Es hora que hablemos claramente de nuestros orígenes y de nuestra partida.
Sí me refiero al nacer y al morir.
Es un tema muy difícil de abordar, pero más lo es de digerir.
Se unen las parejas, de la forma más convencional e idealmente perfecta,
mediante el casamiento, que formaliza esa unión, que puede o no ser
bendecida, pero que es innegable al fin; o bien del modo más liberal
concebido, en dónde no importa mucho el papel escrito, sólo basta una unión
de hecho ,que puede o no permanecer en el tiempo y en esa unión, que en lo
normal el amor debe ser el motor vimculante, llegan, a este mundo los que
nunca son consultados o invitados a venir, los hijos.
Y se suceden deseos de los padres y demás parientes: razonable unos,
coherentes algunos, pero todos apuntan al nuevo ser como si este naciera
sin la capacidad de ser según sus propias convicciones... sin la capacidad de
llegar a imaginar su propio proyecto de vida, en el devenir del tiempo y de
su futura madurez.
Y todos opinamos sobre el cómo será, cuál será su destino, cuál será su
suerte y hasta casi esbozamos su vocación...y nos creemos dueños de ese
ser... y nos creemos todopoderosos y señores del mundo.
Mira, semejante mío: sabes en qué nos parecemos en que no hemos pedido
nacer, en que venimos al mundo sin batas, sin puntillas, sin pañales, sin
nada, nuestro equipaje sólo son los genes, y roguemos que nuestros
progenitores los tengan en orden, porque hay de ti y de mí si sólo uno de
ellos está equivocado en la línea de producción...
Pero la vida sigue... y va... y va... y nosotros también vamos... o.. no
vamos, hacemos poco mucho o nada.... y van apareciendo los otros, que como
nosotros...nacieron....pobres, ricos, defectuosos, perfectos..., con promesas
de porvenir unos...., sin esperanza de progresar otros..., pero aquí estamos.
Y vamos creciendo, nos vamos cruzando en la vida, y comenzamos a descubrir
que no sólo miramos hacia atrás y adelante, sino que aprendemos a mirar por
sobre el hombro con gesto despectivo hacia aquellos cuya piel es de color
oscuro o amarillo; cuyo bolsillo está más o menos lleno de dinero.
Escucha semejante... si me permites que te llame así, ¿sabías..., sabías
que vos, yo, él el niño bien del frente, el ricachón de la otra cuadra, el
negrito sucio de la esquina, la gordita obesa del curso ese lindo muchacho
que estaba en el boliche, aquél que descubrió la electricidad, el otro que
descubrió America, esos que viajaron a la luna, ese actor que te gusta, ese
cantor que nos enloquece, el ciruja de la esquina que huele mal... y duerme
mal también, son personas como tú... como yo...? ¿Sabes que todos llegamos
al mundo sin nada. Sólo con nuestra desnudez y con el único equipaje que nos
pertenece: nuestros genes?
¿Sabes que te vas del mundo igualmente desnudo?
¿Sabes..., te guste o no, ... que cuando morimos lo único que nos unifica es
la corrupción de ese cuerpo que paseaste por el mundo con soberbia en casos,
con humildad en ocasiones?
¿Sabes que sólo te inmortalizarán las buenas marcas dejes a tu paso... las
buenas obras que realizaste en tu recorrido... ? ¿Los amigos que pudiste
cultivar... ?
Entonces déjate de joder con las apariencias, con los lujos, con los
títulos, con las telas que cubren tu cuerpo...
Piensa en los pájaros... Ellos cantan felices todos los días. Ellos tienen
un techo para sus hijos... Ellos los aman y les enseñan a volar.
Déjate de pavadas y preocúpate por ser uno más que repita el camino que
alguien recorrió con una cruz tan digna como cada gota de sangre que brotaba
de su carne. De es forma podrás sacarlo de esa humillante cruz... De esa
forma te darás cuenta que es muy poco lo que se aprecia cuando se mira por
sobre los hombros.... Asómate sin temor y te encontrarás contigo mismo en
todos aquellos que te rodean..., y habrás comprendido que sólo así la vida
merece ser vivida. Sólo así la vida promete eternidad.
Susana Berberián (Candela) (candelaqueen@hotmail.com)
Córdoba (Argentina)
15 de septiembre del 2005
Poemas y escritos de Susana Berberián (Candela):
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