Ferrada, Jessica
Fuentes, Paulina2
Dentro de lo que podemos percibir, en relación a los sucesos relatados en el libro “Culturas de Mercado, Rutinas de Vida”, de los autores Lucy Ketterer y Guillermo Davinson; nos llama intensamente la atención la forma como se vive, su organización, como ha sido capaz de sobrevivir con el correr de los años, además de observar como los primeros actores de lo que actualmente se conoce como la “Feria Pinto” (de la ciudad de Temuco, Chile), han mantenido herméticamente esta comunidad, dejando el legado a sus parientes o personas mas cercanas para mantener una especie de “monopolio”, el cual se ha mantenido a lo largo del tiempo; hablamos de parientes de los fundadores, quienes son mayoritariamente lo que conocemos hoy en día como la Feria Pinto.
De acuerdo a un profundo análisis generado por las autoras de este ensayo, abarcaremos determinados puntos que nos llamaron la atención en el texto mencionado anteriormente, los cuales ha grandes rasgos quieren tratar de generar una visión y entender lo que se vive dentro de estas ferias libres, viendo no una simple situación cotidiana, más bien entender esta cultura feriante de la cual somos todos parte, de mayor o menor manera.
En primer lugar haremos mención a la relación existente en la comunidad feriante, la cual en los relatos expuestos en el texto se relaciona con una comunidad con organización, en la cual existe una unión de vecindad y amistad integrada, en donde los caseros comerciantes y compradores interactúan no solo frente al producto, sino a una relación mucho más profunda, la cual abarca una vinculación empática entre los que venden y los que compran, al generar esta relación se crea un enlace entre ellos, lo que hace mantener la conexión recíproca, este punto es por decirlo de alguna forma, una de las bases de lo que es la feria libre, la cual es mantenida gracias a este tipo de interacciones que son fomentadas día a día por los feriantes para poder que su sustento diario de sobre vivencia sea mantenido en el tiempo.
Al ver la forma en como nuestro país crece, nos damos cuenta que las ferias libres son un punto aparte para la visión neoliberal del cual nuestro país se encuentra inserto, sino fuera por la organización y por la unión que tienen los feriantes ya sería historia esto de las ferias, ahora bien, la forma en como es expuesto en el libro, nos da a entender que son mas que simples vecinos comerciantes, son una familia la cual está construida por cada uno de ellos y sin uno, no sería lo que es hasta el momento. Podemos mencionar también la forma en que se ha mantenido esta unión, la cual ha sido de forma monopolista, por decirlo de alguna manera, ya que se ha mantenido con el tiempo. Los fundadores de esta feria, han mantenido a sus familiares en el negocio, y no solo sus familias, las personas que han servido de ayuda en los locales son ahora feriantes, la forma en como era aprendido el negocio, va más allá de estudiar una carrera en determinados años, o hacer un curso de capacitación en determinada área, es una forma de vida. La vida del feriante, es algo que se aprende con los años, desde que se nace hasta que se fallece, es una vida que se pasa de generación en generación la cual no esta plasmada en libros, es una cultura que se encuentra en la calle, y esto es lo que se forja en más de alguno de los relatos del libro que se analiza en este ensayo; es muy difícil encontrar a una persona que nunca haya ido a una feria libre, o que más de alguna vez, le resultará algún tipo de conversación con el vendedor de la feria, es algo de lo cual todos somos parte, pero que no nos damos cuenta.
De alguna manera, los consumidores son en gran parte responsables del mantenimiento de este tipo de comercio, es graciosa la relación que se da cuando pensamos que si bien parte importante del país ocupa el servicio, y también otro tanto son trabajadores de este tipo de oficio, no hayan políticas públicas y sociales que sean realmente contundentes para poder llevar a cabo una democracia acorde de lo que realmente el pueblo quiere, ocupa y de lo que es parte, fomentando mas la forma de incluir grandes empresas e ir desplomando lo poco y nada que queda de estas culturas urbanas, más que gracioso, resulta desagradable y triste pensar que estando en un país democrático hayan este tipo de abusos, en donde solo una parte elitista del país obtiene beneficios y el resto preponderante no pueda acceder como corresponde a los beneficios que según el estado tiene para con la sociedad.
