Nadie nos ata pero a veces sentimos que esta mejor el muerto.
Tuvimos un padre imprudente y vengativo, somos hijos conflictivos.
Besando frutas indeseadas perdimos y ganamos.
(La humanidad mi amor, la humanidad)
Caminando por calles infectadas de gente y sudor y miedo.
Comprando promesas sin garantías a necios negligentes.
Volando edificios, iniciando guerras, violando niños, quemando mujeres.
(Y escuche cristal cayendo al suelo)
Despedidos del trabajo, ultrajados, negados, olvidados.
Nadie nos entiende por que nada tiene sentido en el orden de las cosas.
Y cada mañana perdemos un poco más de piel, de pelo, de deseo, de aire, de
valor.
(Sentí pasos en la sala de estar)
Y viajar al exterior, acostarse con pendejas, emborracharse todas las
noches,
es todo lo que hacemos para sobrevivir al embate del tiempo.
Y destrozar espejos, ir a los gimnasios, usar lo último en cremas
milagrosas,
es otra manera de decirnos que aun hay tiempo, pero no es verdad.
(Una sombra que no es mía)
Hoy vi un estomago que (supongo) es mío y sigo pensando que nada tiene
sentido.
Prender cigarrillos, apagar cigarrillos, toser, gritar, llorar, reír, abrir
una botella,
llenar los vasos, llenar paredes, llenar roperos, llenar muestras, llenar
espacios.
Pensé que ahora seria oportuno terminar con todo.
(Jadeos entrecortados en el umbral de la puerta)
El tipo salio de la nada,
dijo algo sin importancia
y disparo de lleno en mi rostro.
Arnaldo Sejas (Ellarvarecords@hotmail.com)
22 de enero del 2005
Sobre el autor:
Arnaldo Sejas es de Necochea (Argentina) y ha publicado dos libros, ambos por medio de editoriales independientes y fanzines. El primero, titulado
Nuevos milagros del 2000 para pendejos embotellados (1999) y el segundo, titulado
Poesías para el después (2002).
Otros relatos y poemas mandados por Arnaldo Sejas:
|