A las 5 de la tarde
Fue una tarde de invierno en unos acantilados
El trueno no paraba de avisar de la tragedia con su voz atronadora.
El rayo iluminaba ese lugar con un resplandor inusual, para que viese el peligro
Las nubes no paraban de llorar intensamente, desesperadamente.
El viento gritaba que no lo hiciera muy intensamente.
En el fondo del acantilado las olas del mar rompían aterradoramente contra las rocas, presintiendo lo que pasaría.
Arriba estaba un corazón atormentado y vacío de todo sin motivos para continuar viviendo, se lo quitaron todo en todos los sentidos.
Se lanzó al vacío a las 5 de la tarde, las 5 de la tarde, contra las rocas se estrelló, todo de su sangre se cubrió y con su vida terminó.
Desde entonces en un lugar maldito se convirtió; dicen que en noches como esas, se ve al corazón en lo alto del acantilado deambulando llorando completamente lleno de sangre.