I
!Quién pudiera poner en tus manos una flor!
y adornar el candor de tu hermosura
no será nadie, mucho menos seré yo
serán los Ángeles y los Querubines del cielo
porque perteneces a un mundo de ensueño.
II
Ante tu alma pura, toda palabra muere;
eres el comienzo del amor infinito, ya
está escrito, y por siempre ha de quedar,
grabado tu nombre en el corazón de Dios
III
Te recordaré como el aroma
Aroma de jazmines y de rosas
Estelas que no se podrán ver,
Mucho menos coger y tocar