Comerse con la vista al cielo en época de invierno, es un poco triste y abrumador, pero levantarse una mañana y percibir como las alturas hicieron tregua con la tormenta, permitiéndome estar sencillamente, bajo los intensos, hermosos y coloridos rayos solares, que se trasponen bellamente en un cielo despejado de agua condensada. Poder estar acompañado de una pequeña brisa que acaricia suavemente nuestro rostro y mueve de la misma forma nuestros atuendos, es lo que nos da fuerza y alegría para seguir coexistiendo con esta monotonía.
Sebastian Orozco (oro456@hotmail.com)
Mandado el 2 de noviembre del 2006
Relatos breves de Sebastian Orozco:
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