En las puertas de la iglesia
Un joven triste lloraba.
De verdad destrozaba,
Ver su trágica apariencia.
Sin pensarlo me le acerque,
Y enseguida le pregunte.
¿Por que era que sufría?
Entonces él me confeso:
“Que había perdido un amor,
Que nunca mas viviría
Para poder ser feliz”
Sintiendo un cruel dolor.
Lo tome en mis brazos,
Lo mire a los ojos.
Se me hizo el corazón pedazos.
Al verme reflejado
Herido y marchitado
Por el tiempo.
Entonces le confesé,
Cuanto a veces duele el amor.
Que yo también
Viví una vez ese dolor.
También le conté,
Que no debe sentir rencor.
Por que es Dios que dictamina
Quien se queda a tu lado
Y no podemos ir por encima
De lo que él a marcado.
Es incluso el Dios mismo
Que nos enseña a querer.
Pero en esta vida,
En ocasiones hay que perder.
El ser que más amamos
Para poderlo entender
Y que comprendamos
Que es Dios el único amor
Que debemos tener.
El nunca se pierde
Solo si lo deseamos.
Por que él nos quiere
Aunque nos olvidemos de él...
José A. Vidal Santiago ("Pelicanito") (jose.vidal@us.army.mil)
19 de agosto del 2005
Poemas de José A. Vidal Santiago:
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