Aún inhalo el aroma de tu cuerpo
huyendo a tu tierna adolescencia
mientras el tacto de mis dedos sucumbía
explorando en ti la pubertad.
Aún recuerdo...
Aquella lágrima partiendo en soledad
que fue rodando tu piel hasta agotarse
y el latido agitado de tu pecho
disfrutando del momento deseado.
Como repaso de mí puedo decirte,
que vivo alterado en los sentidos
que azuzaron tus senos florecidos.
Que el tiempo que he vivido desde aquello
fue marcando una existencia diferente
Tú eres la bendita culpable
de esta orgía que juntos desatamos
y yo el fiel cómplice consiente.
El amor el testigo más buscado
HUGO F M OTERO (hugootero@LatinMail.com)
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