que lo comprendo. Sin embargo, parece como si no hubiera vida después del fútbol, con la que está cayendo: crisis económica, desempleo, corrupción política, narcotráfico… Todo un abanico de motivos para estar preocupados. Pero somos así, nos montan un Campeonato Mundial de Fútbol, y es como si todos nuestros problemas se hubieran desvanecido. Ahora bien, aunque no soy muy “futbolero”, espero que hoy gane contra Alemania y se clasifique para disputar la final contra Holanda el próximo domingo. Y no lo digo por patriotismo ¡qué va! Lo que ocurre es que la mayoría de los jugadores son del F.C. Barcelona, y eso, como tú sabes, para mi ya es suficiente motivo. Además, amigo mío, lo cortés no quita lo valiente.
Hoy, en la portada de ‘La Voz de Galicia’ -periódico que leo diariamente-, aparece el siguiente titular: “El presidente de la Diputación de Alicante, detenido por supuesta corrupción”. Es que salen como setas, coño. A poco que te descuides ¡zas!, corrupción a la vista.
Otro titular, en el mismo periódico: “La visita del Papa a Galicia costará cuatro millones de euros”. Y, en páginas interiores, se amplía la noticia: “La visita de ocho horas que el Papa prevé realizar a Santiago el próximo 6 de noviembre generará a la Xunta, de acuerdo con sus propias estimaciones provisionales, gastos por un importe global de cuatro millones de euros, dos de los cuales serán destinados en exclusiva a sufragar la retransmisión del acontecimiento a todo el mundo, a través de la televisión pública autonómica”. Ahora, digo yo: si el Sumo Pontífice quiere venir a Santiago de Compostela aprovechando que éste es Año Santo Jacobeo (Ano Santo Xacobeo), me parece una excelente ocasión para hacerlo. Pero ¿por qué los gastos que genera la organización de esta visita han de salir de los bolsillos de los gallegos, sean o no católicos? ¿Por qué las instituciones civiles tienen que involucrarse económicamente en los eventos religiosos? ¿Por qué se hacen recortes presupuestarios en Educación y Sanidad, por ejemplo, y, sin embargo, se despilfarra en acontecimientos que únicamente conciernen a la Iglesia Católica? ¿Por qué, en justa correspondencia, no repercute en favor del Erario Público parte de los ingresos que obtiene la Iglesia, el Vaticano, la Santa Sede o el Sursuncorda, en los distintos actos, eventos o acontecimientos que ellos promueven y con los que consiguen ingentes beneficios? ¿Por qué únicamente en estos casos esgrimen lo de “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios? ¿Por qué? Sencillamente, porque a la espiritualidad -falsa espiritualidad, diría yo- también llegó el mercantilismo. Ya nada es lo que era.
Amigo mío, ya sé que me pongo muy pesado con la relación Iglesia-Estado, pero sigo diciendo que ambos han de seguir caminos distintos; lo que no quiere decir, en modo alguno, que necesariamente tenga que haber desencuentros. Pero, una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa. No sé si me explico con la suficiente claridad.
Otra cuestión, que me saca de mis casillas, es el lastre de las subvenciones. Algo que se ha convertido ya en una costumbre, pasando a formar parte del panorama folclórico-festivo de este país, y que se repite cada vez con más frecuencia. Siempre hay alguien al que se le ocurre organizar algún evento, no importa de qué se trate: gastronómico, deportivo, cultural, de ocio…, sin tener en cuenta que para ello es absolutamente necesario disponer de medios económicos. Pero, no hay problema ¿Para qué están las empresas, las firmas comerciales, los ayuntamientos, las diputaciones…? Para subvencionar todo lo que haga falta y más. Y así nos va. Porque luego, no hay dinero para pagar puntualmente los salarios de los empleados de esas empresas y firmas comerciales; los ayuntamientos, como tienen por costumbre, tardarán seis o más meses en pagar las facturas de esas mismas empresas y firmas comerciales; y las diputaciones, no pueden acometer obras de infraestructura, como asfaltar carreteras, reparar viaductos, señalizar debidamente las autovías, etc. Porque todo se lo han gastado, unas y otros, en subvencionar actividades innecesarias e inútiles. Ahora bien, queda muy ”guay del Paraguay”, y da mucho prestigio, que en los carteles anunciadores, en la prensa o en la radio, se haga la mención correspondiente: Este evento ha sido patrocinado por “El Corte de Mangas” o La firma comercial “El Orgullo de Albacete” patrocina esta fiesta gastronómica. ¡Esto es Jauja!
