Al rayar la claridad
del principio de mi día
he ido por los caminos
ora lampos, ora umbríos
imbatible ante el Destino
en mi inclemente jornada
He llegado a los abismos
he encumbrado la montaña
me ha acariciado el viento
y un Dios ha guiado mi paso
y siempre en mi pensamiento
como brújula sempiterna
un susurro acariciante
que me hace estremecer
El sonido melodioso
de la voz de una mujer
Y sigo por mi sendero
con mi poema y mi canto
y al ver declinar mi día
escalo ya la montaña
con más denodado anhelo
porque al fundirse mi noche
desde la alta montaña
podré acariciar el cielo.
Anselmo Gonzalez Madrigal (monterrey_glz@hotmail.com)
Enviado el 20 de diciembre del 2010
Escritos de Anselmo Gonzalez Madrigal:
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