No quiero pensar que el año que se ha ido se ha llevado una parte de mi vida. El peso liviano que hoy siento a la espalda me hace sospechar que, en efecto, así ha sido.

Ahora comprendo porque no pude salir a celebrar el año nuevo con los demás, estaba demasiado preocupada de no ser yo misma, de que el 2003 hubiese volado con los retales del pasado y se hubiese llevado algo importante, algo de lo que nunca tuve conciencia haber perdido...

Siempre tengo esa sensación cuando un año comienza, pensar que el que termina se ha esfumado hacia algún sitio, ha pasado a ser sombra de un espacio que apenas existe, a no ser nada, sólo memoria de un cuerpo roto, aplastado por las exigencias de su propia muerte...

Ahora es el futuro el que acecha, un tiempo que ya está ahí, atravesándome, constituyendo una compleja red de conexiones que me aguardan y que acabarán por deshacer el pasado, diluyéndolo en fragmentos más o menos hermosos que ya sólo se compondrán dentro de mí misma, como acontecimientos aislados de mi personal tejido...

Y de nuevo, me sentaré a esperar lo que resta, dejándome llevar por el monótono consentir de lo que me ha sido impuesto... y estaré dispuesta, una vez más, a que la provisionalidad me aplaste... Puede ser que aún entonces siga de paso, caminando ese rumbo que no sé si he trazado, pero que he elegido, un rumbo que sospechosamente no se tambalea (quizá porque ha sido hilvanado sobre esa estabilidad que siempre me pareció detestable).

Alguien, durante la cena, dijo que éste era un buen momento para hacer balance, yo creo que nunca es buen momento para eso. Los balances acarrean resultados y los resultados siempre tienen que ver con los finales. El año ha terminado, es cierto, pero aún puedo contarlo (no todos tienen esa suerte)... Yo nunca haré balances, no soy de esas... los errores que he cometido no me pesan demasiado.

Los pensamientos se agolpan demasiado deprisa en mis sienes, la estúpida ingesta de alcohol de la cena precipita lo que escribo (es incluso mejor que hablar con alguien)...

Voy a bajar a la calle y tal vez baile bajo algún cielo abovedo y sucio... Nadie notará que no soy yo misma, porque todos habrán dejado algo atrás en este año que se ha ido. Quizá, y a pesar de haber pasado horas frente al espejo, nadie haya sido capaz de reconocerse...