Bueno, querido amigo, la verdad es que he tardado tiempo en escribirte, pero, con esta retórica epistolar de hoy, creo que vas bien servido por una buena temporada. Sin embargo, no te hagas ilusiones porque espero volver pronto a la carga.
Un fuerte abrazo.
(19 julio 2010)
Amigo imaginario:
Ya se han apagado los ecos del Mundial de Fútbol de Sudáfrica, donde nuestra selección venció por un gol a cero a la selección de Holanda, en el minuto 116 del partido (minuto 26 de la prórroga), proclamándose campeona del mundo. El mayor éxito deportivo jamás logrado. Una gesta que quedará grabada para siempre en la memoria de todos los aficionados. Y, también, en la de los que no lo son.
Ahora, inevitablemente, volvemos a la realidad de los problemas cotidianos. Volvemos, también, a las continuas y encarnizadas discrepancias entre el Gobierno y la oposición. Y, como no podía ser de otra forma, en el reciente debate sobre el estado de la Nación, esas discrepancias evidenciaron que los desencuentros entre ambos líderes no tienen marcha atrás. Y, también, quedó patente el ansia de poder del jefe de la oposición, que, siguiendo su habitual línea de comportamiento, hizo un gran alarde dialéctico (verborrea de charlatán) sin aportar nada significativo. Pero, eso sí, demandó abiertamente que el Ejecutivo convoque, cuanto antes, elecciones generales. Y en eso estamos, amigo mío.
Dentro de unos días, el próximo mes de agosto, el Gobierno se irá de vacaciones. Pero, a pesar de que la cifra de desempleados continúa siendo escandalosa, y que la crisis todavía sobrevuela nuestras cabezas, gran parte de los ciudadanos de este país también se irá -si no lo ha hecho ya- a las playas, a tomar el sol; también de camping, a la montaña, para oxigenarse; acudirá, cómo no, a las fiestas patronales de sus pueblos y ciudades; y se gastará el dinero que no tiene -o, al menos, eso es lo que dice- en los chiringuitos de playa o de montaña, en los múltiples y diversos eventos gastronómicos, en cenas con los amigos... Es decir ¡A vivir que son dos días!
Pero, después de agosto, llegará septiembre. Y los problemas que dejamos antes de irnos de vacaciones, seguirán estando ahí, agazapados, esperándonos, y nos asaltarán sin piedad. Pero, como siempre, el fútbol será la tabla de salvación. El deporte rey será la panacea, el revulsivo, el antídoto que curará todos nuestros males. El fútbol conseguirá que nos olvidemos de la crisis y de todo lo que, todavía, está por llegar.
Y, por si fuera poco, el presidente del Gobierno, además de otros problemas que descansan en los cajones de su mesa de despacho, tendrá que enfrentarse a una convocatoria de huelga general (29 de septiembre); y, también, a tres espinosos desafíos: la reforma laboral, la reforma de las pensiones y, por último, la reforma fiscal. Una apretadísima e incómoda agenda, que no le será fácil organizar. Y, mucho menos, resolver.
Cada día que pasa, amigo mío, la apatía y la indiferencia se instalan con mayor fuerza en mi estado de ánimo. Los políticos en los que confiaba, me han decepcionado. Los otros, aquellos de los que recelaba, ahora me preocupan. Su ambición de poder es tan ostensible, que no dudan en negar lo evidente con tal de lograr sus propósitos. Me refiero, naturalmente, a los múltiples casos de corrupción -presuntos, dicen- que, debido a la frecuencia con la que se producen, crean en mí una gran desconfianza que va en aumento cada día.
La crisis que padecemos no es únicamente económica. Existe, también, una preocupante crisis de valores: educación, justicia, convivencia…, que produce un inevitable deterioro en la sociedad. Y eso, querido amigo, no es nada saludable.
Unos y otros ¡qué puñeteros!, nos tienen contra las cuerdas. No encontramos opciones claras. Nos hemos quedado sin alternativas en las que poder confiar. ¡Estamos perdidos!
