Vivo preso de su amor,
Aquel que una vez me ofreció,
Que sofocante dolor
El que en mi alma dejo.
Ausencia de sus caricias
Día a día vivo yo
Sufriendo la desdicha
De amarla en mi interior.
Que pena la de este amor
Que se disfraza de soledad
Dejando un amargo sabor
Matando mi felicidad.
Muero por ella cada día,
Suplico a Dios consolación,
Que me salve de la agonía,
De morir en la desolación.
Sus verdes ojos esmeralda,
Que embrujaron mi corazón,
Robándome la paz y la calma
Perdiendo toda la razón.
Perdóname mi Dios
Por amarla tanto,
Soy victima de su adiós,
Del llanto y el quebranto.
Auxíliame en esta pena,
Mi Dios adorado,
Quítame esta condena
Y dame el sueño anhelado.
Te amare siempre
Bella diosa del mar
Seré tu amor ausente,
El que te va extrañar.
No te pido mi Dios
Que la traigas a mí,
Solo olvidar sus labios
Y poder yo ser feliz.
José A. Vidal Santiago ("Pelicanito") (jose.vidal@us.army.mil)
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