Participación de El principito.
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Pernelle: Las esquirlas desgarran el oro de mi pecho
Fincola: y poco a poco van dejando huellas de espinas
Pernelle: y en lugar de huir espero, sangrando, que me llames
Fincola: y que me digas que aquellas llamas fueron ilusión
Pernelle: y ni abrasada en ellas aprendo a terminar la historia,
Fincola: la historia que una noche eterna nos unió.
Pernelle: Retengo en mis pupilas aquel precioso pálpito.
Fincola: ¿Son las sombras decrépitas de mi fantasía
Pernelle: o la luz que descubre el tiempo de tus días?
Fincola: ¿Son los verdes, azules y rosas de aquel paisaje
Pernelle aroma de tus letras, de tu mirar encajes?
Fincola: La respuesta debe estar en una lengua arcaica y extranjera
Pernelle: o en la realidad que mi corazón ciega.
Fincola: El viento huracanado desgarra la plata de mis manos
Pernelle: y las brisas de mi alba curan las llagas de tus callos.
Fincola: Deja que te toque, simplemente una gota.
Pernelle: No puedo es imposible. Si sobre mí cayera
Fincola: el peso del universo, tal vez pudiera acercarme
Pernelle: y no podrías nunca de mi fin liberarte.
Pernelle: Mi cálculo esta noche sale negativo.
Fincola: pretendía que me amaras esta noche
Elprincipito: y en un coche, se nubla, la realidad en la que vivo.
Pernelle Ruffini ignora números que la vida me otorga.
Fincola: ¿Que ecuación que la razón no resuelve
Elprincipito vuelve a presentarme sentimientos al cubo?
Pernelle: Cristales rojos son mi corazón marchito.
Fincola: Y el azar, tal vez esté escrito
Elprincipito: como escrito está, en el día, el Sol maldito.
Pernelle tu música rompió el rubí de mi pecho
Fincola y salieron ardiendo los que habitan mi aliento
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Pernelle : Mi cálculo esta noche sale negativo.
Fincola: Pretendía que me amaras esta noche
Pernelle: mas tu música rompió el rubí de mi pecho.
Fincola: El reloj que daba las horas esta hueco.
Pernelle: Ruffini ignora números que la vida me otorga.
Fincola: Podría calcular la distancia exacta de tu boca
Pernelle: hacia besos lejanos llevados por las olas.
Fincola: No, no quiero abrazar la soledad de la luna…
Pernelle: pero deja que ella te arrulle con mis horas.
Fincola: Caen las hojas al viento como cae mi esperanza
Pernelle: como agua de rocío revitalizo tu alma;
la boira de mis versos se extiende plana y llana
en una verde alfombra que alumbra tu alborada.
No quiero más pesares en tu luna lejana.
No morirán tus versos en la llama del alma.
La oquedad del reloj es el tiempo que guardas
para el pronto disfrute de unas manos livianas.
Fincola: Pero queda un jazmín en la montaña mas alta
que alcanzaré con sudor si me prestas tu pañuelo
que llevaré colgado al cuello como indicio
de que algún dia quisiste este pobre por amuleto
que te pide con humildad un fugitivo beso
Pernelle: Las sedas de mis labios engalanan tu cuello.
En ocre, azul y verde protegen con denuedo
esa flor blanca y sola que tu espíritu encuentra
en el monte más alto o en la humilde meseta.
Hace tiempo que guardo oculto cual tesoro
un recuerdo muy tuyo en mi celda de oro:
aquel momento mágico de triste luz de luna
que lloraste y me trajo el aire con fortuna
una lágrima tuya que rozó rostro y palma.
La lluvia me la dio y en custodia se guarda.
Fincola; Déjame recorrer con mis manos vagabundas
tu rostro blanco y lechoso como la luna.
el tiempo lo debió inventar un dios bondadoso
para que algún dia alcanzara yo tu torso.
Mas no esperes que lleguen las palabras;
mis rodillas sobre el suelo poso ancladas
pidiéndote clemencia
que tengas algo de paciencia
porque antes que mis palabras llegaran
a tus oídos mis anhelos en formas de algas
y no presumas de que te quiero
porque soy como un pobre perro
que ama cuanto es bello y profundo
como son tus ojos cuando con los míos los alumbro
Pernelle: De antemano sabia que era juego perdido
el amarte y querer que un dia fueras mio.
