Te vi pasar bajo la estrella del norte
Cruzando el vientre inmenso de la noche:
Los trescientos sesenta grados de la conciencia

Lo que tenías que decirme
En un adiós me lo dijiste:
Que me quiten lo llorado
Que se lleven lo sufrido
Aunque no me quede nada

Seis mil millones de soledades
Es demasiada soledad
Y la carne es débil
Y es frío el metal
Algo apenas más compacto que una nube
Alimentando el fuego que nos consume
Como una costra de vida

Te vi pasar
Bajo el acoso infinitesimal de la tormenta
Sin dejarte distraer de tu camino
Por el ladrido de los perros
Por el agua que cae