Aquel día los vientos murmuraban con malicia
el reclamo de una nueva vida,
un soplo de dolor y un bramido de arrogancia
desconsolado lloré, como estatua inanimada.
Te percataste en mi inocencia
aprendiste mi nombre
indagaste mi presencia
exploraste mi alma, de hombre.
Vestigio de dolor en mi juventud
fue el rastro de tu actuación
y tu aparición en plenitud.
Pero nuestras correrías
no hicieron sino que comenzar
pues antaño otros perecieron tus argucias.
Aflicción de mi alma
amalgama de dolores
en el regazo de mama
aprendí a desconfiar de mis valores.
Todavía no comprendía
pero el instinto es tu enseñanza de vida
y mi ignorancia, ¡cuán impía!
Entre la inmensidad y el infinito
antaño era ayer,
convergemos en el mismo punto
hoy es el mañana, es de menester.
Me has seguido toda la vida
te reconozco, se quien eres
nada escapa a tu mirada.
Sonríes a mi paso
ya no te engaño
regocijándote y yo furioso
pues ya no es extraño.
Cara a cara ya no te apartas
no ganas sólo respiro
pues el juego ha terminado en tablas
todo en un suspiro.
Un rutilante fino velo misterioso
se posa en mi ser acariciando mi piel
con aire majestuoso
y haciendo asentir mi hiel.
Vislumbra mi aura de misterio
los sentidos endulzan mi ánimo
se cierne sobre mi un imperio.
Astuto y sagaz por naturaleza
se mueve por nuestra alma
hasta embaucarnos por su belleza
nuestro destino ama.
Tirana de la soledad
adalid de los muertos
máscara de la maldad.
Madre del destino
Hija de la noche
hermana del mal divino.
Amiga del temor
ladrona de almas
compañera del dolor.
Vetusta mensajera del sombrío
en el haz de mi cordón
clavas tu hoz con brío
unciendo mi única unión.
¿Acaso olvidas que mi existencia
espina en mi espíritu
es tú consecuencia?
Del otro mundo ¿qué me importa?
si yo quiero la vida en aquel en el que nací
y no el temor de aquel que mata.
Quiero volver a repetir
por última vez el reír y el llorar
Quiero volver a sufrir
la desdicha y el amar
Quiero volver a experimentar
sentir el percibir
impresión corporal y no lamentar
no quiero el dolor volver a sufrir
Maldita tu estancia en mi vida
cuanta fe y tanta esperanza derramada
Todo fue tan fugaz
y en el anhelo de mis recuerdos
pues todo fue falaz
todo un recuerdo de mis sueños
Pugna furiosa en combate a muerte
nuestra oposición fue el bando escogido
mi ánimo, el herirte
los mandatos de nuestra naturaleza distan en lo parecido
Mi perdición fue mi pasión
y en la paz Dios media la capitulación
¿Y qué más da?
la guerra siempre estuvo perdida de antemano
pero cuantas batallas hemos librado en esta vida
Imprecando al destino una nueva oportunidad
mudo y absorto
quedo subyugado a mi propia mediocridad
esperando que el destino no aguarde roto
Hablé entre sollozos por mis entrañas
pero impasible en su frialdad
era inútil
la queja, todo eran patrañas
sentí rabia luego impotencia, toda una eternidad
ahora resignación, ¡que difícil!
Blandiste con tesón tu hoz
y la hendiste en mi orgullo
y esgrimiste con argumento
en honor al silencio
Tal vez el destino te apiades
pues tal vez sólo sea máscara
de muchas realidades
La penumbra subyugada
en mi mente, la ahoga,
mi alma clama ser evacuada.
Ejecuto el ocaso
la cuenta atrás ya ha acabado,
las vicisitudes de lo tendencioso
son reglas del destino que ha comenzado.
Nado en las sombras
navego en las tinieblas
vago en las penumbras.
El crepúsculo de mi singladura
la abnegación es ya la única opción,
de mi vida la bravura.
Pausa tras pausa en tú impía
pero antes de partir
demoras mi agonía.
Ahí estuve
ahí existí
ahí anduve.
y fui con los que fueron
y así fue, como tuvo que ser.
Gemidos para el olvido
susurros para los muertos
la mecha de mi alma se ha extinguido.
El río ha llegado al mar
todo es orden en el caos
y mi alma llega al altar.
Ya no hay fuerzas de flaqueza
todo es un curso fijado
!Dios que sabia es la naturaleza!
mi cuerpo queda subyugado.
Mi apego mi ilusión
no hay dolor en el sentir
soy pura obsesión
todo es puro trámite, no hay que sufrir.
Ademán de adiós
riguroso el destino
fruto del capricho de Dios.
Que ausente fue mi vida
que sólo se queda uno en la decadencia
lacónicos recuerdos
embargan mi tristeza.
Silencio, alguien se aproxima
aquí llega mi fortuna
antes te odiaba
ahora serás mi guía y mi amiga
para toda la mi nueva vida.
Un susurro en el viento llama a mi nombre
asiento con la cabeza....lo sé.
Para bien o para mal me reclaman
sólo en tu presencia
indago en la vida.
¿Cuántas veces lo imaginé?
¿cuántas veces lo negué?
¿cuántas veces... y ahora?
Ya no hay tiempo para ruegos ni súplicas,
es el final y lo sé.
Siempre fue más tarde de lo que creí
tan efímera la vida era cuando aparecí.
Lo puedo sentir
las puertas del destino se abren a la eternidad
pero aún no quiero partir.
Bramido titánico en la letanía del momento
aullido de dolor
alarido de desaliento
con todo mi ardor.
Rabia infinita
arrogancia y desdén
con todo mi ser,
en toda mi conciencia
ya casi no soy.
Calma quietud y sosiego
pausa, paz y muerte
mi alma se incorpora.
Es la hora
es el momento
ha llegado el instante
Aquí está el fin y no es nada.
Y perdonen, pero debo morir.
Marcos Ley González (marcosley@hotmail.com)
Barcelona
Teléfono: 616760319
4 de febrero del 2005
Sobre el autor:
Marcos Ley González es estudiante de Derecho y a lo largo de muchos años ha
desarrollado un especial interés hacia el aprendizaje de todo aquello que
implica ciencia y cultura.