Vivir con ilusiones y el alma desgarrada
despierta cada dia mi tímida mañana.
No quiero que te esmeres por tenerme contenta
porque amor cada noche pasea por tu puerta
con trajes y peinados y con pieles muy nuevas
de distintos colores y tersuras diversas.
No, no temas que no te exijo nada,
y entiendo que defiendas tu tímida posada
de caballero andante o de juez reposado
y la tranquilidad de tu otoño dorado.
No puedo presumir de aquello que no tengo.
Pero sí puedo darte un candil en tu historia:
y cuando necesites en tímidas nostalgias
o en tormentas inmundas la luz de una esperanza
tu vista alza hacia el fondo del inmenso universo
porque allí, muy remota, yo te sigo queriendo...
Y seré fiel escudo de tus fieras lanzadas...
tu sangre ya acostumbra a limpiarse en mi falda.
Después adiós, hasta otra, un dia volverás
Las rosas de mi historia tu paso esperarán.
Fincola: No te pido que me ames, te pido que ames
y que el universo chorree como fuente.
Eres canal por donde pasa la divina corriente
los ángeles, las rosas, los esqueletos
la muerte no me pertenece, pero sabes
que si soy dueño de mi vida y si me lo permites
seré estrella que guíe tu camino multicolor.
Debes tener en tus manos un jazmín inspirador
porque cuando tomas el verbo mi sangre llora.
Pernelle: ¿Me pides que yo ame? Tus versos son mi vida.
Tus palabras escritas la fuente donde bebo.
Tu rostro es esa luna donde tú te refugias
y donde yo, en la noche, encuentro tu reflejo.
Tus manos sobre el mar envían tu nostalgia
y así en misma orilla recojo tu añoranza.
El aire, cada dia, pasea por tu piel,
recoge de tus rizos, de tu mirar, la espuma
y alienta mis pulmones, mi risa y mi frescura.
Da igual que en tus palabras el odio se recoja,
que el desprecio pasee por tu mirada hosca.
En mí el desprecio choca y encuentra bienestar
y transporta a tu lado total seguridad.
Tu odio es un lamento de soledad obligada
que el crepúsculo arropa con mi amor en tu cama.
Fincola: ¿Me dices que yo odio? Tú eres mi herida
la sal de mar no la cicatriza;
tal vez un verso tuyo pueda ser anestesia
y el tiempo a tu lado me cure, tal vez
tal vez, no tenga remedio este pesar, esta angustia
pero seguro que tu comprenderás
que el amor no es algo tan fácil como un cálculo.
Te frustras por el olvido de un tal Ruffini
pero si él te oyera recitar, cambiaría
las ecuaciones por versos, haría poesía,
la música que igualara tus cantos,
cantos de sirena que vuelcan las estrellas
para vaciarles los bolsillos y encontrar
su arcano escondido que robaron al mar,
una simple y llana de tus palabras rimando
con los rubíes que pintas en la madrugada
Pernelle: Cada dia me pesa como un saco en mi espalda.
Cada ausencia de ti es una llama amarga.
Cada noche sin vida, cada alba sin norte,
mi llanto a cada estrella, su blanca luz corrompe.
Pero yo no deseo que el amor que te guardo
convierta al desamor en alimento amargo.
y así cada alborada sin dirección ni guía
trae canto de los pájaros y muy dulces sonrisas.
El dia que despierta y que con peso pasa
lleva mi sacrificio y mi entrega temprana
a quien de mí precise escucha, o voz muy cálida.
Si la noche está muerta porque a mi lado faltas
tu ausencia en otras luces, se hace más liviana:
en luces de neón, de filósofas cartas
o en luces de la música que tu recuerdo guarda.
En cuanto a las estrellas que su color regalan,
que mi llanto con miedo o con amarga gana
intentan solapar y resguardar con calma,
regalo mis caricias y energías vitales
de arcanas esperanzas y esotéricos aires.
Infinita en el tiempo y esferas siderales
se guardará esta historia en antiguos anales.
escritos misteriosos, invisibles, inciertos...
tu corazón y el mío serán su lacra y sello.
Maria Teresa Aláez Garcia (pernelle@terra.es)
Enviado el 6 de marzo del 2008
Webs:
http://www.e-stories.org/author-details.php?&aut=malae
http://espanol.agonia.net/index.php/author/0024905/index.html
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