Un fuerte abrazo.
(12 septiembre 2010)
Amigo imaginario:
Las vacaciones, para quién las haya tenido, han tocado a su fin; y, de nuevo, la vuelta al trabajo, con el consiguiente síndrome post-vacacional, tratando de coger el ritmo, la rutina, el equilibrio... La normalidad.
También, cómo no, el comienzo de un nuevo curso político, con sus dimes y diretes. Con sus luchas intestinas -que no intestinales- y zancadillas. Es decir, volver, también, a la rutina y a la ”normalidad” a la que nos tienen acostumbrados.
Como ya sabrás, los sindicatos empiezan a calentar motores de cara a la huelga general convocada para el próximo día 29 de este mes. Recientemente, en un acto multitudinario, se han reunido en el Palacio de Vistalegre de Madrid, alrededor de dieciséis mil representantes sindicales de todo el país. Pero, claro, es que son muchos los que viven del asunto sindical. Y, en cierta medida, a costa de las arcas del Estado. Es decir, a nuestras expensas.
Hablando de sindicalismo, amigo mío ¿por qué los sindicatos no intervienen en las empresas de cuatro o cinco trabajadores? ¿Dónde están cuando los obreros de esas empresas trabajan horas extraordinarias que no les pagan? ¿Cómo consienten -porque saben que ocurre- que, ante una petición justa, se le diga al obrero, en un inequívoco alarde de abuso de autoridad: si no te interesa este trabajo, ya sabes dónde está la puerta? ¿Por qué están tan indefensos? ¿Por qué los ignoran? Por la sencilla razón de que esos cuatro o cinco trabajadores hacen poco ruido. O, tal vez, ninguno. Y eso, en resultados publicitarios, no les resulta rentable a las centrales sindicales. Esa es la razón.
De todos modos, querido amigo, considero que esta huelga no va a resolver nada. Será, eso sí, una movilización con gran seguimiento. Y hará mucho ruido, sin duda. Pero, en mi opinión, únicamente será una gran traca de fuegos artificiales. Grandes pancartas reivindicativas y muchas banderas sindicalistas ondeando sobre la multitud. Se gritarán, a través de los megáfonos, consignas creadas para la ocasión. Y un mitin, con aclamación estrepitosa, pondrá fin a una manifestación en contra de los recortes sociales del Gobierno. Será una cortina de humo. Nada más.
Cambiando de asunto, y como continuación de lo que te decía en mi carta del pasado 7 de julio, vuelvo a criticar lo que nos va a costar a los gallegos la visita del Papa: tres millones de euros, dicen ahora. Lo sigo considerando un despilfarro. Como, también, consideré un dispendio la nada despreciable cifra de treinta millones de pesetas que, cuando el señor Fraga era presidente de la Xunta, le regalaron al cantante Julio Iglesias para que promocionara el Xacobeo por el mundo. ¡Anda ya! ¡Pero, si el Xacobeo se promociona solo, pardiez! Si el Camino de Santiago se conoce desde la Edad Media, coño. ¡Qué nos están contando!
Como dato curioso, se sabe que en la antigüedad, los peregrinos que llegaban del norte de Europa y otros lugares, sabían -por experiencias propias o ajenas- lo peligroso que resultaba entonces hacer el Camino. Por ello, antes de iniciar aquel incierto y largo viaje, hacían testamento.
Volviendo a la cuestión inicial, el pasado día 2 de este mes -en el diario: La Voz de Galicia- leí un artículo de Xosé Luis Barreiro Rivas (columnista del citado periódico y profesor universitario), y es la primera vez, en muchos años, que no estoy de acuerdo con él. Y lo lamento, sinceramente.
