Salimos a dar un paseo en bicicleta con los niños, cerca de mi casa. Hacía un día otoñal y soledado . Me encanta el sol, la luz, los dias largos. Siempre pensé que si viviese en una ciudad oscura y triste me resentiría y me marchitaría como una flor . Hacía muchos años que por falta de tiempo y organización no hacía deporte y me animé a coger la bici de mi hijo. Al bajar de la misma choqué con la barra, pisé mal sobre gravilla y caí al suelo. Noté que un hueso hizo crack como cuando estamos cocinando y partimos el hueso de un muslo de pollo. No tuve ninguna duda, al instante me dí cuenta de que me había roto el tobillo. Al rato el dolor se hizo insoportable, comencé a llorar, creí que iba a morir no lo podía soportar . Rápidamente tuvimos que ir al hospital.
Nada más verme el traumatólogo me dijo que iba a pedir el preoperatorio. Yo le dije que si era posible curar sin intervención y me dijo que tenía fracturada la tibia y el peroné y que si no el pie se me quedaría hecho un higo. Por un instante pasó por mi mente toda mi vida ¿ y si me anestesian y no despierto?- pensé-
-¿ A que hora acabaste de comer? – preguntó el doctor para ir haciendo cuentas.
- A las 16:00 horas- le dije angustiada –
- Si no hay urgencias voy a avisar que hay una intervención de tobillo para las 22:00 horas- comentó - .
Mientras esperaba para la intervención pensé en todo lo que había pasado. Mi cuñado vino a darme conversación, pero yo estaba ya maquinando .... ¡ cómo cambia la vida por un acontecimiento que parece fortuito¡. Allí estaba yo, desnuda, en una camilla con una sábana verde y un gotero para calmar un dolor que era insportable. Me daban ganas de huir de esta situación, de salir corriendo, pero no podía. Tampoco podía llorar. Creía estar viviendo un sueño que no me estaba ocurriendo a mí.
Como habian programado a las 22:00 horas me operaron en el quirófano de urgencias. Era el cambio de turno y a mí me dió miedo de que no controlasen algo porque todo el mundo estaba hablando sin parar de lo que habia hecho y dejado de hacer, sus angustias , sus ilusiones. Una amiga mía dice que en los hospitales la gente se relaciona de forma distinta a otros trabajos y yo veo que es verdad.
Me anestesiaron con “ raqui” esto es de cintura para abajo . Me pusieron una pantalla esteril de color verde para que no viera lo que estaban haciendo con mi tobillo , un enfermero vino a darme conversación. A mí solo me interesaba saber si me colocaban bien los tornillos y la placa metálica para sujetar el pie. Si hubiera podido hubiese dado un estirón para ver lo que estaban haciendo y cómo. Quería oir lo que conversaban. Tras dos horas que se hicieron eternas me dijeron que habían acabado, que pensaban que toda había ido bien y me llevaron al despertar.
Allí coincidí con una chica a la que habían practicado una cesárea . Nos dijeron que en cuanto moviésemos los dedos de los pies, nos llevarian a planta. Ella los movió primero.
¡ Que incapacidad ¡ sentí lo que siente la gente inválida que quiere y no puede. Tu quieres que tus dedos se muevan, envias una orden a tu cerebro, y nada... ni puñetero caso .¿y si no se mueven nunca más? yo nunca he sido miedosa, pero te ves tan torpe, tan incapaz , tan impedimento, que piensas lo peor.
Cuando ¡ por fín¡ marché a planta dos buenos amigos míos estaban esperándome, con una sonrisa de oreja a oreja. ¡ y eso que eran las 03:00 horas de la madrugada ¡ ¡ cuanto nos alegramos de verte, te queremos ánimo, ánimo,ánimo....¡. No pude menos que emocionarme. ¡Que exquisitez, tener el detalle de a esas horas no dejar a mi marido sólo y atribulado¡
Tengo cuatro hijos y yo no en este momento no valgo nada. Me han dicho que me cuide mucho. El la operación me han puesto 10 tornillos y una placa metálica . Es una fractura grave, y el hueso me dijeron que está muy desgastado.
Durante mi estancia en el hospital me han traido de todo: bombones, flores, soja, coca de azúcar, revistas del corazón, de autoayuda y libros ¡ y hasta una revista deportiva para aprender a correr mejor y mejorar la masa muscular¡. Me he sentido muy querida, por gente que he hecho favores pero no le he dado importancia. Personas que les he dado una palabra de ánimo en un momento de desesperanza. Todo ha retornado a mí con creces.
Mis hijos se quedaron muy impactados por el discurrir de los acontecimientos. Me han demostrado que toda la ternura que siento yo hacia ellos, no es vana . Uno de ellos que nunca gasta sólo ahorra ha roto “el cerdito “ ( su hucha) que era sagrada y me ha comprado todo lo que se le ha ocurrido. No es fácil para ellos, tener una madre en reposo. Mi marido prepara unos guisos exquisitos, cual Karlos Arguiñano, nunca me lo hubiera imaginado.
Me siento bien. A pesar de tener una pierna que no vale para nada , además me tengo que mentalizar que es para mucho tiempo ( mes y medio de yeso) y de seis a nueve meses de rehabilitación, esto me ha ayudado a parar a pensar que la vida son dos días, que hay mucha gente que me quiere y lo que más me cuesta . Todo se soluciona y no soy imprescindible. Por mucho que me duela, y por mucho que yo piense que lo soy. Ha surgido gente buena “ debajo de las piedras”, amistades que creía olvidadas.... con ofrecimientos de amistad, y ayuda, para darme ánimo y decirme que no me sienta sóla y desgraciada en esto que me ha ocurrido.
Somos afortunados por podernos vestirnos, peinarnos y salir a la calle sin ayuda, podernos dar una ducha y luego untar el cuerpo con aceite,hacer un buen guiso, hace deporte, ir de compras, ir a reuniones escolares, etc ... relacionarnos y poder gozar del espectáculo tan maravilloso que es el universo Darnos cuenta de la maravilla que es formar parte de él todos los días. Eso es un regalo y un milagro. No sé cómo quedará mi pierna. Yo estoy cuidándome para que quede bien . Se que tendré mis ratos. Cuando me dé el “telele” se que tengo gente buena que me quiere y con la que contar . Saborearé los progresos escolares de mis hijos, sus crisis, sus angustias, y me dejáre cuidar por mi marido tal como lo hace sin exigirle ni agobiarle. Lo que he descubierto es una maravilla, nunca me lo hubiese imaginado.
Maria Luisa Agost Suárez (lagost_66@hotmail.com)
Enviado el 30 de octubre del 2006
Escritos de Maria Luisa Agost Suárez:
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