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Esa mañana se despertó exaltada, eufórica, había llegado el día tan esperado, su cumpleaños numero 15, se sentia un lejano aroma de amor y esperanza. La casa toda estaba revolucionada, padres, hermanos, empleados, no tenían respiro, todos estaban abocados a los preparativos, debía ser perfecto para ella, la preferida de papa.
Ella, ansiosa se probaba el vestido una y mil veces, al punto de incomodar a su modista por ser tan detallista. Era un hermoso vestido, audaz, con perlas insertas en el escote que resaltaban el furioso y pasional rojo del mismo.
Maquilladora y peinadora llegaron a su tiempo a realizar los cambiantes caprichos de ella.
La noche se ilumino de estrellas, el salón de esa casa señorial brillaba con todo su esplendor, iluminado por el hermoso destello de luces y felicidad, todo estaba en su lugar, y los músicos interpretaban los primeros temas.
Había comenzado la noche tan anhelada, las luces artificiales se apagaron y tímidamente los empleados comenzaron a encender velas y faroles, ella lo quería así, lo había imaginado así.
Comenzaron a sonar los primeros acordes del vals y ella hizo su aparición, preciosamente arreglada…en su silla de ruedas que con esfuerzo empujaba su hermana.
Maria Alejandra Bustamante (mariaalejandrabustamante@gmail.com)
Enviado el 25 de mayo del 2009
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