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Fue aquella tarde del primavera
de nuestro sosegado encuentro,
cuando se nublaron las estrellas,
escondiéndose los blancos luceros.
Con tu saber estar siempre atento,
con tus facciones tranquilas y suaves,
resultabas como antiguo monumento,
en el andar infinito del tiempo.
Tus ojos siempre atentos y serenos,
cuando paseabas la senda al viento,
tú mirada de negro azabache,
jamas se van de mi pensamiento.
Tienes una forma recta de mirar,
vas mas allá de mi pensamiento,
tú pareces estar ausente de la vida,
solo recreándote en los recuerdos.
Recuerdos que habrán sido bellos,
que el vida habrás tenido cierto
vivencias por otro jamas vividas,
recreándotelas con gran sentimiento.
La Victoria 20 enero 1983
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Poemas de Jose Joaquin Muñoz Castro:
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