El calor aprieta desde los cielos, cae, desciende sobre las ciudades arden reprimidas.
El calor sube…, rebote.
Las frentes aligeran líquido.
Agua y consumo de.
Sobre la faz los seres trajinan.
Un vendedor con corbata finge aguantar, y la conductora del autobús, ajena en el interior climatizado; burbuja metálica, volante corrector de dirección.
En el parque la tierra está seca. Los perros van sueltos, juegan, levantan nubes de polvo. Se ven giros y derrapadas de cuadrúpedos en las zonas con más sombra...
Una señora de mediana edad, de mirada dura quejándose hay rabia enfado, y odio encapsulado, mucho odio.
El sol aprieta, cae, fulmina la planta que hace tiempo que no fue regada le faltaba agua.
Al aprendiz de escritor se le van las ganas de…, luego, más tarde, cuaderno y notas, ¡pero ahora no!
La telenovela sigue emitiendo, no se sabe hasta cuando; se apaga el televisor pero sigue el producto ese emitiendo en el interior, esperando a que la mano vuelva a encenderlo y ahí estará…, infalible industria.
Alguien, dentro o fuera de pantalla, grita levanta la voz.
La sociedad…, tal como una sinfonía, no se sabe si afinada o desafinada.
Sinfonía con muchas y muchas directoras mano batutas; y muchos y muchos directores.
Y un escaparate comercio un anuncio, anunciando algo para engrosar las ansias del vender.
¡Aquí se vende un televisor!