Escribe el señor Barreiro Rivas: “La inmensa mayoría de los gallegos están convencidos de que los tres millones de euros que se van a gastar en la visita del Papa no están justificados, y que, antes de enterrarlos en solemnidades superfluas, sería mejor hacer depuradoras o guarderías...” “El mundo es muy viejo, y ya lo vio casi todo. Y los fariseos siempre aparecen en los momentos más inoportunos...” En definitiva, nos está llamando hipócritas. Es su opinión y la respeto. Pero, naturalmente, no la comparto. Y no la comparto porque, continuando con su artículo, dice: “Es la mentalidad cutre y cicatera que ya no recuerda que es Santiago quien nos puso en el mapa del mundo…” “Es la ignorancia que no nos deja ver que el Papa viene -además de a cumplir con su misión apostólica- a hacernos un favor extraordinario…” Bueno, no discuto que le debamos a Santiago figurar en el mapamundi. Pero, lo del favor extraordinario del Papa, es, cuando menos, discutible. Y lo digo, porque su visita está prevista para el próximo 6 de noviembre. Es decir, vendrá a “romocionar” el Ano Santo Xacobeo, once meses después de haberse iniciado, cuando ya se esté extinguiendo. Porque, no debemos olvidar que, un año, aunque sea “Santo” y “Xacobeo”, sigue teniendo doce meses.
Por otra parte, el artículo en cuestión también dice: “Pero al Papa no le va a extrañar nada este ataque de justicia y rigor presupuestario que invade el Finisterre, porque más de mil veces habrá leído y meditado la historia de la cena en casa de Lázaro que se narra en el Evangelio de Juan (12, 3-7): Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó del olor del perfume. Dice Judas Iscariote…/… ¿por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres? …/… Jesús dijo: déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura. Porque pobres siempre los tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis”.
Después de leer la referencia que el señor Barreiro Rivas hace a este pasaje del Evangelio, me he quedado desconcertado. Es decir, confuso. Porque, si bien es cierto que Jesús no hubo -ni habrá- más que uno, los Papas se suceden unos a otros. Por otra parte, hoy no se puede comprender cómo Jesús pudo haber dicho algo tan egocéntrico y falto de humildad. Pero, bueno, estas disquisiciones las dejaremos para los teólogos -pues, se supone que son los que saben de esto- aunque, dicho sea de paso, tampoco entre ellos se ponen de acuerdo.
Amigo mío, con todo lo que llevo escrito en contra de la Iglesia y sus dignatarios, por su actitud ante ciertos aspectos y necesidades de la vida y de la sociedad actual, creerás que soy un ateo o un apóstata convencido. Pero, no es así. Yo soy creyente. Aunque, únicamente, soy practicante ocasional. Porque, querido y paciente amigo, una cosa es la religión, y otra, muy distinta, la Iglesia y sus jerarcas. He ahí la diferencia. Esto es lo que hay.
Un afectuoso abrazo.
(27 noviembre 2010)
Amigo imaginario:
¡Cuánto tiempo! Pero, claro, como todo lo que acontece es tan repetitivo, tan agotador, a uno se le quitan las ganas de comentar nada. Sin embargo, al hilo de lo que te decía en mi carta anterior, en relación con la huelga general y con la visita del Papa a Santiago de Compostela, quiero hacerte partícipe de mis particulares reflexiones.
En lo que se refiere a la huelga del pasado día 29 de septiembre, me reafirmo en lo que dije: que sería una traca de fuegos artificiales y una cortina de humo. Eso es lo que considero que ha sido. Puesto que, servir, lo que se dice servir, no ha servido absolutamente para nada. Porque, si somos realistas, convendrás conmigo en que todo ha sido un gran montaje de las centrales sindicales -eso sí, con mucho ruido-, de cara a la masa trabajadora que, como siempre, es la que sufre las consecuencias de las desafortunadas decisiones de los Gobiernos, sean del color que sean. Es decir, convocaron la huelga para contentar -yo diría, mejor, para contener- a sus afiliados, en particular; y a los trabajadores, en general. Porque, querido amigo, no olvidemos que el Gobierno subvenciona, con cantidades nada despreciables, a las Federaciones Sindicales. Y esto, a mi modo de ver, no es serio y resta credibilidad a cualquier acción supuestamente en favor de los trabajadores. Puedo estar equivocado, naturalmente, pero es mi opinión y, como tal, la asumo con todas las consecuencias.
