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Juan. . .
El sol comenzaba a acariciar las hojas de los árboles, las gotas de rocío jugaban a ser lluvia.
Todo el paisaje se lleno de luz.
Lentamente Juan empezó a desperezarse con movimientos ondulantes y lo mismo comenzaron a hacerlo todo el grupo.
Ese día sería especial. Hoy se atrevería, lo había planeado durante mucho tiempo. No postergaría más sus sueños.
_ “me iré en cuanto esté listo”. Comentó a sus amigos.
_”Estás loco”, respondieron al unísono
_”No olvides quien eres”
_ “¡Piensa! – “dijo uno de ellos... ¡
Vas a morir en el intento, eres solo un gusano, naciste para vivir al ras del suelo, en la tierra, en una rama!
“Acepta tu condición “
_Otro interrumpió. . “. Es bueno tener sueños, pero no delirar”. . .” Deja ya de mirar las alturas”
En la medida en que le ofrecían oposición más fuerzas tomaba y su deseo era subir esa montaña y llegar hasta el cielo.
_”No lo hagas” ¡detente ¡ Solo eres un gusano.
Fue lo último que escucho, mientras comenzaba su peregrinar.
_”No me detendré, se que podré lograrlo”.
Su pequeña silueta se perdió en el follaje. Pasado tres días, decidieron ir a buscarlo, temían lo peor.
Uno de ellos hasta llevaba una pala, y los otros querían encontrarlo pero solo para reírse irónicamente de Juan.
Anduvieron bastante. ¿Qué sería de aquel soñador? Allí valoraron observando el camino la magnitud de la proeza, no era fácil, grandes piedras obstaculizaban el sendero, huellas de vertientes heladas lo hacían pantanoso por largos trechos.
El sol comenzó con furia a calentar la tierra, pero tampoco se detendrían.
Cuando de pronto, al costado del camino, inerte, su cuerpo era un triste mensaje de su desatino.
_”Se lo advertimos”, no quiso escuchar. . .
_”Démosle sepultura, no quedará tirado en el camino.
_”Dejaremos un letrero que servirá de advertencia para otros”.
Cavaron una fosa, tomaron delicadamente el cuerpo de Juan, ellos lo querían, no merecía este final.
Cuando hubieron depositado en el hoyo su cadáver ¡algo sucedió!
Todos se asustaron, un ruido como de hojas secas, un movimiento, se estremecieron .Comenzó a moverse, sintieron pánico, algo se rompió, se sacudía de un lado a otro, se sentía gemidos, adivinaron el dolor.
Y así de pronto, algo de aquel cuerpo oscuro y frio salió, todo se llenó de color, desplego sus alas, las sacudió y en un intento suave y delicado, pero seguro, ya sin prisa, elevo su vuelo directamente al cielo.
¡Juan el soñador!
¡Nada es imposible si puedes creer!
Relatos por Norma del Savi:
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