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El rincón literario: Separación

La calle como casi todas céntricas de Barcelona se había quedado estrecha y la circulación congestionaba en ella hasta llegar en hora punta al completo bloqueo. Eran las doce de la mañana, Marta iba en taxi buscando un abogado, parecía muy nerviosa y excitada, una sonrisa amarga se dibujaba en su boca.

Bajo del coche delante un edificio dedicado a departamentos oficiales, se puso a mirar la larga fila de rótulos metálicos que había al lado de la puerta hasta que encontró lo que buscaba, se dirigió al ascensor subiendo a la tercera planta, al salir sin titubear ni un solo momento llamo a una puerta en la que se encontraba una placa donde se podía leer abogados.

Llamo con unos suaves golpes, al entrar la acompañaron a un despacho, detrás de un enorme mesa se sentaba un joven, sin dejarlo hablar le pregunto si era el abogado, al contestar que si, continuo hablando, parecía muy nerviosa, las palabras primeras que salieron de su boca sin pensarlo ni un solo momento fueron: desearía la separación de mi matrimonio, de la forma mas radical posible, me da igual que sea el divorcio, la verdad que no me interesa ya que no pienso casarme otra vez, lo que quiero es librarme de mi marido, lo dijo todo seguido como si tuviera miedo arrepentirse, de repente respiro muy hondo y se quedo silenciosa como el que espera un sentencia.

El abogado después de dejarla hablar y escucharla con mucha calma le dio las gracias por su confianza, diciendo que no podía ocuparse de su caso.

Marta se quedo sin comprender, no sabía si echarse a reír o gritar, no entendía nada, empezo cantándole lo motivos que tenía para tomar esa decisión, el joven abogado no la dejaba hablar, después de un rato de estar así la sorprendió enormemente la pregunta que le hizo, ¿usted tiene hijos? Por un momento Marta se quedo sin poder articular palabra.

Trascurrieron unos minutos hasta que Marta volvió a reaccionar, antes que pudiera preguntar nada se adelanto el joven diciendo: me gustaría que escuchara una historia, esto despertó su curiosidad y mirándole asombrada le invito hablar.

David que así se llamaba el joven abogado empezó diciendo que se había jurado así mismo que nunca intervendría en una separación de matrimonio, fue lo primero que dijo y después continuo y empezó así: la separación de mis padres fue un gran golpe para mi, tenia nueve años y no podía comprender como dos personas que se habían querido durante quince se dejaban de querer como si fuera una cosa tan sencilla, quizá era pequeño para entenderlo, pero ahora soy mayor y mi pregunta es la misma ¿Por qué?

Es una experiencia muy dura no se la deseo a nadie, los mayores no pueden comprender (o no quieren hacerlo) el mal que hacen a los niños , crecen diferentes a los demás, siempre de un sitio a otro (parecen pelotas rodando) llegas a pensar que nadie te quiere, ellos no se dan cuenta y siguen viviendo su vida sin ver la carita de pena que se refleja a esas criaturas, yo he pasado por esta experiencia, a veces aunque fuera pequeño me daban ganas de irme y esconderme en un lugar que nadie lograra encontrarme, pero como estas penas no matan fui creciendo de esta manera, un día en un sitio y otro en otro, me hice mayor a pesar que mis padres me adoraban siempre me falto algo.

Paso el tiempo mi madre encontró otra pareja, entonces todavía era mas difícil tener que convivir con ellos (solo pensaba tener dieciocho años para poderme ir por mi cuenta), a mi padre le costo mas, pero al final hizo lo mismo (yo adoraba a mi padre y para verlo feliz lo hubiera dado todo)

Por aquel entonces pasaba mucho tiempo con mis abuelos paternos me querían mucho, hacían que me sintiera bien, cada vez que tenía que estar con mi padre y trabajaba me quedaba con ellos.

Tengo muchos recuerdos vividos por aquel tiempo, mis padres cada cual por un lado hacían lo posible para que fuera feliz y estuviera contento, yo no comprendo porque siempre me gusto mas estar con mi padre, quizá porque me trataba como si fuera un persona adulta y esto me hacía sentirme bien, mi madre como mujer siempre me protegía como si fuera un niño pequeño.

Me hice mayor, estudie la carrera de derecho, porque si podía evitar alguna separación (es cosa imposible), de pequeño pensaba que con el tiempo dejarían de existir, estaba completamente equivocado, (parece una plaga) pasa el tiempo y cada día hay mas, ¿las podremos detener algún día? Para que ninguna niño vuelva pasar el sufrimiento y la congoja que me toco vivir a mi y a muchos mas y así termino; quedándose mirando a Marta fijamente que tenía el rostro bañadote lagrimas.

Después de haber pasado un buen rato de silencio, el joven fue el primero que hablo volviendo a repetir la pregunta echa anteriormente ¿tiene usted hijos? Marta contesto que dos ¿y piensa darles la vida que vivi yo?, continua el joven: si les quitas la alegría de ver a sus padres juntos serán enormemente desgraciados ¡Cuánto hubiera dado yo por verlos juntos!, por favor señora recapacite un poco y piense la vida que les espera a sus hijos si continua con su idea, iba hablando y hablando para ver si la podía convencer.

Marta estuvo mucho rato reflexionando hasta que se abrazo al joven dándole las gracias por hacerle comprender a tiempo que iba cometer una gran tontería, ahora lo único que importaba es no privar a sus hijos de ver a sus padres juntos.

Muchos jóvenes como Marta con hijos tendrían que pensar mucho antes de caer en una equivocación tan importante.

Y no habría tantos niños rodando de un sitio para otro y todos dispuestos a decir bien alto “DETENTE SEPARACIÓN”.

Marta supo seguir a tiempo el camino que realmente era lo mejor para todos, recapacito y continuo adelante sintiéndose orgullosa.
...

No quisiera que nadie interpretara esta narrativa como una critica, yo no pretendo nada de eso, todo es producto de la imaginación, quizá dramatice un poco, al final no deja de ser un relato que por desgracia se acerca bastante a la realidad.

María Teresa (mtererovira@hotmail.com)

Enviado el 1 de abril del 2009


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