Fuiste una luz en la oscuridad de mi vida.
Un lucero que guió mis pasos.
Fuiste la que me enseñó a caminar.
Cuando tambaleaba, me tomabas de la mano y nunca me dejaste caer.
Murió el fantasma que me atormentaba por las noches.
Vos tuviste mucho que ver con eso.
Fuiste una nueva página en mi vida.
Borraste mi pasado, mi presente y formaste mi futuro.
¿Qué puedo yo decirte? ¿qué palabra usaría? ... ¡gracias!
Esa palabra nunca te gustó. Y ahora... ¿qué soy yo en tu vida?
Una estrella que no dejará de iluminarte.
Yo seré tu eterna compañía.
Gustavo Adolfo Ferreira (gustavoadolfoferreira@yahoo.com.ar)
2 de abril del 2005
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