|
|
|
|
El rincón literario: El cariño de los hijos
|
|
|
Yo era muy feliz en mi pueblo, y mis tierras trabajaba, y tuve que abandonarlas cuando se me murió mi Juana.
Al encontrarme tan solo, ellos al venir de vacaciones mis hijos siempre me reclamaban. ¿Vente papa a la ciudad con nosotros?
¿Veras aquí que bien con tus hijos y tus nietos que bien lo pasas?
Decidí con gran dolor de mi corazón vender mi Hacienda, mi Tractor y también mis vacas, yo se lo repartir todo, que era lo que ellos hacia tiempo que deseaban.
Ya una vez en la Ciudad, a mi aquello me agobiaba, ruido por todas partes y echaba a faltar el silencio de mis campos,y el aire de las mañanas, cuando amanecía el Sol bañándose los jilgueros en la escarcha, que feliz yo era cuando vivía mi Juana, había mucho trabajo, pero a ser feliz nadie me ganaba.
Me trajeron a un acogedor pueblecito de la Costa Catalana, como no conocía a ninguno, a mi nadie me saludaba, y andando por los paseos sin rumbo fijo en mi vida, hiciera frió o calor en los bancos de los yo me sentaba, alli rumiando mis penas, que ya a mi nadie me quitaba, en andar solo por el mundo, sin el cariño de los míos y el recuerdo de mi Juana.
Yo empecé a añorar a mi pueblo, al ver lo que me faltaba, amigos que alli me deje, y vecinos que me respetaban adoraban, y cada día eche a faltar con más intensidad el cariño de mi Juana.
Mis hijos supongo que me querían, era eso es lo que me insinuaban.
¿Pero besos y caricias, esas nunca me llegaban?
Cuando me dejaban solo, de fiesta en fiesta marchaban, esto lo hacían a menudo, y a mi nunca me llevaban. (Aunque por mis nietos supe que otros abuelos si que estaban).
¿Un día me fui al pueblo, y hable con el Cura que mucho me apreciaba?
¿Le conté lo que me pasaba? ¿ como era muy inteligente, me propuso lo siguiente, que le regalara a los pobres todo lo que a pueblo sonaba, mis pantalones de pana, mis camisas sin cuello, mis sombreros, mis mascotas, y hasta mis calcetines de lana que para el invierno, me había hecho mi Juana.
Nos fuimos al Corte Ingles, y alli me vestí con la máxima elegancia Corte fiel, Máximo Dutti, y buenos Calcetines de lana, ampulosas camisas blancas y el azul de la esperanza, deje de pelarme al rape y me deje la melena larga para que mis hijos de mi no se avergonzaran, así que deje de ser pueblerino, y integrarme en la gran Urbe, sin que el campo se me notara, ellos todos asombrados me miraban, sin decirme nada pero observándome en silencio pensando lo que pasaba.
¿Y no es que se lo reproche?, ¿Era su vida y con mi dinero bien que se lo pasaban?, del dinero que les di, compraron pisos y coches, y yo recibí como paga, solo recibí reproches, que cada vez mas, con el tiempo día día se acentuaban.
Te quitan la libertad y solo te dan la cama, el comer cualquier cosa fría porque con las fiestas nunca se acordaban, de que tenían al Abuelo solo estaba en la casa y en la tele poca cosa, solo ver algún programa.
Después de desayunar, les cuento lo que cada día me pasa, me dicen, con gran desenvoltura, tanto las hijas como las nueras vete a la calle, papa que voy a limpiar la casa, y así un día y otro día, y semana tras semana, lloviera hiciera frió o nevara, con resignación yo me marchaba.
Saliendo y deambulando, por esas plazas buscando calor humano por el bonito pueblo donde estaba, alli encontré lo que buscaba, en un hogar para ancianos donde me llamo la atención lo bien como amigos que alli se lo pasaban.
Alli encontré buena gente, hice amigos enseguida, los que me animaron mucho, para rehacer mi vida, pues hacemos excursiones, la partidita al domino al parchy, y a las cartas y a otra cosa llamada petanca (bolas).
Tenemos prensa diaria, y también de vez en cuando, nos dan alguna fiesta, con (Pica Pica) la castañada y turrones, pero cuando vuelvo a casa, me produce escalofríos, pensando que alli me falta, de los que con tanto amor y afán yo crié el cariño de los míos, y a pesar de que me esfuerce y por mucho que yo diga, ya no existen soluciones, para cambiar esta vida que a los que somos mayores, eso es lo que nos espera, al perder facultades.
Ya no hay quien nos quiera, porque somos un estorbo en la casa de cualquiera, por eso os aconsejo, si por desgracia perdéis a vuestra querida esposa y compañera, no le deis vuestros, bienes ni a los hijos ni a las nueras, que por mucho que os ofrezcan, solo ven sus intereses, y a ti acaban repartiéndote, en sus casas por semanas o por meses. Porque todos estos casos, se están dando por millones y por sufrirlo en mis carnes yo os doy mil soluciones la primera y mas sencilla es.
¿Que os busquéis compañera y juntar vuestras pensiones?
¿Y vivir alegres la vida, que en la vida es corta y aprovechar estas ocasiones?
¿Vivir con nuestros amigos, en las mismas situaciones?
¿Que a los mayores nos quieren, mientras a la familia no le demos trabajo ni sinsabores?
¿Y con el tiempo no seamos una carga, para los hijo/as ni para las nueras os lo dice un jubilado, que paso por este amargo trago, en su vida diaria.
La Victoria 20 de Mayo 2010
Poemas de Jose Joaquin Muñoz Castro:
|
|
|
|
|
|
|