Los residuos del alma
hoy delatan mis días
y el pecado inconcluso
abruma mi espíritu.
De las horas herejes
maldije mi orgullo
y del vacío de dogmas
nació la pregunta.
¿Cómo logro escapar
al tormento feroz
que invadió mis arrugas?
E implorándole a Dios
me debato en mis dudas.
La semilla de fe
hoy aún no germina
y me duele en la carne
esta espera dormida.
En el monte de olivos
contemplando la vida
me consuela saber
que Jesús es mí guía.
HUGO F M OTERO (hugootero@LatinMail.com)
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