Volviendo a la idea central de lo que resulta ser la génesis de la feria Pinto, viéndolo de forma romántica, se recuerdan aquellas calles que años atrás vieron nacer la feria junto a los que hoy son ancianos, los fundadores de esta cultura urbana, mezclada con los frutos del campo, de producción a menor escala, estas personas que nutren o nutrieron a los que hoy están en cada puesto, sus hijos, sus nietos o en algunos casos la gente que estuvo a su lado aprendiendo del oficio, ayudando participando de esta realidad, es lo que ha llevado a que se forma una comunidad hermética, la cual cuenta, como lo decíamos anteriormente, con un estilo de organización propio, el cual es como una especie de “sobre vivencia del más apto”, en relación a los comerciantes que no son feriantes y que de alguna forma se tratan de ganar la vida honradamente. El monopolio es, como en el relato se muestra, una especie de estrategia para evitar la intrusión de otros personajes ajenos a esta comunidad, como es el caso de las canasteras y los que venden a viva voz por las calles de la avenida Pinto, sin tener un puesto fijo, es decir sin ser feriantes; por un lado es lo que les ha ayudado a mantener esta comunidad que más que esto es una gran familia, el hecho de que se mantenga la unión es debido a que son un organización de años de formación, quienes se conocen desde hace muchas vidas atrás, la relación conlleva a mantenerse cerrados como organización en donde existe la confianza que le hace falta a las grandes empresas o externas para que se puede vivir amenamente esto del ser comerciante, y que sea grato el lugar de trabajo, la cual para los feriantes resulta ser su segundo gran hogar, es un estilo de vida bastante agotador, pero debido a estas formas de interacción, resulta más placentero; al analizar lo mencionado anteriormente, podemos afirmar que una hay una considerable organización por parte de los feriantes, lo que obstaculiza el paso de las personas que quieren ser parte de esta comunidad, pero que también ayuda al mantenimiento de las ferias libres y de los feriantes propiamente tales.
Por otro lado, el sacrificio de las familias que viven de los productos naturales se ve reflejado en la cantidad de hijos de feriantes que desean o han ingresado a la universidad, como escape a la vida marcada por las llagas del trabajo, sus padres no desean que sus hijo pasen por lo que han pasado ellos, pero es inevitable que tengan algún tipo de tendencia en relación a lo que quieran ser en la vida. La mayoría de los hijos de los feriantes pueden encontrar un rechazo a esto de ser comerciante en una feria libre, debido a que saben de que se trata todo el esfuerzo del cual sus padres son protagonistas y ven que pueden haber mejores posibilidades de vida efectuando otro tipo de labores, un factor que influye en las decisiones es la economía, dentro de los mismos feriantes, existen personas más pudientes que otras, lo que ayuda a poder brindar una buena educación a sus hijos, para los que no pueden acceder a estas formas de vida, lamentablemente se ven limitados, viendo como único recurso el seguir siendo parte de la comunidad feriante, en el caso de no haber otra salida, podemos ver también como se personas al ver la labor de los feriantes, se sienten atraídos por este estilo de vida y quieren aprenderlo, socializarlo entenderlo para poder ponerlo en práctica, es lo que le pasa a la mayoría de los ayudantes de feriantes que no son familiares y luego de un tiempo son parte de la comunidad, no es llegar e instalarse con un puesto en la feria, conlleva años para poder ser parte de esta familia.
Podemos percibir mediante los relatos, que las condiciones de trabajo en las cuales están inmersos los feriantes son decadentes, no existe ningún tipo de seguro de cesantía ni menos una pensión para la vejez, cada uno de los feriantes llegada la hora de decidir no seguir trabajando debe seguir aunque no lo quiera para subsistir, hasta la hora de fallecer como se expresa en párrafos anteriores, cada gota de sudor derramada por ancianos y ancianas hace patente lo insignificante que es para el Estado esta labor de antaño, esta cultura separada del mundo globalizado, que posee propias reglas, y que caracteriza cada ciudad y cada pueblo; con ello se nos viene a la mente como esta actividad aun permanece, cada día en nuestra ciudad, pasando por todos los impedimentos posibles, ya sea locomoción (la mayoría de los comerciantes no son de la ciudad de Temuco), horarios agotadores ( desde las 5 a.m. hasta las 6 p.m., sin contar horas de cosechas, y aún menos las labores de la casa y de crianza de sus propios hijos), etc., un montón de trabas que tienen las personas que forman parte de la feria y que aún así siguen en su rubro, volvemos a pensar en las desigualdades que existen en las políticas sociales, en nuestro insolente forma de jubilación para personas que se han esforzado hasta decir basta con el correr de los años, en donde buscan un descanso pero que solo lo encontrarán (quizás) después de fallecer, debido a que no tienen una ley que regule las pensiones de jubilación para que estas sean dignas para estas personas de la tercera edad que solo buscan poder descansar (en vida) de lo desarrollado en la etapa adulta, y poder de alguna forma crear consciencia a nivel social frente a la tercera edad, que esta bastante descuidada tanto por la sociedad como por el estado.
_________________
1 Este ensayo fue desarrollado en el marco de la asignatura Realidad Sociocultural Chilena y Latinoamericana de la Carrera de Servicio Social de la Universidad de La Frontera, y los insumos son parte del análisis del libro,
Culturas de Mercado, rutinas de vida de Guillermo Davinson y Lucy Ketterer, (2006) Temuco: Ediciones Universidad de La Frontera.
2 Alumnas de Trabajo Social, Universidad de la Frontera, Temuco, Chile.
Fuentes bibliográficas
Davinson, Guillermo y Ketterer, Lucy
(2006)
Culturas de Mercado, rutinas de vida, Temuco, Ediciones Universidad de La Frontera.
Paulina Fuentes (geminiana1986@gmail.com)
Enviado el 23 de noviembre del 2006.