En cuanto a la visita del Sumo Pontífice a la Ciudad del Apóstol, se han publicado opiniones de todo tipo y para todos los gustos. Ahora bien, mayoritariamente, el denominador común de todas ellas, tanto político como eclesiástico, ha sido la gran rentabilidad económica que esta visita ha supuesto para Galicia. Pero, curiosamente -lamentablemente, diría yo-, muy pocos han considerado el carácter de misión apostólica que, incuestionablemente, lleva intrínseca toda visita papal. Lo que viene a demostrar, amigo mío, una vez más, que todo sucumbe al mercantilismo. Los intereses económicos prevalecen sobre todo lo demás. Todo gira alrededor del dinero. Y en la Iglesia, que también tiene sus debilidades, predomina el materialismo sobre la espiritualidad. Ha sufrido una transmutación: dejó de ser una institución mística para convertirse en una entidad de gran fortaleza económica. Sí, paciente amigo, ya sé que sigo siendo muy crítico con la Iglesia Católica a la que, por otra parte, pertenezco como creyente, aunque, por otras razones, no como practicante. Por todo ello, como última reflexión, me pregunto si no sería necesario -o conveniente- que, por segunda vez en la Historia, Jesús volviera a expulsar a los mercaderes del Templo.
Estas son mis particulares reflexiones de las que te hablaba al principio de esta carta. Y, naturalmente, espero que tú también pienses detenidamente, con seriedad, en todo ello.
Un fuerte abrazo, amigo mío.
(19 diciembre 2010)
Amigo imaginario:
¡Estoy indignado! Abro el periódico esta mañana y ¡zas!, me da en toda la cara el siguiente titular: “La crisis no va con los ex presidentes”. “Aznar y González tienen unos ingresos muy elevados, que van en aumento cada año, como consejeros de empresas privadas, conferenciantes y autores de libros”.
A la vista de lo anterior, querido amigo, no es extraño que en el seno de los partidos políticos haya luchas intestinas, zancadillas, traiciones… Desmesurada ambición de poder. Pues, además, una vez que dejan el cargo, perciben durante dos años el 80% del sueldo -que puede considerarse legítimo, naturalmente-, con carácter compensatorio. También, entre otras actividades, pasan a formar parte de consejos de administración en empresas privadas que, si bien es cierto que están dentro de la más absoluta legalidad, les proporcionan unos ingresos muy sustanciosos. Y, si tuvieran un mínimo de honestidad -o, mejor, de vergüenza-, renunciarían, por incompatibilidad, a determinados privilegios -coche oficial con chófer, oficina, asistentes y transporte gratuito-, de los que disponen con carácter vitalicio. Francamente, en un país con más de 4 millones de parados, muchos de ellos viviendo por debajo del umbral de la pobreza, considero que es una descarada provocación. Pues, con los ingresos que perciben, además, por conferencias, publicación de libros, etc. -todo ello muy lícito, sin duda-, podrían costearse todos esos privilegios sin que su economía se resintiera. Sin embargo, los ciudadanos de a pie -los de infantería-, tenemos que pagarlo todo, absolutamente, sin excepción, euro sobre euro.
Como puedes ver, amigo mío, la crisis no nos afecta a todos por igual ¡qué va! Siempre habrá privilegiados que no se enteren -incluso, que se sorprendan- de que la situación económica de muchos ciudadanos es preocupante, y, en algunos casos, escandalosamente alarmante. Pero, a los mimados por la diosa fortuna, los apuros económicos de los demás se la traen “al pairo”. Absolutamente.
Este año se va, sin pena ni gloria -con más pena que gloria, diría yo-, y dejará paso al siguiente -que ya será el 2011-, en el que tendremos los mismos problemas, las mismas preocupaciones, la misma puñetera crisis, el incesante aumento del paro, y una larga e interminable serie de circunstancias adversas, que prolongarán la agonía de este maltrecho país. Sin embargo, querido amigo, el fútbol ¡qué bien! seguirá siendo, para muchos, el bálsamo quitapenas que les hará olvidar, durante los noventa minutos que dura un partido, que viven en un país que está, con carácter preocupante, al borde de la quiebra… Y la noria, como no puede ser de otra forma, seguirá girando.
Tal vez, mi actitud sea excesivamente pesimista. No lo discuto. Sin embargo, siendo realistas, la situación no está como para echar cohetes. Pero, seguiremos muy atentos, oteando el horizonte, a la espera de que el viento sople a favor.
Un fuerte abrazo, paciente amigo.