Por Robert Newport
18 enero 2016
Quisiera hacer una reflexión sobre la cuña radiofónica que se emite cada año, durante el mes de enero, recordándonos: “Día Mundial de la lucha contra la Lepra. Último domingo de enero. Hay 3 millones de leprosos en todo el mundo. Hoy, la lepra tiene curación. Con sólo 20 euros se puede curar a un leproso”.
¿Cómo se puede consentir que una enfermedad tan terrible, siendo curable, continúe haciendo sufrir a tantos seres humanos? ¿Cómo es posible que por 60 millones de euros -cantidad menor de lo que cuesta fichar a un futbolista de élite, cuyo único mérito es su habilidad con el balón, ¡y no siempre con acierto!- los Gobiernos ignoren esta necesidad, cuando se gastan cantidades ingentes de dinero público en eventos, campañas publicitarias y obras faraónicas tan inútiles como innecesarias? ¿Cómo es posible que los organismos internacionales, las asociaciones de toda índole, los filántropos, las grandes fortunas… ¡O el sursuncorda!, no se pongan manos a la obra? ¿Pretenden, con este tipo de mensajes, que los ciudadanos de a pie nos sintamos culpables removiendo nuestras conciencias? ¿Se trata de un mensaje subliminal? ¿Qué nos están contando? ¡Cómo es posible!